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Silbando 'La balada del Norte'

Portada de La balada del norte (Astiberri 2015)

Carmen López / Carmen López

Barcelona —

La lucha minera existe en Asturias casi desde que se empezaron a explotar los yacimientos de carbón de las cuencas como consecuencia de las penosas condiciones laborales y la pobreza de las comunidades. La revolución de octubre de 1934, planeada en la profundidad de los valles con la unión de socialistas, comunistas y anarquistas, se convirtió en el primer hito histórico del movimiento minero. Aún a día de hoy, en el ámbito político sigue suscitando opiniones encontradas entre la izquierda, que la encomia, y la derecha, que la criminaliza.

El ilustrador e historietista Alfonso Zapico narra en su última obra La balada del Norte (Astiberri, 2015) los hechos históricos ocurridos durante aquel mes que pasaría a la historia por ser la fecha de la última revolución obrera de Occidente. Ganador del Premio Nacional de Cómic 2012 por su libro Dublinés, el autor regresa a su tierra natal [actualmente reside en Angulema, Francia] para evocar aquel levantamiento obrero: “Los libros que había hecho antes como Dublinés o Café Budapest tenían un trasfondo histórico pero de lugares y personajes muy lejanos. Así que pensé que sería interesante volver a Asturias desde esta historia que tiene una parte épica, trágica”.

Su relato comienza en los previos al levantamiento, que sirve como telón de fondo de una historia de amor imposible: el del señorito Tristán y la sirvienta Isolina. “Esa es la ficción, es más novela clásica del XIX, muy increíble y que no tiene nada que ver con la realidad porque creo que algo así difícilmente hubiese podido pasar. Es un recurso narrativo para mezclar esos dos personajes que vienen de mundos diferentes, para que se conozcan y hablen.”

El proceso de documentación para contar la no-ficción del libro de la manera más fiel posible fue concienzudo. Zapico comenzó con este trabajo hace tres años y durante mucho tiempo estuvo leyendo, recopilando fotografías y hablando con la gente de los escenarios en los que había tenido lugar la historia: “Sigue habiendo mucha polémica con el tema: hay gente que te habla a favor, otra en contra... cada uno cuenta su propia versión como le interesa. Para mí lo más interesante son las pequeñas anécdotas. Hay personas y diálogos reales, los saqué de conversaciones con la gente de la cuenca, con mineros que vivieron siempre allí y que conocen bien ese mundo y esa forma de vida”.

Curiosamente, el inicio y el final del libro coinciden con dos hechos clave en la historia reciente de la minería. Empezó en 2012, el año de la última huelga minera y se publicó en marzo de este año, justo cuando el escándalo de Fernández Villa, exdirigente del sindicato minero SOMA-UGT y uno de los personajes míticos del sector, está en plena ebullición. “Llega casi en el momento perfecto, que es justo el peor. En plena campaña electoral, cuando además el sindicato minero en Asturias está muy denigrado y la gente está muy baja de ánimo en las cuencas mineras. Hay un ambiente general de tristeza. Precisamente creo que en Asturias lo está leyendo tanta gente, porque recupera parte de la identidad propia que nos hacía falta ahora que tenemos la autoestima tan baja”. Astiberri está preparando ya la segunda edición el libro que, en realidad, sólo es el primer volumen de la historia: para saber cómo continúa habrá que esperar hasta finales de 2016 aproximadamente.

La cultura como testigo histórico

La cultura como testigo históricoEsa reivindicación de la identidad propia relacionada con el movimiento minero mencionada por Zapico ha inspirado numerosas obras culturales. Y en ellas se refleja siempre, de una manera u otra, su omnipresente estado de lucha comunitario. Curiosamente, una de las primeras películas rodadas por una productora asturiana cuenta una historia parecida a la de La balada del norte.

Rodada en 1928 y dirigida por Juan Díaz Quesada, Mieres del camino es una película muda cuyos personajes son Pepina, hija de don Gaspar y Pinón, un minero “pobre pero honrado”. Lo más interesante de la historia, más allá de la trama romántica, es el carácter propagandístico del filme [“La industria más grande del mundo, el orgullo de España”] y sorprendentemente premonitorio. En uno de los diálogos el personaje de Gaspar, quejándose del consumo de carbón extranjero en la nación, exclama: “No saben muerta la industria del carbón, puede llegar el día que ellos perezcan también”.

Otras películas como Pídele cuentas al rey (1999) reflejaron desde la ficción los problemas de la reconversión industrial de la minería y de los trabajadores, incluidas las jugosas (y famosas) prejubilaciones y los tejemanejes político-sindicales que ya se rumoreaban a pie de calle y que aún tardarían dos décadas en salir a la luz oficialmente. Pocos años después, en 2002, se estrenó Carne de gallina, con guión de Maxi Rodríguez y Javier Maqua, también director. En clave de humor, cuenta la historia de una familia asturiana que intenta ocultar la muerte del abuelo, minero jubilado, durante un fin de semana para poder cobrar su paga y un préstamo que había solicitado a su nombre.

Una comedia también sirve para contar la realidad, en este caso la de una comunidad en la que las familias con casi todos sus miembros en paro viven de la jubilación de los mayores. La película se ha convertido ahora en una obra de teatro, dirigida por el propio Rodríguez y que, después de recibir 7 nominaciones en la decimoctava edición de los premios Max de las artes escénicas 2015, es finalista en la categoría de Mejor producción privada de artes escénicas.  

Poco a poco los problemas del sector fueron agravándose hasta que en el verano de 2012, con un recorte del 63% en las subvenciones estatales que hacían inviable el plan del carbón firmado por Gobierno y sindicatos hasta el 2016, estalló de nuevo la huelga. Todos los acontecimientos ocurridos durante aquellos dos meses (paros de carretera, enfrentamientos con la policía, encierros en los pozos y la marcha a Madrid) se registraron primero en el libro #resistencia minera del fotógrafo Javier Bauluz y Marcos M. Merino y después en el documental ReMine, estrenado a principios de 2015.

En esta entrevista Merino explicaba que, para él, la manera de luchar de los mineros: “Es imposible que se convierta en una protesta de otro estilo. Estamos hablando de un movimiento centenario que se traslada de padres a hijos”. Con la incertidumbre acerca de lo que acabará saliendo de los recientes escándalos [que empiezan por Villa pero siguen por los presuntos chanchullos de José Antonio Postigo, ex-presidente de Montepío o el nepotismo desatado en instituciones como Fucomi] y el futuro de las comunidades de las cuencas mineras, la cultura vuelve de nuevo para recordar el origen de todo, esta vez silbando La balada del Norte.

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