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Cruz Roja pide a 6.000 migrantes acogidos en Gran Canaria que se encierren 48 horas por el acoso xenófobo

Vecinos de Mogán insultan a migrantes alojados en hoteles

Gabriela Sánchez

Las Palmas de Gran Canaria —

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Tres furgones de la Guardia Civil y dos coches de la Policía Local bloqueaban durante la tarde de este sábado la entrada de uno de los hoteles que alberga de emergencia a cientos de migrantes en Mogán (Gran Canaria), donde una treintena de vecinos se concentraron horas antes entre gritos de “¡Fuera moros!, ¡Van a pagar, cabrones! ¡Abusadores!”. El despliegue buscaba proteger a las personas acogidas tras el repunte xenófobo desatado en Arguineguín, la localidad que albergó en el puerto durante meses el llamado “campamento de la vergüenza”. Este sábado, la presencia policial se ha retirado, pero apenas se ven migrantes por el pueblo: la protesta xenófoba ha forzado a Cruz Roja a recomendar un encierro de 48 horas a los cerca de 6.000 migrantes que acoge en Gran Canaria, a petición de las fuerzas de seguridad, ante el “riesgo de ataques”, según ha confirmado la organización a elDiario.es.

“Se nos ha pedido que no les dejásemos salir de los hoteles”, explica José Javier Sánchez Espinosa, subdirector de Inclusión Social de Cruz Roja, quien recuerda que estas personas se encuentran en libertad, por lo que no pueden forzarles a permanecer en el hotel. “Hemos hablado con ellos, se les ha explicado que la situación está tensa y, si salen, puede suponer un riesgo para ellos, para que sepan que pueden enfrentarse a acoso, insultos...”, añade. La recomendación para mantenerlos recluidos ante el riesgo de nuevos brotes xenófobos se extiende a los 12 hoteles donde Cruz Roja aloja migrantes en Gran Canaria, una advertencia dirigida a alrededor de 6.000 personas, aunque la organización muestra una “especial insistencia” en los establecimientos ubicados en el municipio de Mogán.

La ONG, que gestiona la mayoría de las plazas de acogida del Archipiélago, también ha aconsejado a los migrantes y a su personal “máxima prudencia” en caso de chocarse con nuevos ataques: “Les hemos pedido que no entren en las provocaciones y, si es preocupante, lo trasladaremos a la Policía y a la Guardia Civil”.

“Entiendo que entramos ilegalmente, pero no hice nada para dañarlos”

En uno de los hoteles que aloja migrantes en el sur de Gran Canaria, uno de los marroquíes confinados explica que cumplirá con la advertencia de Cruz Roja: “No podemos salir hoy y mañana porque hay manifestantes que insultan a los inmigrantes”, decía Mohamed* por Whatsapp este sábado a elDiario.es desde el interior del centro. “Entiendo que entramos en su tierra ilegalmente, pero no hice nada para dañarlos. Aventuramos nuestras vidas en medio del mar para mejorar nuestro nivel de vida y eso no es un delito”, continúa el hombre, quien reconoce tener más miedo de una posible deportación que de las protestas xenófobas: “Mi miedo real es volver a Marruecos, he arriesgado mucho para estar aquí”.

La protesta antiinmigración surgida este sábado buscaba “plantar cara a los inmigrantes” y “tomar las riendas del problema”, según las publicaciones en redes sociales de la Plataforma Vecinal de Arguineguín, que lleva semanas publicando mensajes que conectan la inmigración con delincuencia. Una treintena de vecinos de Arguineguín celebraron una marcha antiinmigración por diferentes puntos del pueblo, llegando a las puertas del centro de migrantes, frente a la mirada de varias personas acogidas y el personal del hotel.

Las versiones contradictorias del detonante

Una pelea desencadenada este miércoles en la zona turística de Anfi del Mar entre un joven canario y un grupo de menores migrantes y su educador –de nacionalidad española y origen marroquí– encendió la tensión entre los vecinos de Arguineguín, tras la difusión del episodio en las redes sociales de Vox Las Palmas, que solo contaba una versión de los hechos. Según su relato, el chico canario fue agredido por los menores y su cuidador por defender a una mujer a la que supuestamente el grupo había increpado el grupo.

