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“Escribo novelas porque quiero lectores con ojeras que no puedan parar de leer”

Marcos Chicot durante la entrevista. Foto: Ana Muñiz de la Oliva.

Francesc Miró

  • Después de batir récords de ventas en Amazon, el escritor y psicólogo ha conseguido ser finalista del Premio Planeta 2016 con la novela El asesinato de Sócrates

Casi 800 páginas de guerras, intrigas y amoríos en la Grecia del año 437 a.C. pueden parecer demasiado hasta para un lector avezado. Es difícil negar que el volumen a veces impone más que el contenido, pero hay escritores que tienen claro que hay que acatar las normas que se autoimponen. Si no se toman en serio a sí mismos tampoco lo hará el lector.

Las normas de Marcos Chicot (Madrid, 1971) son bastante simples: que todos sus relatos estén documentados en una realidad rigurosamente representada, y que los componentes de ficción sean acordes a esta. Es decir, que el rigor histórico no se tenga que bregar con la novela ágil.

Parece que el escritor y psicólogo madrileño se ha batido el cobre en este sentido: El asesinato de Pitágoras sigue siendo, a día de hoy, el eBook español más vendido del mundo en Amazon. La Hermandad, un spin-off  literario de aquella, va camino de romper algún otro récord. Acumula en su estantería galardones como el Premio de Novela Francisco Umbral o el Premio Rotary Internacional de Novela entre otros. Ahora además, ha conseguido el título de finalista del Premio Planeta con su novela El asesinato de Sócrates. De hecho, no es la primera vez que se presenta: este año ha quedado segundo, pero en su último intento quedó cuarto, que no es poco. 

Aunque lo de romper récords es algo habitual en él, con su última novela no tiene fácil repetir la jugada. No es el mismo lector el que lee en su Kindle que el que lo hace en papel. Ni funciona igual vender una novela a cuatro euros, el precio con el que se hizo popular El asesinato de Pitágoras, que hacerlo con un contrato con Planeta que vende sus libros a 22. El reto, defiende, no es tanto el de conseguir hacer números como el de conquistar al lector. Si consigues que el boca a boca te haga caso, el resto no importa.

Primero consigue quedar cuarto en el Planeta, luego bate récords en Amazon con la misma novela, y ahora finalista con otra de nombre parecido... ¿Cómo ha vivido el éxito sobrevenido?

Pues muy bien, qué te voy a decir. Con empeño y con trabajo que es como se consigue todo. El asesinato de Pitágoras fue una novela dificilísima y un cambio radical en mi vida, pero puse un empeño brutal en que aquello funcionase. Después de quedar el cuarto en el Premio Planeta, se convirtió en el eBook más leído en español y finalmente llegó al papel con bastante éxito en España e Italia.

¿Cómo ha escrito El asesinato de Sócrates si sigue aún metido en la promoción de sus anteriores novelas?El asesinato de Sócrates

Pues en la misma línea: trabajando todas las horas que tengo para ello. Conseguir dar forma a El asesinato de Sócrates también ha sido muy difícil porque recrear la Grecia Clásica en el momento de su máximo esplendor requiere mucha documentación. Precisamente para que el lector luego no tenga que hacer ningún esfuerzo: es una premisa que tengo, quiero escribir novelas ligeras y fluidas, quiero lectores con ojeras porque no pueden parar de leer. Las series de televisión son una referencia clave aunque la novela transcurra en la Grecia Clásica. En las series el ritmo es fundamental, por eso estructuro la narración en capítulos cortos que alternan muchas tramas, para que el lector siempre quiera saber más. Para que necesite seguir leyendo.

Uno de los problemas de la novela histórica es que corre el peligro de retrasar la narración en pos de una fidedigna recreación. ¿Se ha visto con ese problema?

Intento que la recreación histórica sea un valor añadido, pero es una característica secundaria. Muchas veces me preguntan cómo llamaría a lo que hago: novela histórica, thriller de época, aventuras... yo no lo llamaría de ninguna manera. Eso que lo hagan los libreros que necesitan ponerlo en una estantería u otra. Lo que yo quiero es que sea una novela entretenida y además interesante.

Combinar las dos cosas ha sido difícil en El asesinato de Sócrates: debía convertir muchísima documentación en un relato riguroso, sin errores históricos pero ágil. En el fondo mi método consiste en esforzarme al máximo yo para que luego los lectores no tengan que esforzarse.

Durante la etapa de documentación, se puede dar el caso de que la investigación requiera más de labor de síntesis que de estudio. ¿Ha vivido este proceso de manera distinta entre los asesinatos de Pitágoras y de Sócrates?

