Innovación, juego y vínculos reales: la escuela que impulsa José Durán, candidato a mejor docente
José Durán no tenía claro a qué quería dedicarse, pero siempre estuvo vinculado al trabajo con la infancia. No fue una elección impulsiva ni casual, sino una certeza que fue afianzándose con los años. Cuando comenzó a estudiar Educación Infantil, sintió que estaba en el lugar correcto.
Desde entonces, su forma de entender la docencia se ha basado en algo muy claro: acompañar a cada niña y niño para que descubran lo que les apasiona, confíen en sí mismos y disfruten del proceso de aprender. “Para mí, educar es sembrar confianza, alegría y curiosidad en cada paso”, afirma. Lejos de imponer métodos rígidos, se deja guiar por las necesidades del grupo, por su energía, por su ritmo. “Cada niño tiene su propio ritmo, su propia historia, y merece sentirse seguro, amado y valorado”, añade.
Esta nominación de EDUCA ABANCA 2025, que surge directamente de las familias, le emociona especialmente. “Han sido las familias, esas personas que confían en mí cada mañana lo más valioso que tienen: sus hijos e hijas”. Para Durán, el vínculo con ellas es esencial, porque cuando hay sintonía entre el aula y el hogar, el entorno de aprendizaje se vuelve más seguro y enriquecedor. “Con este grupo he creado algo más que una clase: hemos formado una familia”.
La tecnología, al servicio de la creatividad
En su día a día, en el colegio Nuestra Señora de la Asunción de Badajoz, la innovación educativa está muy presente, pero siempre integrada con sentido pedagógico. La robótica y las herramientas digitales son recursos que utiliza para fomentar el pensamiento lógico, la resolución de problemas o el trabajo en equipo, pero sin desplazar el juego ni la mirada infantil. “No se trata solo de usar tecnología por usarla, sino de cómo estas herramientas pueden enriquecer la experiencia de aprendizaje”, explica.
Una de las experiencias recientes más significativas fue un proyecto sobre superhéroes. El alumnado creó sus propios personajes y, tras describirlos, utilizaron una herramienta de inteligencia artificial para generar una imagen. El objetivo era contrastar su idea original con la imagen digital, promoviendo la reflexión y la expresión creativa. “Fue una experiencia muy enriquecedora: se sintieron escuchados, valorados, y vieron cómo la tecnología podía convertirse en una aliada para expresar su imaginación”.
Comunidad y escuela abierta
Además de ser tutor, José Durán coordina la innovación en Infantil y Primaria y colabora con el equipo directivo en distintas iniciativas. También ha gestionado redes sociales del centro para visibilizar su actividad y acercarla a las familias.
Desde hace dos cursos desarrolla 'Juntos crecemos', un proyecto que promueve la participación directa de las familias en el aula. Madres, padres o abuelas se integran durante algunas jornadas en la rutina escolar, compartiendo actividades y dinámicas. Según Durán, esto tiene un impacto positivo tanto en el alumnado como en sus familias: aumenta la motivación, mejora la comprensión de las metodologías y fortalece el vínculo escuela-hogar.
“La escuela tiene un papel fundamental en una ciudad como Badajoz, donde conviven distintas realidades sociales y culturales”, asegura. A través de proyectos colaborativos, iniciativas comunitarias y una comunicación fluida con el entorno, defiende que la escuela puede ser un agente activo de transformación.
Un premio para visibilizar una etapa clave
Para Durán, ser nominado es una oportunidad para seguir impulsando buenas prácticas, pero también para defender una etapa educativa que a menudo sigue siendo invisible. “La Educación Infantil sigue siendo, en muchos contextos, una etapa poco visibilizada, a pesar de ser fundamental en el desarrollo integral del niño”.
Ya fue finalista en 2019, una experiencia que le ayudó a mirar hacia dentro, valorar su trayectoria y conectar con otros docentes a los que hoy admira. Esta vez, reconoce que vive el proceso desde otro lugar, con más serenidad, pero con la misma ilusión. “Estoy en un momento personal y profesional diferente, donde mis prioridades han cambiado. Esta nueva etapa me llena de ilusión porque confirma que educar con compromiso y alegría siempre tiene valor, incluso cuando es en silencio”.
Si ganara, le gustaría usar esa visibilidad para abrir aún más el centro a su entorno, reforzar la innovación pedagógica y dar valor colectivo a este tipo de reconocimientos. “Ojalá este premio sirva para abrir puertas, generar conversaciones y que no se quede solo en una felicitación puntual”.
También señala algunos retos urgentes: mayor apoyo institucional, más recursos reales para el día a día y, sobre todo, que se escuche a quienes están en el aula. “A veces, simplemente sentir que nuestra voz cuenta ya sería un gran paso”.
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