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“Nadie debería pedirle dinero a sus hijos para vivir el final de su vida”

Miles de pensionistas frente al Ayuntamiento de Bilbao

Alba Díaz de Sarralde

“Es una vergüenza que después de tantos años trabajando, algunos nos tengamos que acoger a ayudas para complementar la pensión”, lamenta Gregorio desde un centro sociocultural de mayores vitoriano. En la misma mesa, José Luis asiente con la cabeza y afirma que esa es una de las razones por las que se manifiestan los lunes. Juan, a su lado, añade que no poder vivir de tu pensión no es digno: “Nadie debería pedirle dinero a sus hijos para vivir el final de su vida”.

Los y las pensionistas han sido la voz de la lucha en la calle este año y, en concreto Bilbao, ha sido un ejemplo nacional; y pretende volver a demostrarlo. Para el 1 de octubre, las plataformas de pensionistas de Álava, Bizkaia, Gipuzkoa y Navarra han convocado concentraciones con motivo del Día Internacional de las Personas de Edad. Según Pentsionistak Martxan Bizkaia, en Bilbao ya se prevén más de 30.000 personas, el epicentro del terremoto que recorrerá también otras ciudades de Euskadi y Navarra.

Aunque la capital vizcaína se convierte cada lunes en testigo de movilizaciones desde comienzos de este año, los pensionistas han querido darle al próximo 1 de octubre un protagonismo especial. Carlos Ruiz, portavoz de Pentsionistak Martxan Bizkaia, remarca el acuerdo tomado por las cuatro plataformas de aunar las voces de pensionistas vascos y navarros: “Esperamos que haya muchos miles de personas tanto en Bilbao como en Gasteiz y en Pamplona”. En Gipuzkoa, cuenta, las movilizaciones serán en los pueblos el lunes, y San Sebastián las vivirá el próximo día 6.

De este modo, el 1 de octubre será la mayor expresión de la lucha pensionista que se reparte por Euskadi y Navarra: “Alrededor de 35 pueblos solo en Bizkaia salen a la calle cada semana, y la coordinadora provincial se ha comprometido a traer a esa gente a Bilbao” cuenta Carlos Ruiz. Otro punto diferenciador de la próxima cita es el ánimo de hacer un “efecto llamada” hacia sectores en situación más precaria. Además, “siendo el Día Internacional de las Personas Mayores, hay una sensibilidad mayor”.

El pasado miércoles, los portavoces parlamentarios del Pacto de Toledo cerraban el preacuerdo de revalorizar las pensiones de nuevo según el IPC, con el fin de que la recomendación asegure el poder adquisitivo de las pensiones. Sin embargo, para las plataformas no es suficiente: “No es exactamente como lo cuentan los titulares. Está muy condicionado por varios factores, la garantía de aplicación del IPC a todas las pensiones no es verdad, no entendemos que sea así” comenta Ruiz.

Los factores a los que el portavoz se refiere son el crecimiento del PIB, el crecimiento de los salarios y la situación económica del país. Esto genera “incertidumbres totales”, según asegura el portavoz: “Nadie sabe lo que va a pasar con el PIB, que previsiblemente se habla de una nueva recesión”. Remarca, sobre todo, la parte referida a los salarios: “La mayoría de las contrataciones son de 700-800 euros. Eso no es garantía de que se vayan a producir unas cotizaciones suficientes para pensiones futuras ni para la propia hucha”. Por otra parte, seguirán exigiendo “la derogación del factor de sostenibilidad”, ya que podría volver al 0,25% en el futuro.

Las plataformas se reunirán con la ministra de Trabajo Magdalena Valerio el día 1 de octubre en Bilbao, antes de la movilización: “Esperamos que nos venga a explicar sus planes y haremos reflejo de por qué estamos en la calle, de lo que estamos reivindicando”.

Las pensiones, en segundo plano

Aunque han pasado unos nueve meses, las demandas siguen siendo las mismas que cuando comenzó el 'movimiento pensionista': pensiones mínimas de 1.080 euros, la defensa de un sistema público, su revalorización en función del IPC fijada por ley... Pero “todo eso les desequilibra las cuentas”, sentencia Carlos Ruiz. Se muestra muy crítico con las prioridades de los gobernantes: “¿No creen que las inversiones que están haciendo en infraestructuras, armamento y demás, podrían cambiarse por la calidad de vida de las personas?”.

La situación no es para menos. En cifras de la Seguridad Social, en España hay casi dos millones de personas que cobraron entre 600 y 650 euros en enero de 2018, el tramo más numeroso; en la renta más baja, la de 150 euros o menos, hubo más de 90.000. La nómina por sexo y tramos revela que un total de 3.165.119 personas cobran menos de 650. Los y las pensionistas pueden complementar la pensión con otras ayudas, como en Euskadi con la Renta de Garantía de Ingresos -RGI-, siempre que no residan con algún asalariado. De hecho, el 25% de perceptores de esta renta son pensionistas.

“Los jóvenes son los que suelen dar guerra en las calles”, ríe José Luis en el centro de mayores de Vitoria, “pero ahora nos toca a nosotros”. “También es por ellos” añade Gregorio, “porque cuando lleguen a nuestra edad, si no peleamos, no van a tener un duro”. “Dicen que no hay dinero y que todo lo que pedimos no es sostenible, pero queremos hacerles ver que dejar de rescatar bancos y esas cosas nos permitiría vivir en paz lo que nos queda de vida. Por eso luchamos”, sentencia el jubilado.

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