Ir a terapia está de moda, ¡y qué buena moda!
Crecí viendo a mi padre lidiar en mundos paralelos. El primero, el suyo propio donde todo estaba desordenado, sucio y estropeado, por tanto, su misión era limpiar, reparar y ordenar todo el tiempo. El segundo, el mundo ‘real’ o el mundo de los demás, donde la suciedad y el desorden eran cosas mundanas. Vivió en una constante lucha entre dos mundos hasta perderse y se perdió para siempre.
Aquello era morir en vida, la ansiedad y la depresión fueron sus constantes vitales. Varios especialistas pasaron por su increíble mente, pero las ‘únicas’ terapias del momento que funcionaban eran las que lo dejaban completamente sedado, y ende, callaban esa extraordinaria cabeza que posiblemente no había encontrado su lugar aquí, en esta sociedad que exige tanto, tan deprisa y en tan poco tiempo.
Por otro lado, estaban lo clichés… ¡ay los clichés…! ¿Un hombre débil? ¿Un hombre que tiene miedo de su propia existencia? ¿Un hombre que llora? No… eso no es posible. Porque de lo que no se habla no existe, tener ansiedad y depresión es de histéricas y esto solo existe en femenino. Han pasado muchos años desde entonces y ahora tenemos la suerte de ver cómo se van rompiendo los tapujos, los estereotipos, los miedos sobre la salud mental. Voy a la psicóloga, acudo a terapia desde hace dos años y sí, es una de las mejores cosas que podría haber hecho en mi vida. A pesar de haber visto toda mi vida la importancia de una buena salud mental caí en las mismas trampas mentales y sociales para no ir, hasta que mi mundo se paró y era o yo o la nada. Pertenezco a una juventud que ha visto mermada su salud mental como característica generacional. La covid-19 solo ha aflorado lo que ya venia sucediendo: la falta de oportunidades, las crisis permanentes en pleno desarrollo del cerebro, la ruptura de los valores del pasado, siendo la juventud de la transición a la posmodernidad, crean un escenario de incertidumbre e inestabilidad emocional.
El pasado 10 de octubre fue el Día mundial de la Salud Mental. Desde el Consell de la Juventut de València rompemos los prejuicios hacia las enfermedades mentales, animamos a la juventud a que asista a terapia porque creemos que una juventud sana creará individuos más comprometidos, más fuertes para construir una sociedad más justa. La ansiedad y la depresión son nuestras grandes compañeras y la gran premisa a recordar siempre es que…¡no estamos solas!
*Victoria López Andrés, vocal de Igualtat del Consell de la Joventut de València (CJV)
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