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¿Qué ha quedado del ‘'boom’ inmobiliario en Euskadi?

Grúas de construcción en Vitoria. Foto: Irekia

Eduardo Azumendi

¿En qué ha quedado la euforia de los felices años del boon inmobiliario en Euskadi? Aunque el País Vasco no experimentó una explosión como la de otras comunidades, el boom también se dejó sentir. De una previsión de 17.250 viviendas nuevas (entre libres y protegidas) en 2007, en pleno auge, a las 3.573 levantadas el año pasado o las 736 que se han edificado en el primer trimestre de este año. El sector pasó de una media de 7.000 viviendas iniciadas a principios de los noventa a más de 14.000 en los siguientes 15 años. Este espectacular auge de la actividad inmobiliaria, hasta el punto de que en la sociedad se instaló la creencia de que era imbatible, ha tocado a su fin.

Ese auge se explica por varias razones. Desde el incremento de la renta entre la población y la bajada de tipos de interés por la entrada en el euro, hasta las necesidades de vivienda de la generación del baby boom pasando por el masivo acceso de la mujer al mercado laboral y el incremento de las familias monoparentales. Pero muchas de estas circunstancias ya son historia y ahora lo que le queda al sector es reinventarse para seguir delante de la mejor manera posible.

Aunque se ha llegado a dudar de la viabilidad del sector, los expertos creen que la demanda estará garantizada para los que sobrevivan a la dura travesía del desierto que está suponiendo una crisis tan prolongada. Las proyecciones demográficas apuntan a que el número de hogares en Euskadi continuará aumentando hasta 2020. Según el estudio Informe de la construcción 2000-2020, Euskadi presenta una situación completamente atípica respecto de las demás comunidades autónomas. “Tanto en el inicio de la crisis como a finales del 2011, Euskadi presentaba un déficit de viviendas. Es decir, se ha construido menos de lo natural para abastecer su propia demanda interna”.

Los expertos vaticinan una leve mejoría, que no una recuperación, del mercado inmobiliario para el 2015. Si durante los siete años anteriores el sector ha sufrido un estado de fuerte recesión, era “relativamente fácil, que tras los alentadores números de 2014, el nuevo año fuera más esperanzador”, se apunta desde el Observatorio Vasco de Vivienda. ¿Se puede hablar de un nuevo ciclo? “No, aún no se puede hablar de un cambio de tendencia. Hay que ser cautos en un sector que es tan dependiente de la economía internacional e interna. Para el sector de la construcción se prevén tasas positivas de crecimiento. El dinamismo de la rama de actividad inmobiliaria se sustentará en un ajuste de la oferta de viviendas y en un aumento de la demanda, gracias a los bajos niveles de los intereses hipotecarios”.

En resumen, para los expertos hay motivos para la esperanza, pero se impone la prudencia porque “los condicionantes del sector pueden llevarlo a escenarios muy diferentes en 2015”.

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