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En un moment en què la lluita contra el canvi climàtic guanya protagonisme, aquest blog pretén aprofundir en el debat sobre el territori i els impactes que suporta. Es tracta d'un espai dedicat a l'anàlisi i la reflexió, en què col·laboraran professionals de diferents disciplines. El territori, la ciutat, el medi ambient i la cultura són els eixos d’un imprescindible debat, amb l'objectiu de lluitar a favor de la salut del planeta i contra les desigualtats socials. 

Ciudades sin rumbo: Turianova y la proliferación de los no-barrios

Barraca rodeada por aparcamientos y zonas verdes desiertas; al fondo, el sector residencial.
15 de octubre de 2025 11:34 h

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En las últimas décadas, han proliferado en nuestras ciudades una serie de desarrollos urbanísticos cuyas características han originado lo que llamamos “no-barrios”: espacios anodinos sin equipamientos básicos necesarios para establecer una autonomía mínima en relación con la ciudad. Su máximo exponente en València, el reciente desarrollo de Turianova.

Encajonados entre dos autovías y el ferrocarril, al sur del hospital La Fe, se alzan unos imponentes edificios con fachadas compuestas por franjas blancas y negras que empiezan a conocerse como 'edificios cebra', no muy distintos de los que surgen en otras grandes ciudades. Amplios y rectos viales los separan entre sí y de unos espacios verdes sobrios y deshumanizados. Del (reciente) pasado agrícola de la zona no queda ni rastro, más allá de una barraca que ha sobrevivido a duras penas por estar catalogada como Bien de Relevancia Local, aunque a su alrededor ya no hay huerta, sino dársenas de aparcamientos.

Durante el día, este “no-barrio” se vacía, al no contar con ninguna actividad económica y haber cumplido su única función de dormitorio en la noche, cuando las carreras ilegales se adueñan de aquellos viales aun sin uso. La situación cambiará con el tiempo, se construirán los bloques residenciales que faltan, abrirán las primeras zonas comerciales y las carreras desaparecerán. De hecho, los vecinos celebraban hace poco la esperada llegada del transporte público tras años de reivindicaciones. Pero Turianova seguirá estando destinado a ser un “no-barrio”, porque es la antítesis de todo cuanto podríamos considerar como barrio.

Y es que, aunque resulta un tanto complicado entre especialistas encontrar una definición única y sencilla de barrio, así como establecer criterios claros para su delimitación, hay que tener presente que un barrio, como concepto, es un constructo social, dotado de elementos básicos que todo el mundo entiende bien: comercio local y equipamientos sociales mínimos. En Turianova no habrá ninguna panadería Carmen o frutería Ana, ni siquiera un bar Pepe, pues su diseño impide cualquier posibilidad de establecer comercios locales. En cambio, sí habrá Mercadonas, McDonald's o Starbucks, a partir de la previsión de grandes superficies exclusivamente comerciales, solo al alcance de potentes cadenas nacionales y multinacionales.

Respecto al espacio público, elemento básico de indispensable carácter urbano y social, Turianova tampoco está diseñado para ser un lugar de esparcimiento o encuentro vecinal. Zonas verdes despersonalizadas (cuya única función real es cumplir con los estándares urbanísticos y rellenar espacios) complementan unas calles sin apenas bancos. Por contra, en el ámbito privado, es decir, dentro de cada comunidad de vecinos, encontramos piscinas y pistas de pádel con carácter de exclusividad.

En cuanto a los servicios públicos, si antes mencionábamos la reciente llegada del transporte colectivo, las instalaciones deportivas y educativas contempladas en el planeamiento ni están ni se les espera, mientras que un centro de salud, biblioteca municipal, comisaría de policía u otros equipamientos ni siquiera están contemplados. Pero sí se espera que arranquen pronto las obras del centro comercial Infinity (el más grande de España) como captador de masas, de toda València, su área metropolitana y más allá. Basta con ver las características del proyecto, que incluye la construcción de un hotel de once plantas, un edificio íntegramente destinado a apartamentos turísticos, instalaciones deportivas privadas, casi 4.000 plazas de aparcamiento y una piscina de olas artificiales, entre otros.

Vías de ferrocarril, una de las barreras que separan Turianova de la ciudad.  

Y aún podríamos hablar de la mixtura social, inexistente en Turianova, donde en una zona encontramos las viviendas de protección pública y en otra las de renta libre (la mayoría), en las que se han instalado quienes han tenido la capacidad económica necesaria (hay que recordar que, pese a todo, se trata de un lugar con rentas relativamente altas). Pero Turianova solo es transitado por sus vecinos, y únicamente cuando el sector comercial esté operativo, dicha parte de este “no-barrio” comenzará a ser frecuentada (masivamente) por foráneos, mientras que el sector residencial continuará careciendo de cualquier tipo de vitalidad e intercambio con el exterior(¿quién va a acudir a un lugar donde no hay nada que merezca su atención?).

Porque en Turianova tampoco hay nada que pueda ser recordado por su originalidad, belleza o historia (más allá de la maltrecha barraca). Ni para el recuerdo o la memoria colectiva, pues el espacio no se ha transformado progresivamente, sino borrando de un plumazo lo preexistente. Los frenéticos tiempos de desarrollo no dan pie a que se vaya construyendo un relato que dote de interés al lugar. No hay una transición desde su pasado agrícola, sino una violenta fractura con el mismo.

Para terminar, y volviendo a la tarea de delimitar barrios, resulta que si esta resulta tan difícil es precisamente porque un barrio es una entidad de estructura y dinámica compleja, que no se improvisa en el corto plazo, que tiene continuidad y unos límites difusos con el resto de los barrios, formando parte de un conjunto mayor: la ciudad. No es una unidad autocontenida ni independiente. Y Turianova no tiene ningún tipo de continuidad con el resto de la ciudad; es una pieza del puzle urbano que no encaja con ninguna de sus otras partes y que, más allá de sus márgenes, genera costes externos al favorecer la dispersión contra la compacidad urbana.

Así, resulta atrevido e incluso triste incluir en la categoría de barrios a desarrollos como Turianova, que ejemplifican cómo el urbanismo neoliberal dicta la evolución de nuestras ciudades, que vagan sin rumbo, sin una estrategia a largo plazo orientada al bienestar de sus habitantes. Y mientras los ciudadanos no intentemos cambiar este marco, seguirán proliferando -ya se anuncian otros nuevos- los “no-barrios” como Turianova. Porque a Turianova la etiqueta de barrio le queda grande. La de urbanización, polígono de viviendas, barriada o pegote urbanístico no.

Sobre este blog

En un moment en què la lluita contra el canvi climàtic guanya protagonisme, aquest blog pretén aprofundir en el debat sobre el territori i els impactes que suporta. Es tracta d'un espai dedicat a l'anàlisi i la reflexió, en què col·laboraran professionals de diferents disciplines. El territori, la ciutat, el medi ambient i la cultura són els eixos d’un imprescindible debat, amb l'objectiu de lluitar a favor de la salut del planeta i contra les desigualtats socials. 

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