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La Policía desaloja a las víctimas del aceite de colza que amenazaban con retransmitir su suicidio desde el Prado

"Las Meninas" de Velázquez. EFE/Ballesteros/ Archivo

David Noriega

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Un grupo de enfermos por el aceite de colza se ha encerrado este martes en el Museo del Prado frente a Las Meninas, el cuadro de Velazquez, reclamando una reunión urgente con el presidente del Gobierno. Alrededor de una hora más tarde, en torno a las 12 de la mañana, la Policía ha conseguido sacar a estas seis personas de la sala. Previamente, la sala había sido desalojada de visitantes tras detectar la presencia de la protesta, como indica el protocolo, según ha podido saber elDiario.es.

En un comunicado emitido por la Plataforma Síndrome Tóxico, el grupo amenazaba al Gobierno con ingerir pastillas en directo desde el museo hasta ejecutar “el descanso eterno”. La elección del Prado responde a que es la “institución cultural más importante de España” y a un acto de agradecimiento a la cultura, en sus palabras, por ayudarles a no rendirse.

Durante el desalojo se han vivido momentos de tensión cuando una de las afectadas ha amenazado con tomarse las pastillas. Los agentes se han llevado detenida a esta persona a la comisaría de Retiro y otra se ha ofrecido a acompañarla, informan fuentes del museo. Una tercera se ha sentido indispuesta.

Otros 20 afectados se han congregado a las afueras del museo mientras se producía la protesta en el interior. Estas personas han llegado desde varias localidades de la Comunidad de Madrid, como Móstoles y Fuenlabrada, pero también de otros puntos de la geografía española como Salamanca, para reclamar la atención del Gobierno. “Somos víctimas” reivindican. “Después de 40 años envenenados cada vez vivimos más abandonados”, ha denunciado María García, una de las portavoces. La primera en dar la noticia ha sido la Cadena Ser, que ha compartido en sus redes la foto del encierro.

“Pasadas seis horas desde el inicio de nuestra presencia aquí, comenzaremos con la ingesta de pastillas. Recordar que además estamos en ayunas. Tenemos las pastillas necesarias para llegar al descanso que no nos ofrecen ustedes”, dicen en el texto en el que apelan directamente al presidente del Gobierno. “Coincidió que a este museo El Guernica llegaba en 1981, justo cuando nosotros éramos envenenados”, expresan. Para ellos, el Prado es “emblema mundial de orgullo y visibilidad, y nosotros también queremos visibilidad mundial”.

La del aceite de colza es la mayor intoxicación alimentaria de la historia reciente de España. El 27 de abril de 1981 falleció la primera persona de lo que se conoció como síndrome tóxico, que afectó a más de 25.000 y causó alrededor de 300 muertos. Esta última cifra es la que consta como oficial, pero las defunciones denunciadas superan las 800 y otras estimaciones ascienden hasta los 3.000 decesos.

“Víctimas de tercera”

Flanqueado por su mujer, en su silla de ruedas y visiblemente emocionado, Miguel Ángel Sánchez ha atendido a los medios tras salir del museo del Prado donde se había encerrado en la sala de las Meninas para exigir una “reunión con el presidente del Gobierno”. “Es tan solidario con otras víctimas, pero a las víctimas del síndrome cólcico no nos contesta a los emails y ni nos devuelve las cartas”, ha denunciado. “Somos víctimas de tercera, no servimos para nada. Nos contestan que ya hemos cobrado mucho dinero”, lamenta en alusión a unas indemnizaciones que cobrar hace casi 40 años, “con la solidaridad que había en aquella época”, y que no cubren las necesidades de toda una vida de grandes dependientes.

“A mí me han servido para hacerme una cosa y un coche adaptado, poder vivir un poco mejor y para tratamientos que necesito y no cubre la seguridad social y muchas otras cosas. Y luego tengo que vivir con un subsidio aprobado en 1981”, denuncia. Además, explica que como el subsidio se va revisando, “si mi hijo trabaja, no lo cobro”, o que, como no ha podido trabajar, su mujer, que se dedica a atenderle, no podrá acceder a una pensión de viudedad digna si él fallece.

Sánchez ha explicado que iban preparados para ingerir las pastillas que llevaban y que una de las afectadas que se había encerrado en la sala junto a él trató de hacerlo cuando fueron desalojados. “Se las han quitado y se las han tirado. Intentan evitar lo que íbamos a hacer”, indica. No obstante, ha señalado que todos los afectados han sido bien tratados por el personal del museo. “Se han portado muy bien con nosotros, pero supongo que tendrían orden de quien fuera de que teníamos que salir sí o sí”.

La plataforma calcula que hay actualmente en España entre 17.000 y 20.000 víctimas vivas del aceite de colza y unas 5.000 fallecidas. “Mi madre falleció cuando yo necesitaba sus cuidados”, lamenta Sánchez, que enfermó con 12 años y a quienes los médicos desahuciaron entonces. “Me mandaron a casa y le dijeron a mi padre que iba a morir como su mujer”, relata.

Los afectados denuncia un calvario administrativo para sus reclamaciones, de uno a otro ministerio, de una a otra ventanilla y, cuando cambia el Gobierno, vuelta a empezar. “Yo no tengo esperanza en los políticos, me han pasado su mano por la chepa muchas veces. He estado en el Congreso y saben nuestra situación”, indica al ser preguntado por si espera una llamada del Gobierno.

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