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“La comisión parlamentaria de 2016 cambió la verdad oficial sobre el accidente de metro”

Rosa Garrote, presidenta de la Asociación de Víctimas del Metro 3 de Julio (AVM3J)

Miguel Giménez

Valencia —

Rosa Garrote perdió a su hermana gemela Maica en el accidente de metro que el 3 de julio de 2006 causó la muerte a 43 personas y heridas a otras 47 al descarrilar un convoy de Metrovalencia entre las estaciones de Plaza de España y Jesús. Entre los heridos se encontraba también su sobrina Violeta, que sobrevivió al siniestro. Rosa es presidenta de la Asociación de Víctimas (AVM3J), una entidad de la que también forman parte sus hermanas Mila y Beatriz, esta última portavoz de la entidad durante varios años.

El pasado martes, la jueza Nieves Molina dictaba un auto de apertura de juicio oral, aunque todavía se desconoce la fecha de celebración del juicio, ¿cómo se sintieron?auto de apertura de juicio oral

Sentimos una gran alegría y una gran satisfacción después de tanto tiempo, porque se van a establecer las responsabilidades de los directivos de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV), que conocían los problemas de la línea, tenían la capacidad para decidir las medidas a adoptar y no las tomaron. Tienen responsabilidad en las 43 muertes y al fin se van a sentar en el banquillo. Es un momento muy dulce.

Más allá de quienes perdieron la vida o se vieron afectados directa o indirectamente por el siniestro, ¿de quién se acuerda en estos momentos?

De la jueza Nieves Molina, que se empecinó en limitar la investigación a la velocidad del convoy; de Marisa Gracia, exgerente de FGV, como máxima responsable de la empresa pública; y de los políticos, por el comportamiento que tuvieron después del accidente, ya que en ningún momento se preguntaron qué había pasado. De todas esas personas que han alargado tanto todo este proceso haciéndonos sufrir sin necesidad.

¿Y cómo definiría brevemente a dos personas, como Francisco Camps o Juan Cotino, que tuvieron responsabilidad en la gestión posterior al suceso?

Como responsables de una gestión indigna.

Y cuando hablamos de la jueza, Nieves Molina...

Si no es por la insistencia de la Fiscalía y los mandatos de la Audiencia Provincial, que obligó a Molina a reabrir el caso hasta en tres ocasiones, nos hubiéramos quedado con el archivo de 2008. Resulta inconcebible ese interés en cerrar la instrucción tan rápido, sin interesarse por el estado de las vías, del vagón, de por qué se alcanza esa velocidad, de si es consecuencia de algún fallo... Es inexplicable y sólo ella sabe por qué actuó así, por qué censura la instrucción cuando nosotros sólo pedíamos que se investigara y no se limitara nada. Entre unos y otros nos han hecho sufrir tantos años...

La lucha mantenida por la asociación de víctimas ha evitado que lo sucedido aquel 3 de julio de 2006 cayera en el olvido.

Sin nuestra tenacidad, la vía política se hubiera cerrado en 2006, con la comisión de investigación impulsada por el PP, y la judicial en 2008 con el primer archivo de la causa, unas conclusiones que en ambos casos coincidían y otorgaban toda la responsabilidad al conductor y a la velocidad. Nadie se cuestionó nada y fuimos los únicos que insistimos. En estos casi trece años se nos ha causado un sufrimiento innecesario por un comportamiento poco digno y poco humano de los políticos y poco profesional de la magistrada.

En toda esta travesía, ¿se han sentido solos?

Al principio sí, pero conforme fue apareciendo nueva información y se fueron conociendo nuevos datos empezamos a sentir el respaldo social. Esos primeros años de lucha sientes frustración, porque intentas comunicar y concienciar a la gente pero sin éxito. Nos concentrábamos todos los meses, cada día 3 -no más de 100 ó 150 personas-, y no teníamos ninguna repercusión. La sociedad había pasado página demasiado fácil y todos tenemos que aprender de esa experiencia para no volver a convertirnos en una sociedad adormecida que se cree todo lo que le dicen. Debemos estar vigilantes como sociedad.

Con el cambio de Gobierno se puso en marcha otra comisión de investigación, esta vez mucho más exhaustiva.

Hubo un compromiso de todos los partidos antes de las elecciones de asumir nuestras reivindicaciones, un compromiso que se plasmó en la nueva comisión en las Corts Valencianes. Fueron más de seis meses en los que salieron a la luz mucha información y muchos datos que no se conocían hasta entonces. Las conclusiones de esa investigación parlamentaria ratificaron lo que nosotros veníamos denunciando, que hubo mala gestión antes y después del accidente. La comisión de 2016 cambió la verdad oficial sobre el accidente de metro, la verdad escrita. Y además dictó unas recomendaciones como la necesidad de un protocolo de atención a las víctimas, de una oficina de atención, de una ley de seguridad ferroviaria, una agencia de seguridad... Eso fue lo que nos llevó a dejar la plaza.

Pero no hubo unanimidad, el PP se mostró en contra del dictamen de la comisión...

Sus críticas de uso partidista de la comisión están fuera de lugar y resulta increíble que sigan defendiendo la gestión que se realizó entonces; que continúen defendiendo que la comisión de 2006 fue correcta. Con lo fácil que era y lo largo que lo han hecho por defender lo indefendible. 

Por último, en su opinión, ¿cuáles son los principales hitos en estos trece años?

A nivel personal, mi mayor alegría fue el 3 de mayo de 2013, cuando se llenó la plaza de la Virgen después de la emisión del programa 'Salvados' de Jordi Évole. En ese momento logramos el objetivo de conseguir el reconocimiento social. Otro momento clave fue la reapertura de la causa judicial en enero de 2014, cuando la Audiencia Provincial obligó a la jueza a reabrir la instrucción. Entonces pensamos que las cosas iban a cambiar, pero no fue así. Y por último, otro hito importante para nosotros fueron las elecciones de mayo de 2015, con la pérdida de la mayoría absoluta del PP, lo que permitió reabrir una investigación real y depurar las responsabilidades políticas.

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