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“Todas las mujeres del Aquarius han sufrido violencia o explotación sexual”

Amoin Soulemane, matrona de Médicos Sin Fronteras, con una mujer parturienta y su bebé recién nacido en el Aquarius en un viaje de mayo.

Majo Siscar

Más de 80 mujeres, siete de ellas embarazadas viajaban en la flotilla del Aquarius que ha llegado a Valencia. Estas son las cifras que da Amoin Soulemane, matrona de Médicos Sin Fronteras en el barco de rescate, a la espera de que la Generalitat Valenciana dé el lunes las cifras oficiales de filiación.

Al cierre de esta edición, se había concluido el desembarco de 630 personas pero todavía no se había registrado a todo el mundo por lo que las cifras bailaban. De hecho, en algún momento se especuló que habría habido un nacimiento entre las migrantes, algo que MSF desmiente. A Soulemane le tocó atender un parto en el Aquarius pero en un viaje anterior, en mayo.

“Esta vez hemos atendido a más de 80 mujeres y 10 niños pequeños. Las mujeres llegaron mojadas, con fracturas, algunas con quemaduras graves, con muchas cicatrices,... todas han sufrido violencia física, sexual y económica hasta lanzarse al mar”, explica Amoin Soulemane, matrona de Médicos Sin Fronteras que ha viajado en el Aquarius por segunda vez, ya en Valencia.

“Todos han sufrido violencia muy fuerte, hay hombres que incluso también han sido violados, pero en el caso de las mujeres es más grave, les pegan, las violan y si no pueden pagar a los traficantes las obligan a prostituirse, muchas han sido víctimas de explotación sexual en Líbia”, explica Soulemane.

Soulemane se ocupa de las mujeres cuando llegan a bordo. “Llegan muy deprimidas, llorando, necesitan hablar, un abrazo”, explica la comadrona. Así que primero las escucha, les hace una revisión médica y si han tenido alguna falta en la menstruación les hace un test de embarazo. Dice que en este viaje dio la noticia del embarazo a dos mujeres. “Es una situación extraña, pero es una alegría”, reconoce entre risas. A las que ya lo están vigila que sigan bien. Por ejemplo, en esta ocasión tuvo que detener unas contracciones prematuras por estrés.

MSF decía en rueda de prensa que al menos 16 personas presentaban secuelas de violencia sexual, 6 hombres y 10 mujeres. “Es inconcebible lo que sufren en el camino hasta el mar, muchas mujeres han trabajado cinco o seis meses en Líbia y solo les han pagado un mes. Son extorsionadas y antes de llegar, han tenido que pagar extorsiones prácticamente en cada uno de los países que han cruzado”, cuenta conmovida.

“En la ruta, y sobretodo en Libia, los tratan como animales”, continúa. Y explica como uno de los diez niños pequeños que ha atendido dijo que en el barco se dio cuenta que era un ser humano, porque era la primera vez que le trataban bien.

Para Amoin Soulemane, es el segundo viaje en el Aquarius y este ha sido más duro ya que “durante tres o cuatro días estuvimos vagando en el Mediterráneo, sin saber donde ir, se nos complicaba la comida, el agua”, recuerda ahora todavía sin descansar.

“Sorprendía como los niños más chiquitos seguían jugando”

Robert Cuenca, intérprete de árabe que ha apoyado en las tareas de traducción a la llegada se mostraba impactado por su charla con un chico originario de Sudán del Sur que le explicó que antes de llegar al Aquarius había pasado cinco días sin beber una gota de agua. “Su estado todavía era muy débil, había llegado al barco tan deshidratado que tenía que succionar el agua de una gasa”, cuenta este valenciano voluntario para quién es la primera vez que contacta con esta realidad.

Desde Save The Children, Paula Dellaroze también estuvo apoyando a los menores que llegaban a Valencia.

La mayoría son adolescentes, aunque hay niños pequeños desde los tres años, según ha informado MSF. “Sorprendía como los niños más chiquitos seguían jugando mientras hacían los procedimientos de recepción, pese al cansancio y la llegada, solo vi a uno desmoronarse y estallar en llanto al bajar. Los adolescentes en cambio estaban muy callados, como asustados y solo se emocionaban al decirles que podrían llamar a sus familias en sus países de origen al llegar a los alojamientos”, narraba Dellaroze.

Durante la semana se habló de que el Aquarius habría rescatado a más de cien menores que viajaban no acompañados, pero de momento solo hay 33 confirmados. Uno de ellos, explicaba Dellaroze que venía desde Afganistán.

Soulemane lo confirma y espeta: “Imagina todo lo que ha pasado un chaval que va desde Afganistan hasta Líbia. Tenemos que entender que la gente no se embarca porque sí, huye de la violencia, de la guerra, de las hambrunas”.

El presidente de MSF en España, David Noguera se ha pronunciado en la misma dirección y ha hecho un llamamiento al gobierno y a los países europeos para que cambien y coordinen las políticas migratorias y de acogida.

Mientras tanto, ha dicho que por mucho que endurezcan las leyes y criminalicen a los rescatistas como ha pasado en las últimas semanas, ellos van a continuar la labor. “Para nosotros salvar vidas no es un crimen, somos médicos y no vamos a mirar a otro lado. Las 630 personas que han llegado a Valencia hoy, no viajan, huyen”, ha enfatizado en rueda de prensa.

Save The Children por su parte, recuerda que en España ya hay ahora mismo más de 6.000 menores migrantes tutelados por el Estado, y exigen que haya una acogida segura, más esfuerzos para integrarlos en familias de acogida, así como procedimientos legales más amigables y de protección de la infancia.

Las 630 personas que han desembarcado en Valencia han recibido asistencia médica.  Entre ellas se encontraban seis mujeres embarazadas, 123 menores no acompañados y 11 niños pequeños, según Médicos Sin Fronteras. 

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