“Los mayores del pueblo son nuestros maestros, nos enseñan toda la sabiduría del campo”
Este joven comenzó a trabajar la huerta de Arroyo como monitor en la escuela de oficio que ha formado a parte de los que ahora son productores. Pasado un tiempo se ha incorporado al proyecto como uno más, por vocación.
Coles, lombardas, acelgas, calabazas y zanahorias son los cultivos que ocupan en la actualidad su parcelita, todos ecológicos y de la huerta de invierno. Destaca la posibilidad de cultivar en una huerta con cientos de años de historia, y de hacerlo con los mismos métodos que lo hacían sus inventores: los moriscos.
Las acequias riegan los terrenos desde un depósito creado en el año 1.400, y que coge el agua de una ribera cercana.
Destaca que uno de los puntos fuertes del proyecto en el que participa es la posibilidad que le ha brindado de poder quedarse en el huerto y además recuperar las tradiciones. De hecho no solo se mantiene el riego tradicional, sino que además se están recuperando las variedades de semillas propias del lugar de la mano de un banco que las custodia y las conserva.
Señala también a la buena sintonía que mantienen con los mayores del pueblo, que han visto cómo se ha llenado de vida de nuevo un espacio degradado y abandonado. “Los mayores del pueblo son nuestros maestros, nos enseñan toda la sabiduría del campo”, según destaca este joven. De hecho destaca que lo que más valora de este proyecto, además de ser una forma de vida, es la posibilidad de conservar las tradiciones y la sabiduría popular, aquella que ha permitido durante siglos producir en sintonía con la naturaleza.