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Corea del Sur suplica a sus ciudadanos que no se relajen con el distanciamiento entre temores de que resurja la epidemia

Mercado de Namdaemun en Seúl (Corea del Sur), el pasado 3 de junio

Icíar Gutiérrez

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Meses después de lograr aplanar la curva de contagios y protagonizar una de las respuestas más exitosas del mundo, la COVID-19 sigue siendo un quebradero de cabeza para las autoridades de Corea del Sur. Este viernes, han decidido mantener algunas de las medidas endurecidas en el área alrededor de Seúl. El país asiático continúa lidiando con varios grupos de casos aparecidos unos tras otros en esta zona tras relajar las restricciones, que a pesar de su pequeña escala hacen temer un resurgimiento de la enfermedad.

Este jueves, las autoridades han advertido de que, debido a la rapidez con la que se propaga el virus, el seguimiento de contactos de personas infectadas no es suficiente, ya que tiene sus límites. La población debe poner de su parte, recuerdan, por lo que han suplicado a los ciudadanos que acaten las directrices sanitarias y respeten las reglas de distanciamiento para desacelerar la transmisión.

“Solo con el rastreo de contactos no podemos adelantarnos al virus o disminuir la velocidad de su propagación”, ha dicho Yoon Taeho, un alto cargo del ministerio de Sanidad. “La única manera de detener la cadena de brotes de virus en el área de la capital es su adhesión a las normas de prevención de virus y distanciamiento”.

La directora de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Corea (KCDC), Jung Eun-kyeong, ha advertido de que el país puede volver a sufrir una crisis de COVID-19 y ha asegurado que a los trabajadores sanitarios cada vez les cuesta más rastrear las transmisiones que, según informa la agencia AP, se están extendiendo de forma rápida e impredecible a medida que las personas aumentan sus actividades y practican menos distanciamiento social.

“Estamos recibiendo informes de una actitud laxa en cuanto al distanciamiento físico y el uso de mascarillas. Está habiendo transmisiones nuevas continuamente. Necesitamos seguir con los esfuerzos [hasta ahora], incluso más, para practicar la cuarentena en la vida diaria”, ha explicado por su parte el subdirector de la agencia, Kwon Jun-wook, informa el diario local The Korea Herald.

Centros de trabajo, reuniones religiosas o gimnasios

No es la primera vez que el Ministerio de Salud y los KCDC han pedido a los ciudadanos que extremen las precauciones y se abstengan de acudir a reuniones innecesarias, concretamente a los del área que envuelve a la capital, donde vive casi la mitad de los 50 millones de habitantes de Corea del Sur. Es aquí donde se concentran aproximadamente el 97% de las transmisiones locales detectadas en junio, de acuerdo con la agencia de noticias Yonhap.

Este jueves, el país asiático ha informado de 45 casos nuevos. Cinco son importados, 40 son infecciones locales, todos ellos en el área metropolitana de Seúl. Desde finales de finales de mayo, Corea del Sur lleva detectando entre 30 y 50 casos diarios nuevos, con altibajos. El pasado 28 de mayo, registró el incremento más agudo en casi dos meses, con 79 contagios.

Corea del Sur se mantiene de momento lidiando con grupos de casos (clusters) esporádicos, a diferencia de países como España, que aún experimentan transmisión comunitaria, en la que detectar las cadenas de transmisión es más difícil -aunque hay expertos que no descartan este escenario en el país asiático-. Los grupos detectados hasta ahora por las autoridades surcoreanas han estado ligados a zonas de ocio nocturno, centros de trabajo, reuniones religiosas e incluso un gimnasio de ping pong.

Las primeras alarmas se encendieron con los más de 200 casos relacionados con Itaewon, un popular barrio de discotecas y bares de Seúl, después de que un hombre de 29 años diera positivo en COVID-19 tras visitar algunos locales, algo que acabó poniendo en el foco a la población LGTBI. Mientras las autoridades sanitarias estaban concentradas en romper la cadena de transmisión de Itaewon, un centro de distribución administrado por una gran empresa de comercio electrónico en Bucheon, al oeste de la capital, también emergió a finales de mayo como un nuevo grupo que de momento ha dejado 146 contagios.

