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El 'síndrome de la insularidad': por qué los mamíferos enanos y gigantes tienen más probabilidad de extinguirse

El murciélago ratonero moruno (Myotis punicus).

Nicolás Ribas

Eivissa —

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Los mamíferos enanos y gigantes de las islas son los más susceptibles de extinguirse, según un estudio publicado recientemente en la revista Science. “Cuando las especies de mamíferos llegan a una isla es muy frecuente que cambien de tamaño corporal, ya que empiezan a evolucionar en condiciones de insularidad y en las islas, habitualmente, no hay mamíferos depredadores carnívoros”, explica a elDiario.es Josep Antoni Alcover, paleontólogo y doctor en Biología por la Universitat de les Illes Balears (UIB).

“Se ha comprobado que muchas especies insulares se han extinguido: inicialmente se pensaba que la extinción de estas especies tenía que ver con el hecho de tener tallas grandes. Ahora sabemos que no es tanto el efecto de la talla como los cambios de la talla, tanto hacia arriba (grandes) como hacia abajo (pequeñas)”, afirma Alcover. Según este investigador, estas extinciones han afectado a entre 40 y 50 especies en el Mediterráneo.

Esta es una de las principales conclusiones del estudio que ha sido publicado en la revista Science: un trabajo que ha sido liderado por investigadores del Centro Alemán de Investigación Integrativa de la Biodiversidad (iDiv) y de la Universidad Martin Luther de Halle-Wittenberg (MLU), con la participación de investigadores de diferentes organismos internacionales, entre ellos, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), a través de dos centros de investigación, la Estación Biológica de Doñana y el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (CSIC-UIB).

Las especies se adaptan a cada isla

Entre las décadas de 1960 y 1970, el paleontólogo estadounidense John Foster empezó a encontrar patrones que indicaban que, entre las especies insulares, unas evolucionaban hacia tamaños grandes y otras hacia tamaños pequeños. En esos años, los paleontólogos habían empezado a describir especies ‘extrañas’ de mamíferos, pájaros o reptiles. “Lo habitual es que las especies insulares modifiquen sus condiciones para adaptarse a cada isla. Esto forma parte del 'síndrome de la insularidad', es decir, el conjunto de modificaciones que se dan en las islas”, aclara el paleontólogo, un concepto que fue acuñado como “la regla de Foster”.

Los científicos indican que las tasas globales de extinción de los mamíferos insulares aumentaron significativamente después de la llegada del Homo sapiens sapiens. Mucho tiempo atrás, especies humanas anteriores al Homo sapiens sapiens también provocaron extinciones en islas a las que habían llegado, aunque inferiores a las que se produjeron después. Islas como isla de Flores (Indonesia), Timor, Célebes o Filipinas fueron pobladas por humanos que provocaron algunas de estas extinciones, detalla Alcover.

“Registramos un cambio brusco en el régimen de extinción de los ecosistemas presapiens en comparación con los ecosistemas insulares dominados por los sapiens. La superposición temporal de los mamíferos insulares con el Homo sapiens incrementó más de diez veces las tasas de extinción. Sin embargo, nuestros resultados globales no descartan la contribución concomitante de factores ambientales como el cambio climático a las extinciones de alcance local de mamíferos de las islas”, explica sobre esta cuestión el profesor Jonathan Chase, del iDiv y el MLU, autor principal del estudio, en declaraciones recogidas por la UIB.

Así, el informe que se acaba de publicar presenta unos resultados que afectan a la globalidad y no están únicamente circunscritos al ámbito mediterráneo o balear. “Evidentemente, en cada región los patrones pueden ser un poco diferentes. De hecho, en la zona mediterránea, la tasa de extinción de las especies autóctonas ha sido una de las más grandes que se ha dado alrededor del mundo”, aclara el paleontólogo del IMEDEA (CSIC-UIB).

