El cóctel interno indigesta a Podemos
Que la dirección de Podemos Euskadi es una amalgama de sectores y almas reflejo de sus bases es una obviedad que no hace diferente a esta formación política de otras que vienen funcionando desde hace más de un siglo como el PNV o el PSOE. Que el sector que bajo la candidatura 'Euskal Hiria' ganó las elecciones a la Secretaría General y encumbró a Roberto Uriarte como líder por 120 votos más que una de sus dos oponentes, Iratxe Osinaga, no ha sabido empastar la amalgama interna que hasta ahora convivía en el Consejo Ciudadano es una realidad. O no le han dejado.
En ese contexto, la dimisión de Osinaga el pasado viernes la dirección y su decisión personal de darse de baja del partido solo evidenciaría un capítulo que antes ha tenido otros episodios menos sonados como la reciente dimisión del secretario general de Podemos en San Sebastián, Hannot Sansinenea -después de que buena parte de su Consejo Ciudadano municipal tirara la toalla- o el de algún otro municipio guipuzcoana, según han confirmado diversas fuentes de Podemos.
Lo extraño de la dimisión de Osinaga -responsable hasta esta semana del Área de Formación en el Consejo Ciudadano, pero en ningún caso 'numero dos' de la formación- es el argumentario empleado, fuera de los micros de la rueda de prensa en un hotel bilbaíno y ante solo tres periodistas, por Osinaga. Porque hay que reconocer de entrada que ante los focos se ha ido de manera elegante, evitando aventar las discrepancias y mucho menos cargando contra el líder. Pero al preguntarle en la conversación informal por las razones de fondo, Osinaga ha explicado una supuesta confusión en la dirección sobre aspectos identitarios y la defensa que desde el primer día habría hecho del derecho de autodeterminación la candidatura que ganó la pugna por la Secretaría General. “Y cuando me miro al espejo y no me reconozco no puedo presentarme ante la ciudadanía defendiendo algo en lo que no comparto”, confesaba. ¿Y cuándo se ha dado cuenta de ello Iratxe Osinaga?, una persona con fuerte predicamento en el sector crítico de Álava, pero también en parte de Bizkaia. ¿Cuándo se dio cuenta de esa supuesta deriva soberanista de la actual dirección de Podemos en el País Vasco?
¿Cómo ve Podemos-Ahal Dugu el “problema nacional”? La respuesta la ha dado desde el minuto cero, cuando Roberto Uriarte ni siquiera era el candidato a la Secretaría General de Podemos. “En primer lugar, conviene recordar que la cuestión nacional no es la cuestión prioritaria dentro del esquema de prioridades de Podemos, como pueda serlo en la de un partido nacionalista. Pero aunque otras cuestiones sociales son mucho más prioritarias, tenemos nuestra propia opción. También conviene tener en cuenta cual es nuestro punto de partida es esta materia. Podemos es un partido plural y transversal, donde conviven diferentes sensibilidades políticas y también diferentes sensibilidades nacionales. En todo caso, somos un partido más internacionalista que nacionalista”.
“Podemos defiende el principio democrático y en consecuencia, el derecho de autodeterminación, lo que significa que la forma en que se articule la pertenencia al Estado o en su caso, la separación de él, debe basarse en la voluntad de los ciudadanos y ciudadanas, que tienen el derecho a ser consultados sobre su status político. Además, Podemos es partidario de que en todas las decisiones, antes de recurrirse al juego de las mayorías, deben intentarse las decisiones por amplios consensos. Esto es válido especialmente para la cuestión nacional”. Y sobre la posibilidad de consultar a la sociedad sobre un proyecto que no tenga ese gran consenso que defienden, defiende: “La opción de obligar a los ciudadanos a posicionarse entre dos posturas extremas que generan insatisfacción importante en alguno de los colectivos enfrentados debería considerarse como el último recurso, cuando no exista ninguna posibilidad de una opción más inclusiva y de mayor consenso.
Este y no otro es el alma nacional de Podemos en el País Vasco, que gráficamente Uriarte en la etapa dulce de la formación solía resumir con una de sus frases preferidas: “Nuestra prioridad es dar soluciones a los problemas de un baserritarra de Ataun, a una mujer gitana que vende en un mercadillo por los pueblos o a un arrantzale senegalés que trabaja en nuestros barcos”.
Claro que los momentos dulces en política son pasajeros. En este caso, frente a lo ocurrido por ejemplo con Pablo Iglesias y la eterna relación de Podemos con Venezuela y las polémicas de los máximos dirigentes del partido -Juan Carlos Monedero y los pagos por informes que nadie ha visto o el caso de Íñigo Errejón-, el problema es interno. Ha pasado en otras comunidades. Y en el País Vasco, el cóctel interno ha terminado por indigestar a la dirección. El equipo de Roberto Uriarte ha intentado empastar la dirección, pero los intentos han sido baldíos. Y mientras, el sector crítico o ha pactado y no ha cumplido acuerdos con el sector oficial de Uriarte o se han producido filitraciones a los medios en plena negociación (y tras ella) sobre la participación de Podemos en las forales -algo que generaba duda a la dirección estatal- que podían parecer una estrategia de acoso y derribo de la actual dirección.
Es pronto para analizar si la decisión de Osinaga es una gota en el océano 'podemita' vasco o si detrás hay algo más. El sector crítico nucleado en torno a Ekin Podemos Ahal Dugu no da su brazo a torcer, pese a que su plancha para las forales perdió por goleada en las pasadas primarias. Un sector que ha disparado a la cabeza con un lenguaje al denunciar las “malas artes” de la actual dirección y considerar que “el oficialismo nos lleva por el camino del pensamiento único, la uniformidad impuesta y el servilismo hacia la élite. Lo que precisamos es un Podemos integrador” (Jon Gorrotxategi). Pero, en todo caso, no parece el mejor de los ambientes para presentarse a unas elecciones. En Euskadi ha pasado también en otros partidos (PP, PSE-EE).
Y ya lo dice un proverbio etíope: “Cuando las arañas unen sus telas pueden matar a un león”. Welcome to the jungle.