De torre mirador sin uso a rocódromo: la rotonda de los 26 millones ultima su reapertura en València

Alcorques sin arbolado y tomados por matorrales, basura acumulada, elementos oxidados y fuentes sin agua repletas de pintadas. Este es el lamentable estado que ha presentado durante años uno de los principales accesos a València, en concreto, la rotonda que conecta la avenida de Catalunya con la autovía V-21 por la que circulan cada día 52.000 vehículos, cuya torre mirador permanece clausurada y abandonada casi desde el momento en que se inauguró.

La situación viene de lejos. Esta infraestructura, ejecutada por el Ministerio de Fomento del Gobierno socialista de Zapatero, tuvo un coste de 26 millones de euros y se inauguró el 19 de junio de 2009.

Desde entonces hasta ahora, ha acumulado problemas de todo tipo, principalmente con los estanques de agua y con la evacuación de las aguas pluviales, lo que ha hecho que el Ayuntamiento se haya negado a recepcionar la infraestructura hasta ahora.

Con el objetivo de solucionar todos los desperfectos y poder recepcionar obra, a lo largo del 2020 se realizaron varias reuniones y visitas intedepartamentales entre el Ayuntamiento y la demarcación de carreteras dependiente del Gobierno.

El pasado mes de junio, por fin se anunció un acuerdo por el cual se plantea la posibilidad de destinar el interior de la redonda principal (7.200 metros cuadrados) a la práctica de deportes urbanos (parkour, danza urbana o patinaje) aprovechando aquello que hay que, sobre todo, son pequeños desniveles y rincones idóneos para esta finalidad. Además, la torre habilitará como rocódromo para la práctica de escalada.

Así pues, en una primera fase, mientras se redacta un proyecto más concreto y se determinan los compromisos mediante convenio entre el ayuntamiento y el ministerio, las actuaciones que ya están desarrollando y que finalizarán a principios de noviembre para poder utilizar la rotonda y evitar un deterioro mayor consisten en el cierre y eliminación de los accesos subterráneos, desmontaje de las pasarelas inferiores de peatones, habilitación de recorridos accesibles, limpieza y eliminación de los riesgos del recinto interior, cierre de agujeros del forjado, trabajos de jardinería de poda, reposición y tierra, anulación de estanques y fuente rectangular, alumbrado eficiente y pasos de peatones semafóricos.

De esta forma, en las próximas semanas se presentará el proyecto definitivo para transformar la la llamada Torre Miramar de 45 metros de altura en un rocódromo. Además, la adecuación de esta infraestructura precisa de una licitación para definir el uso más apropiado, así como su gestión, reparaciones oportunas y mantenimiento en régimen de concesión.