Más de 100 tesoros bajo el mar valenciano
Desde restos de embarcaciones romanas hasta submarinos empleados durante la Primera Guerra Mundial conviven en las aguas valencianas. Más de 100 tesoros, según contabiliza el Centro de Arqueología Subacuática, dependiente de la conselleria de Cultura.
¿Qué tienen que tener para considerarse tesoros? Se definen como patrimonio cultural subacuático, según la Convención sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático de París de 2001 si son “rastros de existencia humana que tengan un carácter cultural, histórico o arqueológico, que hayan estado bajo el agua, parcial o totalmente, de forma periódica o continua, por lo menos durante 100 años”.
Actualmente, la provincia de Alicante es la que tiene registrado más patrimonio subacuático, debido, en parte, a que desde la antigüedad las rutas navales han discurrido próximas a las costas alicantinas. Por ello, en la provincia de Alicante son 133 los puntos donde se encuentran restos arqueológicos; en Valencia se localizan 50 y en Castellón, el número se eleva a 74, donde se incluyen las islas Columbretes, paso de gente y naves hacia la desembocadura del Ródano.
Los trabajos de investigación realizados en esta línea se han llevado a cabo en la costa frente al término municipal de Dénia, donde en los últimos 30 años se evidencian el registro arqueológico más numeroso no solo de la provincia de Alicante, sino de toda la Comunitat Valenciana. Esto se debe la larga trayectoria histórica de uso del puerto de Dénia, y refugio natural de las costas alicantinas que posibilitaban el hibernaje para grandes navíos y desde donde partían hacia otros puntos del Mediterráneo, sobre todo hacia Italia siguiendo la ruta de las islas.
Una de estas grandes embarcaciones es el pecio romano de Bou Ferrer, que naufragó en la costa de la Vila Joiosa, transportando un cargamento de 2.500 ánforas de salsas finas de pescado, el 'garum', un producto muy apreciado en la Roma imperial y lingotes de plomo. Se trata del mayor barco romano, actualmente en excavación del mar Mediterráneo que se puede visitar de forma controlada a través de las visitas organizadas del Club Náutico de la Vila Joiosa durante el proceso de excavación.
Otros yacimientos subacuáticos visitables están en proyecto a través del museo y de centros de buceo, como la bahía de Portixol (Xàbia), cumpliendo así con la norma que establece que se podrá contemplar el patrimonio subacuatico 'in situ' con un acceso responsable y no perjudicial, con fines de observación o documentación que favorezca la sensibilización del público a este patrimonio.
Hay yacimientos subacuáticos que se pueden visitar en tierra, con balsas semisumergidas como es la Illeta del Banyets de El Campello, de reducida dimensión, pero con restos de la edad del bronce, asentamientos ibéricos, islámicos y medieval.
La dirección general de Cultura y Patrimonio, consciente de la fragilidad de un patrimonio sumergido, ha trabajado también en la elaboración del inventario del patrimonio arqueológico subacuático de la Primera Guerra Mundial. Se tiene constancia del hundimiento de buques por parte de submarinos alemanes que operaron en aguas de la Comunitat Valenciana: en los alrededores de la isla de Tabarca, entre el cabo de las Huertas de Alicante y la Vila Joiosa y en Canet d'en Berenguer, entre otros.
El patrimonio cultural subacuático no solo se localiza en el mar, también abarca los ríos, lagos y aguas interiores. También en zonas que actualmente están situadas en tierra firme, pero que en algún momento de su devenir histórico estuvieron en un medio acuático. En la Comunitat Valenciana se registran yacimientos arqueológicos en aguas interiores en los Estanys de Almenara, la Albufera de Valencia o las Lagunas de Anna.