Javier Jaén: cómo crear una imagen que lo diga (casi) todo y llegar a ilustrar para The New Yorker o Time
La mirada de Javier Jaén (Barcelona, 1983) se puede degustar en los más de cien carteles que ha creado para el Centro Dramático Nacional o en las ilustraciones que diseña para The New York Times, The New Yorker, The Washington Post, Time o National Geographic, donde plasma su particular búsqueda de la esencia de las ideas mediante un pensamiento lateral llevado al extremo. Una deconstrucción del concepto que podría denominarse alquimia audiovisual.
Jaén es uno de los más reconocidos y subversivos comunicadores gráficos del territorio nacional y acaba de recoger en un libro –Greetings from Javier Jaén Studio (Counter-Print Books, 2020)– gran parte de sus múltiples creaciones artísticas y, por primera vez, publica textos sobre su vida personal y profesional. “Siempre me ha gustado la idea de trabajar sin un estilo gráfico concreto porque considero que me hace más libre el no tenerlo y poder empezar cada proyecto desde cero (...) Sí que me interesa la voz y la línea de pensamiento que, en ese sentido, sí que es más o menos estable porque es honesta”, comenta Jaén desde su estudio de Barcelona. “La publicación del libro me sirve como una reflexión para ver a dónde voy, lo que he hecho y qué quiero hacer”.
Jaén se considera “permeable”, “poliédrico” y más que como diseñador e ilustrador se ve más como “traductor” de conceptos e historias en imágenes. “La motivación nunca es la de sorprender”, confiesa, sino “tratar de explicar algo de la manera más estimulante y concreta posible”. Jaén crea comunicación en todas sus vertientes analógicas y digitales, manuales y virtuales, escritas y visuales. “Me interesa más el contenido que la forma, crear contenido estimulante, ya sea gráfica o conceptualmente. Hay que intentar evitar la polución visual y el ruido. Habitualmente trabajo con las herramientas propias del lenguaje gráfico, pero estoy abierto a cualquier forma de comunicación”.
Crítica, sarcasmo y comedia
Cuando Jaén tenía cuatro años vio por primera vez la portada del álbum Wish You Were Here (EMI, 1975) de Pink Floyd, lo que recuerda como “el primer puñetazo visual”. Javier acaba de compartir en sus redes sociales su estreno en el mundo de la música mediante la imagen del primer single del nuevo disco de Love of Lesbian. “Creo que en los discos entendemos muy bien que la imagen está traduciendo la música. Vamos a contar el mismo sentimiento, el mismo universo, el mismo clima que lo vamos a hacer con un saxofón o con un violonchelo; de una forma no racional, sino más emocional”.
En 2019, Jaén trabajó en la comunicación del festival de música clásica de Bilbao. Tras dos ideas que no gustaron “en absoluto” al cliente y a raíz de la pregunta “¿cómo viaja la música?”, creó un cartel en el cual se puede divisar al surrealista que habita su mente. Jaén diseñó digitalmente maletas de violonchelo y jugó con la forma antropomórfica de estas. El resultado fue un cartel con dos fundas de violonchelo con aspecto, pose y actitud humana, que algo recuerdan a la obra maestra Couple aux têtes pleines de nuages (1937) del pintor Salvador Dalí. Javier Jaén aclara que el motivo de hacer el diseño de manera digital y no comprar las fundas del instrumento parte de buscar “qué es lo que funciona para cada caso”. Jaén quiso generar un “cortocircuito” pues “para hablar de música clásica, utilizaríamos lo último en tecnología”.
Varias de sus creaciones tienen latente la crítica, el sarcasmo y la comedia. “El humor siempre me ha ayudado (...) pero no es un ingrediente que añado cuando estoy haciendo una imagen. No es como un laboratorio donde digo ‘faltan tres pizcas de ironía y dos gramos de sarcasmo’, pero, sin duda, es algo que me interesa”, bromea Jaén mientras muestra algunos de los diferentes objetos que han dado imagen a tantos periódicos, revistas, libros y festivales.
Uno de los iconos más extendidos del trabajo de Javier es la “Cafuertera”, una cafetera cuyas asas parecen brazos musculosos. Un objeto animado que llegó a conquistar al mismísimo director de cine David Lynch (Montana, 1946). Lynch, amante del café y del arte dadá, conoció la obra de Jaén. El equipo de Lynch le encargó a Jaén varios trabajos relacionados con el veinte aniversario de la serie Twin Peaks (David Lynch, 1990), que se celebró en Londres. Jaén creó una taza, una camiseta y un cartel basándose en la serie estadounidense de los noventa.
“La parte más rica para mí, no es trabajar con Estados Unidos como país, sino con medios que entiendan que la imagen y el texto tienen que ser trabajados con el mismo rigor”, defiende el diseñador, que añade que la imagen es un “elemento narrativo complejo”, que se merece tanto tiempo de trabajo y debate como la búsqueda del titular perfecto.
No hay fronteras en el papel
Más allá de los trabajos por encargo, Jaén también refleja su pensamiento crítico en sus proyectos personales. Un ejemplo de su obra de autor fue su acción Patrias de Nailon, realizada en las Fallas de Valencia de 2016. Jaén fabricó una gran bandera blanca sobre la que proyectó las banderas de todos los países del mundo e imágenes que mostraban problemáticas geopolíticas como las guerras o la mal llamada crisis de los refugiados.
Todo esto al son del último movimiento de la Sinfonía nº 9 de Beethoven. En el crescendo, prendió fuego a su falla y a los “límites autoimpuestos” que esta representaba. “Las fronteras son una invención humana. Las podemos cambiar cuando queramos y como queramos. El ser humano puede imaginar colectivamente. Estados, leyes, religiones, dinero... La imaginación puede ser realmente poderosa”, opina Jaén.
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