Inma Rubiales, la escritora que aprendió a imaginar entre encinas y silencio
Su voz literaria, forjada entre el campo extremeño, el silencio y el aburrimiento, conecta con miles de jóvenes que encuentran en sus historias un refugio, un espejo y un lugar propio. “Hay algo muy especial en crecer rodeada de silencio, naturaleza y calma… Pasear sola por el campo, escuchar los sonidos del bosque, respirar hondo sin prisas… Eso despierta la imaginación”. Así describe Inma Rubiales la Extremadura que la hizo escritora. Para esta joven autora, que comenzó en Wattpad (plataforma digital de lectura y escritura donde autores pueden publicar directamente sus obras) y hoy publica en editoriales de primer nivel como Planeta, el paisaje no es solo un fondo, es una semilla: “Extremadura me ha dado el impulso, la calidez de su gente, el apoyo de mi tierra… Todo eso se cuela en mis historias sin que yo lo busque”. Pura esencia.
Del mismo modo, “para mí el aburrimiento es mágico. Hoy en día, con tantos estímulos todo el tiempo, nos cuesta parar. Pero yo necesito aburrirme. Lo planifico, de verdad, como si fuera una cita importante. Cuando no hago nada, cuando me tumbo boca arriba a mirar el techo… es ahí cuando mi cabeza empieza a inventar. Me ha pasado mil veces: estoy en silencio total y, de pronto, mi mente me lleva a una escena, a un personaje, a un diálogo. El aburrimiento me conecta con mi parte más creativa”, explica la autora.
Trabajo en equipo
Desde escribir en Wattpad hasta colocar sus libros en las estanterías de las principales librerías del país, Rubiales ha transitado un camino poco común pero profundamente generacional. Asegura que con este paso, lejos de perder libertad, la ha ganado: “Sigo teniendo control sobre lo que escribo y además cuento con un equipo increíble. Es un trabajo en equipo muy bonito”. Su última novela, ‘Nuestro lugar en el mundo’, continúa y profundiza en la historia de Luka, un personaje “roto” al que le da una segunda oportunidad narrativa, junto a Nora, una secundaria que se impuso como protagonista: “Me pedía a gritos contar su historia. Y menos mal que lo hice”.
Con un estilo cercano, honesto y emocional, Rubiales no rehúye temas complejos: salud mental, inseguridades, autoexigencia o la presión de encajar. “Todas hemos dudado de nosotras mismas, todas nos hemos sentido fuera de lugar. Me interesa escribir personajes que se equivoquen, que lloren… así las lectoras pueden verse reflejadas y sentirse un poco menos solas”.
Música como brújula
La música también juega un papel clave en su proceso creativo: “Es mi brújula. A veces una canción me muestra una escena entera. Por eso en este libro hay una playlist con cien canciones que me acompañaron mientras escribía”.
Ser leída por miles de chicas jóvenes implica una responsabilidad. Rubiales lo asume sin condescendencia: “El público joven es exigente y muy listo. Se merece historias sinceras, que les abracen”. En Extremadura, su impacto es más que palpable: “He estado en los últimos años en institutos y ferias del libro. Cuando una lectora me dice que mis libros le han hecho amar la lectura, me emociono de verdad”.
Aunque su obra literaria está catalogada en el ámbito de la literatura juvenil, sus historias sobrepasan etiquetas. “A veces la palabra ‘juvenil’ se queda corta. Mis personajes tienen entre 20 y 25 años, pero en España todo se engloba ahí. Lo bonito es ver que a mis firmas de libros vienen adolescentes, pero también sus madres, sus tías, sus abuelas. Y todas reconocen conectar con la historia que cuento”. Su público está mayoritariamente conformado por mujeres y ella le corresponde hablando en femenino.
Con ‘Nuestro lugar en el mundo’, Inma Rubiales habla del derecho a sentir, del valor de caer para recomenzar y de la necesidad universal de pertenecer. Y lo hace desde un lugar profundamente suyo: la escritura como territorio, como casa, como refugio.
Números que suman
Inma Rubiales se ha consolidado como una de las autoras más leídas de la literatura juvenil, con ocho novelas publicadas en formato papel. Ha logrado cifras de ventas notables, contabilizadas en centenas de miles, sin incluir el millón de lecturas que acumuló en formato digital. Su proyección internacional ya es una realidad, con traducciones a varios idiomas, como el polaco, el ruso y el italiano.
Pero más allá de las cifras, lo que realmente da cuenta del fenómeno Rubiales es el fervor con el que sus lectoras la siguen a cada evento: colas de más de seis horas bajo el sol en la Fira del Llibre de València, cientos de personas aguardando su turno en ferias como la de Badajoz o Zaragoza, y firmas maratonianas donde Inma atiende con cercanía a más de 300 o incluso 700 personas en una sola jornada. Ha participado en ferias del libro por toda la geografía española —Valencia, Madrid, Sevilla, Zaragoza, Badajoz— y cada aparición pública se convierte en un encuentro masivo con una comunidad lectora que no para de crecer. Esta conexión con el público, especialmente con las jóvenes lectoras, convierte a Inma Rubiales en una voz generacional con un impacto que va más allá de lo literario. La última muestra, la semana pasada en México, donde un auditorio repleto de chicas no dejó de gritarle, abrazarle y mostrarle su cariño y admiración.
Además de su éxito como escritora, la extremeña ha sido reconocida con el Premio Cultura de la Diputación de Badajoz y propuesta para la Medalla de Oro de la Provincia por su contribución cultural. Tiene toda la pinta de que a pesar del éxito abrumador, esto solo acaba de empezar.
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