La FDA no recomienda evitar el móvil si llevas desfibrilador o marcapasos

Una persona escribe un mensaje de texto en su teléfono móvil. EFE/Andy Rain/Archivo

Jordi Sabaté

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Será el verano, será el temor, tan infundado como extendido, al electromagnetismo; el caso es que las noticias aparecidas este agosto a raíz de una publicación en la revista médica Heard Rhythm (Ritmo Cardíaco) de un trabajo del departarmento de interferencias electromagnéticas de la Food And Drugs Administration (FDA), tienen un cierto componente de exageración alarmista.

Bajo el título “Las pruebas in vitro revelan lectores de identificación de radiofrecuencia de muestra que inducen interferencias electromagnéticas clínicamente significativas a marcapasos implantables y desfibriladores automáticos implantables”, la publicación revela una serie de pruebas de este departamento, el Centro de Dispositivos y Salud Radiológica (CDRH), dependiente de la FDA.

En la misma se explica que, en pruebas de laboratorio con diferentes lectores de radiofrecuencia RFID, se han detectado interferencias en marcapasos y desfibriladores en función de la frecuencia a la que el lector emite ondas electromagnéticas y la distancia entre los dispositivos de salud y los lectores.

En concreto, durante la exposición a RFID de baja frecuencia se observó una reacción en el 67% de todas las pruebas de marcapasos (distancia máxima 60 cm) y el 47% de todas las pruebas ICD (distancia máxima 40 cm).

Durante la exposición a RFID de alta frecuencia, se observó una reacción en el 6% de todas las pruebas de marcapasos (distancia máxima 22,5 cm) y el 1% de todas las pruebas de ICD (distancia máxima de 7,5 cm).

Tanto para los marcapasos como para los ICD, no se observaron reacciones durante la exposición a RFID de ultra alta frecuencia o RFID de onda continua. Por lo tanto, en las pruebas los marcapasos y los desfibrliladores fueron más susceptibles a los lectores RFID de baja frecuencia.

Como conclusión, los investigadores escriben: “Si bien existen indicios en pruebas in vitro de interferencias en marcapasos implantables y desfibriladores con los lectores RFID de baja y alta frecuencia, la FDA no ha recibido ningún informe de incidentes causados por ningún sistema RFID”. Y añaden: “No creemos que la situación actual revele un riesgo urgente para la salud pública”.

¿De que va todo esto?

Los marcapasos y desfibriladores implantados tienen un modo llamado “Imán”, que los detiene temporalmente. Este modo solo se activa en caso de que la persona vaya a ser sometida a pruebas de resonancia magnética u otros tratamientos médicos que puedan interferir o ser interferidos por los citados dispositivos.

Para activar este modo “Imán” se precisa crear un potente campo magnético de 10G (10 gauss o unidades magnéticas). Pues bien, en sus pruebas los investigadores aseguran que midieron los campos magnéticos que crean algunos de los lectores RFID instalados en móviles y smartwatches, en concreto en sus sistemas de pago, que utilizan lectores de alta y baja frecuencia.

Fueron campos superiores a 10G creados en proximidad para poder transmitir la señal de pago al datáfono, pero que eventualmente podrían activar el modo imán de desfibriladores y marcapasos a distancias inferiores a 15 cm, pero cuyo riesgo desaparece a distancias mayores.

También conviene saber que, a menor frecuencia de emisión de ondas por parte del lector RFID, mayor es la posibilidad de interferencias. Y finalmente, que estas pruebas se realizaron sobre marcapasos y desfibriladores no implantados, por lo que el experimento es poco exportable al no conocer el efecto protector que produce la piel.

Preocupación por el futuro

Seth J Seidman, director de la investigación, explica en una entrevista: “Debido a estos resultados, estamos tomando medidas para proporcionar información a los pacientes y a los proveedores de atención médica para asegurar que son conscientes de los riesgos potenciales y que pueden tomar simples medidas proactivas y preventivas como mantener los aparatos electrónicos de consumo, como ciertos teléfonos móviles y relojes inteligentes, a 15 centímetros de distancia de los dispositivos médicos implantados y no llevar aparatos electrónicos de consumo en un bolsillo sobre el dispositivo médico”.

Da un consejo preventivo, pero en ningún momento emite una recomendación y mucho menos una oficial de la FDA. De hecho, reconoce que “el riesgo para los pacientes es bajo y la agencia no tiene conocimiento de ningún acontecimiento adverso relacionado con este tema en este momento”. 

Aunque sí muestra su preocupación de futuro por la creciente potencia magnética de los lectores RFID que los fabricantes colocan en móviles y relojes inteligentes. Finalmente, ha advertido que “la FDA seguirá vigilando los efectos de los aparatos electrónicos de consumo en el funcionamiento seguro de los dispositivos médicos”.

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