Reabre el edificio de 1970 del Bellas Artes de Bilbao rehabilitado y el museo da los últimos pasos para su reinauguración
Una muestra de media centena de pinturas del alemán Georg Baselitz, el 'Elogio del Hierro III' de Chillida o Ataria (bat), compuesta por obras de arte contemporáneo de artistas vascos son las escogidas para mostrarse en la recién estrenada sede del Museo Bellas Artes de Bilbao, que ha reabierto este lunes su edificio de 1970 tras los trabajos de rehabilitación contenidos dentro del plan de ampliación proyectado por Norman Foster y Luis María Uriarte. Con la renovación, el museo creado en 1945, gana cerca de 6.000 metros cuadrados de espacio expositivo, uniendo el nuevo al edificio antiguo y creando, como el propio director Miguel Zugaza, ha expresado “un museo con varias arquitecturas”.
La rehabilitación del edificio de 1970 ha sido ejecutada al tiempo que se construye la nueva arquitectura 'Agravitas' -ambos edificios compartirán el acceso desde la plaza Chillida y el núcleo vertical de comunicación-, y permite a partir de octubre de este año, desarrollar en el espacio actividades expositivas y educativas en la fase final de las obras. Desde el museo explican que su rehabilitación integral, que ha afectado a casi 6.000 metros cuadrados, “responde fundamentalmente a la necesidad de adaptar la estructura y las instalaciones a las actuales normas de seguridad y protección contra incendios demandadas por las administraciones, y ha requerido de un proceso técnico de gran exigencia y complejidad, por tratarse de un elemento de alto valor arquitectónico”. “La intervención ha resaltado los rasgos más significativos del edificio, pero sin eliminar las transformaciones de las que ha sido objeto a lo largo del tiempo, como el cierre del porche original, acometido en dos fases (1983 y 1993) según el diseño de Rufino Basáñez y Álvaro Líbano. Asimismo, el núcleo de comunicación del edificio reformado servirá al volumen de la ampliación Agravitas, de modo que se evitan duplicaciones y se favorece la eficiencia operativa”, detallan desde la pinacoteca.
Por su parte, 'Agravitas' ha sido concebido como un “edificio puente” que sobrevuela los edificios existentes y genera un gran espacio en el centro del citado eje: la plaza del Monumento a Arriaga, que queda ahora integrada dentro del espacio interior del museo. Con soportes en forma de V gigante, en concreto seis pilares en V, colocados tres a cada lado del edificio actual, de 71 centímetros de diámetro y 11,5 metros de longitud cada uno, el edificio se mantiene sobre el ya existente. Además de la creación de la nueva estructura, que ya está finalizada y sobre la que se asentará el nuevo edificio, también se han renovado los espacios de entrada al museo, que trazará un eje norte-sur, conectando las plazas Euskadi y Chillida con el objetivo de fortalecer la cohesión del museo con el contexto urbano.
Esa última parte es la que se ha mostrado este lunes, primero a los medios de comunicación, después a invitados y, el próximo miércoles, al público general. Zugaza en su intervención antes de realizar la visita guiada a medios de comunicación ha reconocido estar “conmovido” por la reapertura y “por volver a mostrar el arte en este edificio de exposiciones con artistas que cruzan sus biografías con la historia del propio museo y su permanente anhelo de contemporaneidad”.
La selección de obras abiertas al público
A partir del miércoles, el público del Museo Bellas Artes de Bilbao dos grandes exposiciones: por un lado la de Georg Baselitz titulada 'Pinturas 2014-2025. Algo en todo', comisariada por el historiador del arte Norman Rosenthal que reúne 50 obras realizadas por el pintor alemán en la última década, y por otro, 'Ataria (Bat)', una treintena de obras contemporáneas, que ocupa la planta baja del edificio, conocida como atrio.
Baselitz se trata de uno de los pintores más influyentes de la segunda mitad del siglo XX. En la década de 1960 se dio a conocer con una pintura figurativa de gran formato y marcado carácter expresionista que se identifica con la generación que cuestionó los valores que desencadenaron la Segunda Guerra Mundial. Es por ello que Rosenthal, quien ha elegido qué obras se mostrarán en el Museo Bellas Artes, lo ha descrito como un “radical”. Los imponentes lienzos (algunos miden hasta 480 x 300 cm) abordan las obsesiones temáticas de Baselitz en imágenes extraordinarias impregnadas por la persistencia de la conciencia del propio cuerpo, la autobiografía y la historia del arte. Figuras, manos, medias de seda, piernas, pies y águilas imperiales condensan una nueva expresividad y la genial lucidez de la producción más reciente del artista alemán. La muestra aborda, además, la idea de que la fuerza creativa supera las más severas limitaciones físicas en este estilo final de Baselitz, que reclama así formar parte de una genealogía artística de resiliencia en cuyo parnaso se hallan otros pintores de trayectoria longeva como Tiziano, Rembrandt, Goya o Picasso.
En cuanto a 'Ataria (Bat)', incluye piezas tan relevantes como el mural articulado Euskadi (1977-1979) de Agustín Ibarrola, recientemente restaurado; la maqueta de La materia del tiempo (1994-2005) de Richard Serra, pensada para el Museo Guggenheim de Bilbao; el cuadro de Juana Cima Sugoi (1985), que estuvo en el café Lamiak del Casco Viejo bilbaíno; y una serie de trabajos producidos por centros de arte de la ciudad, a cargo de Itziar Okariz (BilbaoArte), Gema Intxausti (Sala Rekalde) o Elena Aitzkoa (Azkuna Zentroa). La exposición prestará especial atención a los proyectos creados en nuestro museo, como las intervenciones de José Luis Zumeta, Darío Urzay, Jon Mikel Euba, Maider López y June Crespo.
Por último, el 'Elogio del Hierro III' de Eduardo Chillida, con sus cuatro metros de altura y 18 toneladas de peso, alude a la tradición siderúrgica de Bilbao y remite, a su vez, a la identificación de su autor con este material central en su trayectoria. En 1951 Eduardo Chillida abandonó París, donde se había trasladado para conocer las tendencias artísticas del momento, con el objetivo de reencontrar sus raíces en su tierra natal. Aquí comenzó a trabajar en la forja con el hierro al rojo vivo y a golpe de martillo. Así, con este metal y un nuevo lenguaje escultórico, Chillida se adentró en la abstracción y en su personal indagación del espacio.
La obra fue creada por encargo de BBVA en 1991 y se instaló siete años más tarde en la Gran Vía de Bilbao. Durante más de dos décadas formó parte del paisaje de la ciudad hasta su traslado, en 2018, a Chillida Leku, en Hernani, por motivos de conservación. Ahora, gracias a un acuerdo de comodato con BBVA, ha regresado a la ciudad para la que fue creada y ubica en la plaza Chillida del Museo Bellas Artes.
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