Por su parte, el cuidador asegura que fue el joven canario quien comenzó a insultar a los menores, con los que había salido a pasear por el pueblo. “El chico empezó a insultar a los menores. Les decía 'moros, migrantes traficantes, y que venían a traer hachís”, explica a elDiario.es Khalihanna Largat, hermano del educador. El único detenido por el momento es el cuidador de los menores por un delito de lesiones, pero la Guardia Civil investiga una posible agresión posterior sufrida por el educador en el centro de salud donde recibió asistencia sanitaria tras la pelea, que aparece retratada en otro vídeo difundido en redes sociales, según fuentes del Instituto Armado.

La pelea encendió la mecha de un sentimiento antiinmigración que llevaba gestándose en el pueblo de Arguineguín, que se convirtió en símbolo de la crisis migratoria canaria por el campamento de emergencia levantado por Interior en el muelle de la localidad, que llegó a albergar más 2.000 personas en condiciones de hacinamiento e insalubridad. “Cuando enciendes una chispa a un polvorín, pasa lo que pasa”, dice Luis, uno de los vecinos que participó en la concentración celebrada a las puertas del centro de migrantes. A través de distintos grupos de WhatsApp y redes sociales se han difundido, especialmente en los últimos días, muchos vídeos de supuestos vecinos contando frente a la cámara supuestas agresiones sufridas por parte de los migrantes.

La percepción de los vecinos

Entre una parte de los vecinos del pueblo existe una percepción del incremento de la delincuencia desde el acondicionamiento de uno de los hoteles de Arguineguín como centro de migrantes de emergencia, un sentimiento que no se corresponde con la realidad, según aseguran desde el Ayuntamiento de Mogán, liderado por Onalia Bueno.

A las 21 horas, en un bar ubicado en una céntrica plaza del pueblo, María* charla con unos amigos minutos antes de empezar su turno como limpiadora. La mujer, coruñesa pero residente en Arguineguín desde hace 30 años, asegura estar “preocupada” por la llegada de migrantes al pueblo. “Antes dejaba las puertas abiertas, ahora ya no me atrevo, las cierro. Tengo hijas pequeñas y me da miedo que vuelvan solas por la noche”, dice la mujer, quien sin embargo reconoce no conocer ningún episodio de criminalidad de primera mano, sino que todo lo ha “leído o escuchado” en redes sociales. Los mensajes calan pero muchos no saben detallar cómo la llegada de inmigrantes les afecta de forma directa en sus vidas.

Edu, de 17 años, pasa un momento por el bar para saludar a su tío durante la tarde de la protesta. Este adolescente, estudiante de empresariales, asegura no haberse enterado de la marcha vecinal que increpó a los migrantes. “Mucha gente mezcla cosas. Creo que tienen derecho a venir y que, si hay alguno que haya hecho algo mal, pues se tendrá que juzgar a ese, no a todos. También hay gente canaria mala.”, sostiene el chaval, quien reconoce discutir a menudo con su tío y su abuela sobre inmigración.

Su tío aclara de antemano que piensa diferente al chaval antes de comenzar a exponer su posición. Si él ha acudido a la concentración es porque, dice, está “en contra de la inmigración ilegal”. Y también por supuestos actos vandálicos que le han llegado a través de redes sociales, como la pelea desatada el pasado miércoles en Anfi del Mar. “Queríamos decirles que nos tienen que respetar, que no pueden venir a abusar”, sostiene el hombre, dedicado a la hostelería pero actualmente desempleado, quien insiste en recordar que el pueblo de Arguineguín no es racista, pues se trata de una localidad caracterizada “por la multiculturalidad”.

La alcaldesa de Mogán ha lanzado un comunicado para “rechazar las formas empleadas por los vecinos y vecinas participantes” en la protesta de este sábado y ha solicitado “actuar con responsabilidad y a mantener la calma”. Según la regidora, “este brote de irritación puede ser efecto de más de cuatro meses de tensión acumulada por los vecinos y vecinas desde que comenzó la crisis migratoria. Sin embargo, ello no justifica lo ocurrido. La violencia y el odio nunca son la respuesta”.

*Los nombres de migrantes y vecinos de Arguineguín son ficticios porque los entrevistados preferían hablar de forma anónima.

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