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Dobarro, pianista: ¿Es que no existen compositoras o es que no las conocemos?

La joven compositora gallega afincada en Nueva York Isabel Pérez Dobarro (Santiago de Compostela, 1992) se encuentra en España para ofrecer una serie de conciertos con motivo de la iniciativa impulsada por ella misma, Women in Music, a partir de la cual plantea una reflexión: "¿Es que no existen compositoras o es que no las conocemos?".

EFE

Santiago de Compostela —

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La joven compositora gallega afincada en Nueva York Isabel Pérez Dobarro (Santiago de Compostela, 1992) ha viajado a España para ofrecer una serie de conciertos con motivo de la iniciativa impulsada por ella misma, “Women in Music”, a partir de la cual plantea una reflexión: “¿Es que no existen compositoras o es que no las conocemos?, pues”.

“Existen compositoras maravillosas”, responde enseguida en una entrevista con Efe, en la que explica que éstas se hallan “fuera del canon de lo que se suele estudiar, de lo que se suele trabajar tanto en el conservatorio como fuera”, por lo que se decidió a “hacer algo para solucionarlo”.

Así pues, “Women in Music” es el intento de esta artista gallega de “realizar diálogos culturales a través de la música de mujeres en distintos países”, que hasta el momento ha recorrido lugares como Estados Unidos, Portugal o Escandinavia, donde ha participado en conciertos pensados para visibilizar “la obra de compositoras históricas y contemporáneas”.

Este es el eje de un movimiento que ha motivado su última visita a España y que el próximo 21 de octubre la llevará a interpretar en el Palau de la Música Catalana un repertorio creado a partir del concierto número 7 de Clara Schumann, de la Sinfonía Gaélica de Amy Beach o del Rondó para un Mayorazgo de Teresa Catalá.

Todas estas creaciones musicales esconden detrás la invisibilización secular de la mujer en las artes, desde una Schumann a la que “no se la reconoce como lo que era, una virtuosa del piano y una concertista extraordinaria”, hasta un Barbara Strozzi que, durante el Barroco, fue muy atacada por la “falta de moralidad” que en la sociedad de entonces conllevaba dedicarse a la interpretación musical.

El siguiente paso -advierte- es llevar esta iniciativa al ámbito sinfónico, “porque si ya existe una desigualdad en la programación de las obras de solistas o de música de cámara”, esta todavía es mayor en la música orquestal, donde estudios recientes únicamente atribuyen a compositoras mujeres el 1 % del total de las piezas interpretadas.

“Yo no estoy predicando que se deje de tocar a Bach, o Beethoven, o nada por el estilo”, matiza, sino que estos artistas clásicos convivan con compositoras de su época o posteriores a las que no se les ha prestado la suficiente atención, a pesar de la calidad de su obra.

Estas mujeres, lamenta la pianista, “no están en las programaciones a diario” y son excluidas del canon que se estudia en los conservatorios, lo que equivale a “ahogar todo su trabajo” y a reducir las posibles referencias para las nuevas generaciones de artistas que -apunta-, en función del instrumento que utilicen, encuentran realidades más o menos paritarias.

En este sentido, expone que el piano está desde hace siglos ya asociado a las mujeres, que, por el contrario, encuentran mayores dificultades para abrirse camino en instrumentos de viento-metal o de percusión, así como en estilos modernos como el jazz, carentes de referentes femeninos más allá de las intérpretes vocales.

A pesar de ello, Pérez Dobarro afirma que los conciertos que ha ofrecido reivindicando la obra de las mujeres compositoras han sido recibidos “con sorpresa y alegría” por el público y ha conseguido sumar a su causa a varias instituciones, además de las que la apoyaron desde un primer momento: la Asociación de Mujeres en la Música en España, la New York Women Composers y la orquesta filarmónica de esta ciudad.

“En un principio fueron simplemente ellas y el proyecto se veía como algo curioso, pero realmente yo creo que no se le daba la importancia que se le ha dado después del movimiento Me Too y después de que llevemos años empujando”, manifiesta, antes de apreciar que, con el tiempo, se ha ido incrementando la presencia de compositoras en los programas.

“Contribuimos un poquito a esta visibilización de las mujeres”, sostiene, contenta, la joven gallega, que insiste en que el “siguiente paso” es llevar su campaña “al ámbito de la música sinfónica, porque realmente es donde está el gran repertorio” y las mayores audiencias.

Preguntada por si le preocupa que la atención que se presta a sus reivindicaciones puede ser algo puntual o una cuestión de moda, contesta que “ojalá no quede en algo meramente anecdótico” todo el trabajo y de verdad cambien los programas musicales, pero que, en cualquier caso, cualquier apoyo es bienvenido a la causa.

“Al fin y al cabo están visibilizando y están haciendo una acción positiva”, agrega, para concluir que su objetivo a corto y medio plazo es seguir con esta campaña de “dar a conocer estas obras” hasta que se incorporen de forma habitual a los repertorios orquestales de todo el mundo.

Javier Ramos

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