De Pitágoras había una decena de libros de absoluta referencia, pero de Sócrates hay miles. Además, en el primero hablo de una colonia de la Magna Grecia en la que no había un gran esplendor cultural y de la que se sabía poco. Es decir que tenía mayor libertad para recrear la comunidad. En cambio aquí estoy hablando; no ya Atenas en su máximo esplendor sino de toda Grecia. Pero tengo un mandamiento: yo no quería un decorado para los hechos de la novela, yo lo que quería era que Grecia fuera un personaje y  mostrar todas sus facetas. Su psicología.

Quiero decir, como lector vas a participar en los Juegos Olímpicos de la antigüedad, vas a visitar el Oráculo de Delfos, vas a ir al teatro, vas a combatir en una falange e intentar pinchar a tu enemigo... vas a ver el Partenón pero no como lo ves ahora sino como era en el momento de su construcción. Quiero que sientas que estás ahí y que aproveches el privilegio de ver lo que hacían los protagonistas de aquella época. Como se comportaban y se relacionaban entre sí.

Partiendo de esa documentación podríamos decir que las novelas históricas modernas juegan mucho con la línea que separa ficción de realidad. ¿Cómo se articula el límite para no faltar a la verdad?

Siempre tienes las dos cosas y debes combinarlas como puedas. En mi caso dejo claro mi posición respecto a eso con una nota al principio de la novela que dice algo así: “Los personajes y hechos son reales y han sido recreados de acuerdo a la documentación disponible sobre la Época Clásica. La trama contiene un hilo de ficción, cuyos elementos han sido elaborados en concordancia con las fuentes históricas. Todo lo que se narra ocurrió o pudo haber ocurrido tal como se relata”.

¿Qué quiero decir con esto? Pues que no lo conocemos todo, pero lo conocido debe estar rigurosamente representado. Y lo que desconocemos hay que escenificarlo de una forma plausible. Aparte tenemos personajes e hilos de ficción, pero para mí es muy importante que el lector le quede claro que además de entretenerse ha aprendido algo. Porque en cuanto a los hechos históricos no me he concedido ni la más mínima licencia literaria al respecto. Hay muchos autores que lo hacen y me parece lícito, pero yo no. Yo quiero que mi recreación sea absolutamente rigurosa porque creo que es el valor añadido de la novela.

¿Puede volverse en su contra? ¿No le ha limitado en algún momento el hecho de ser tan absolutamente riguroso con la realidad y no dejarse llevar?

Pues la verdad es que no. Hay hechos en la novela que parecen absolutamente fantásticos. También hay intrigas y traiciones que son muy novelescas pero que no por eso son menos ciertas. Ocurrió como lo cuento. Hay un personaje, Alcibíades, que lo que va haciendo cuesta de creer por lo increíble que resulta. Se convierte en líder en Atenas, en Esparta, en Persia traicionando a unos y a otros y el lector se pregunta, “¿Pero cómo es posible que admirasen a alguien así?”, pues porque Alcibíades tenía un carisma infinito y lo que narro en la novela sobre él es rigurosamente cierto.

Por mera semejanza verbal El asesinato de Pitágoras y El asesinato de Sócrates parecen tener bastante en común. ¿Hasta qué punto has cambiado de registro o has repetido lo que funcionó en el primero?El asesinato de PitágorasEl asesinato de Sócrates

Pues básicamente he intentado dejar lo que funcionó y extirpar lo que no. Aquella novela consiguió lo mismo que quería para esta: gustar a un perfil muy amplio de lector, a chavales de trece años y a señores de noventa. Y también quería que le gustara a gente de cualquier formación. No tiene que atraerte, a priori, ni la historia, ni la ciencia, ni la folisofía para leer mis novelas... la única premisa clara era que fuese entretenida.

En ese sentido he utilizado los mismos elementos: es una novela que empieza con un enigma y tiene un elemento de intriga presente en toda la historia, pero que se ramifica. Aparecen el romance, el género bélico, el thriller... básicamente son las cosas que me gustan como lector. Escribo la novela que me gustaría leer.

Respecto a la semejanza de los títulos... ambos son metáforas. Lo que quiero es resucitar a Pitágoras y a Sócrates, no matarles. Pero si fuera sólo contar un asesinato, el título sería un spoiler. ¿No? También tengo que decir que la palabra “asesinato” es una palabra muy fuerte pero que daba el contraste con algo que puede resultar menos atractivo como es “Pitágoras” o “Sócrates”. Me daba bastante miedo poner los nombres porque la gente pensará “esto es una novela histórica de un filósofo, menudo coñazo”. Tenía el reto de enfrentarme a esa reticencia inicial.

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