Algunas de las especies de mamíferos que han sobrevivido a la extinción son el murciélago autóctono de Cerdeña, la musaraña de Sicilia, la musaraña de Creta y el ratón de Chipre. En algunas de estas islas vivían desde elefantes ‘enanos’ hasta ratas ‘gigantes’ (en comparación con sus parientes). También se han documentado casos de mamuts e hipopótamos enanos, que llegaron a alcanzar dimensiones inferiores a una décima parte del tamaño de sus antepasados, y roedores y gimnuros que alcanzaron un tamaño más de 100 veces superior al original. “Este fenómeno se ha dado en algunas especies, en islas 'fósiles', es decir, que ya no existen como tales, en la zona que ahora se conoce como la península de Gargano (Italia)”, aclara el doctor Alcover.

Algunas de las especies de mamíferos que han sobrevivido a la extinción son el murciélago autóctono de Cerdeña, la musaraña de Sicilia, la musaraña de Creta y el ratón de Chipre. En algunas islas vivían desde elefantes ‘enanos’ hasta ratas ‘gigantes’

Para llevar a cabo este estudio, los investigadores utilizaron datos de fósiles y de mamíferos insulares vivos provenientes de más de 1.200 especies de mamíferos insulares existentes y de 350 especies extinguidas de 182 islas y paleoislas de todo el mundo (es decir, masas terrestres que antiguamente estaban aisladas, pero que ahora forman parte de zonas terrestres continentales). En cuanto a los tamaños, las especies insulares ‘gigantes’ tienen un riesgo de extinción ligeramente superior al de las ‘enanas’. “Esta diferencia solo fue significativa cuando se incluyeron especies extinguidas”, matiza el estudio.

La importancia de la conservación

A falta de más datos paleontológicos de campo para conseguir estudios incluso más precisos, Alcover incide en la importancia que hay que dar a la aplicación de políticas de conservación para proteger a los ‘gigantes’ y ‘enanos’ insulares, muchos de los cuales, en estos momentos, están en peligro de extinción. En el caso del archipiélago balear, lamenta, ya se han extinguido todas.

“Hay que tener en cuenta que en las Illes Balears no tenemos ninguna especie de mamífero endémico. Simplemente había tres especies que vivían en Mallorca y Menorca, que se extinguieron muy poco después de que llegaran los primeros humanos. Lo que sí que tenemos son especies de otros grupos de vertebrados, como pueden ser, por ejemplo, los anfibios como ferreret (sapillo balear), y los reptiles que sobreviven tanto en Eivissa y Formentera, como en Mallorca y Menorca”, apunta Alcover, en referencia a las dos especies de lagartijas.

En este sentido, señala el investigador de la UIB, hay que poner en valor “los esfuerzos destinados a la conservación”, para que las siguientes generaciones puedan convivir con ellas. En el caso de las lagartijas, están especialmente amenazadas por los serpientes, un problema que acaba de ser abordado desde el punto de vista legislativo, después de que el Govern aprobara recientemente una norma para evitar la introducción de los ofidios desde la Península.

“Creo que se está haciendo muy buen trabajo en Eivissa y Formentera para intentar controlar la proliferación de las serpientes. En Formentera hay posibilidades, incluso, de lograr que desaparezcan. No es fácil, pero se ve como un objetivo factible”, afirma Alcover. “En Eivissa la situación es más complicada porque la orografía de la isla es mucho más compleja. Es mucho más difícil conseguir una ‘defaunación’ (extinción) de todas ellas”, indica el paleontólogo.

Por este motivo, concluye, es muy importante “blindar” los islotes del archipiélago balear. “Tampoco es fácil porque la serpiente de herradura es capaz de nadar y llegar a los islotes. Esto puede resultar desastroso”, lamenta. En cuanto al ferreret, indica Alcover, sobrevive en los barrancos naturales de Mallorca, en zonas de torrentes de montaña. “No sabemos qué puede pasar en el futuro, pero parece que su conservación está más o menos encaminada”, opina.

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