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Un responsable COVID por facultad, mascarilla obligatoria y separación en las aulas marcan el curso universitario

Campus de Tarongers de la Universitat de València

Laura Martínez

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La mascarilla será obligatoria en las aulas y en los espacios comunes de la universidad, donde los alumnos tendrán que guardar una distancia de 1,5 metros mientras se desarrollen las clases. Es la principal modificación del protocolo acordado entre el Ministerio de Universidades, la conselleria homónima y los representantes de los rectores en la reunión para preparar el inicio del curso académico celebrada este martes.

Por mandato del Ministerio de Sanidad, las universidades tendrán que contar con un responsable o coordinador de COVID, encargado de que se cumplan los planes de contingencia y prevención que cada centro deberá elaborar y de ser el lazo de comunicación con Sanidad. Tendrá que haber un coordinador por cada facultad o centro universitario.

Ni el ministerio, ni la conselleria, ni los rectores se han planteado durante el verano una vuelta a las aulas universitarias con presencialidad plena. La consellera Carolina Pascual aboga por el máximo de clases presenciales, aunque su departamento es consciente de que no volverá a realizarse de la misma forma que en cursos anteriores. El protocolo consensuado con los centros públicos prevé que el aforo de las aulas se ocupe al 50% y el alumnado conozca con previsión quién podrá asistir a las clases y quién seguirá la docencia online.

Los asientos a ocupar se dispondrán al tresbolillo, es decir, con un asiento vacío de separación entre las personas de una misma fila y un asiento vacío en las filas anterior y 3 posterior del asiento ocupado. Si en algún momento se sobrepasa el aforo del 50%, se ocuparán de forma preferente los asientos junto a los pasillos. En ningún caso el aforo sobrepasará el 75% de la capacidad de ocupación habitual.

El protocolo sigue un sistema similar al de los grupos burbuja de otros niveles educativos, que busca que, en la medida de lo posible, los grupos de estudiantes permanezcan en su aula de referencia, cambiando lo mínimo. “La organización en grupos estables posibilita el rastreo de contactos en caso de contagio. Si se comparte el uso de un aula, con un grupo durante la mañana y otro grupo durante la tarde, entre ambos grupos se dispondrá del tiempo necesario para limpieza, desinfección y ventilación de las aulas. Para esto puede ser necesario escalonar el horario de las diferentes aulas”, indica el documento.

El protocolo recomienda que cada centro tenga varios espacios reservados para aislar a las personas que presenten síntomas compatibles con la enfermedad, en caso de que estos se presenten durante la jornada. Como en el resto de ámbitos, es recomendable no abandonar el domicilio si la persona tiene síntomas compatibles con el Sars-CoV-19. “Si una persona presenta síntomas leves compatibles con la COVID-19 durante su estancia en las instalaciones universitarias, deberá comunicarlo al profesor si se encuentra en un aula o al servicio de prevención, tras lo cual podrá abandonar el recinto universitario y contactar de manera inmediata con su centro de salud. En caso necesario, como la presencia en la persona de varios síntomas que puedan evidenciar la consideración de caso sospechoso será trasladada a una sala o espacio habilitado previamente donde se procederá a su aislamiento voluntario y en el que permanecerá provista de mascarilla quirúrgica hasta que reciba la asistencia y recomendaciones de los servicios sanitarios. Esta sala contará con ventilación adecuada y con una papelera de pedal con bolsa donde desechar la mascarilla y los pañuelos desechables”.

Pascual ha destacado que se están estudiando “todas las herramientas tecnológicas que podemos utilizar a la hora de hacer ese rastreo, ver cómo se tiene que hacer seguimiento para contener el contagio, en caso de que sea detectado algún positivo”. Las universidades tienen a su disposición fondos procedentes de la Unión Europea en materia educativa, los llamados 'coronabonos', que les permitirán obtener financiación para los gastos extraordinarios derivados de la pandemia. Sobre las prácticas curriculares, los centros explican que están sujetas a la oferta que realicen las empresas o entidades, aunque esperan que se desarrollen con normalidad dentro de las medidas de seguridad.

El alumnado pide a la dirección de los centros educativos que comunique con la máxima brevedad posible los protocolos específicos adoptados en cada centro. A los estudiantes, como reflejó un portavoz en los informativos de À Punt Mèdia, les preocupa el desarrollo de las prácticas curriculares -que son materia obligatoria-, los planes Erasmus y la presencialidad en las aulas.

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