También se han rastreado más de 90 infecciones vinculadas a reuniones religiosas cerca de la capital y otras 60 a un gimnasio de ping pong al suroeste. Este jueves, según Yonhap, se han confirmado más de un centenar de casos ligados a comerciales puerta a puerta contratados por un proveedor de productos sanitario. Este grupo preocupa especialmente, porque casi el 70% de los pacientes son personas mayores de 60 años.

Los nuevos casos amenazan una estrategia modelo

Aunque son focos de preocupación, ya que es difícil predecir cómo se van a desarrollar, el número de casos diarios está aún lejos de los más de 800 detectados a finales de febrero. Sin embargo, la mayoría de los contagios confirmados aquellas semanas se concentraban en un solo grupo religioso en Daegu, la cuarta ciudad más grande, lo que facilitaba más el rastreo. En total, el país ha contabilizado cerca de 12.000 infecciones y 276 fallecimientos.

Después del primer caso en enero, las autoridades surcoreanas lograron aplanar la curva con reglas de distanciamiento social y el denominado modelo de las “3T” -“test” (pruebas), “trace” (rastreo) y “treat” (tratamiento), una sólida respuesta de salud pública de la que presume el Gobierno y que ha sido elogiada mundialmente como una de las más exitosas en la contención del virus sin recurrir a un confinamiento estricto como han hecho muchos países occidentales. La estrategia también ha despertado críticas de los defensores del derecho a la privacidad, porque el país ha movilizado agresivamente herramientas tecnológicas para rastrear contactos de personas contagiadas y aplicar cuarentenas, accediendo a datos de teléfonos móviles, registros de tarjetas de crédito y cámaras de vigilancia, recuerda AP.

Sin embargo, la OMS ha puesto como ejemplo el caso de Corea del Sur para ilustrar al resto de países que incluso en territorios con respuestas “positivas” a la pandemia, levantar las restricciones “es complejo y difícil”, por lo que es necesario que las autoridades permanezcan vigilantes.

El pasado 28 de mayo, el mayor aumento de los casos en semanas llevó a endurecer de nuevo las medidas para frenar la propagación en la región densamente poblada que rodea a Seúl. Se decidió cerrar de nuevo, durante dos semanas, parques, museos, cines y otros espacios públicos, rogando a sus habitantes que eviten cualquier reunión no indispensable. En total, según la prensa local, se han cerrado unas 8.000 instalaciones públicas.

Este viernes, las autoridades han anunciado que mantendrán hasta nuevo aviso las medidas endurecidas de distanciamiento en la región en torno a Seúl. El ministro de Sanidad, Park Neung-hoo, ha advertido de que las medidas de distanciamiento pueden volverse más estrictas aún aún más si el número de nuevos contagios diarios de COVID-19 no desciende “a un solo dígito”, informa EFE. También ha pedido a los ciudadanos que se queden en casa lo máximo posible, y ha dicho que el movimiento dentro de la región no ha disminuido desde que las autoridades volvieron a reforzar las medidas. El Gobierno se ha resistido hasta ahora a reimponer las pautas de distanciamiento social relajadas en abril, alegando preocupación por la economía.

Los repuntes han desatado dudas sobre si las autoridades surcoreanas se precipitaron a la hora de aliviar las medidas restrictivas. Cuando el país optó por hacer una transición a lo que ha llamado un sistema de “distanciamiento en la vida cotidiana”, se creía que se iba a poder regresar a ella sin grandes problemas, después de no registrar ningún caso de transmisión local durante varios días.

A principios de mayo, el país pasó de una política de distanciamiento social, que básicamente pedía a los ciudadanos que cancelaran reuniones no esenciales, cenas y viajes y se abstuvieran de salir al aire libre, a esta estrategia de “distanciamiento en la vida diaria”, un paso más a la hora de recuperar la normalidad en los establecimientos comerciales. Entre las reglas básicas, las mismas que las autoridades suplican ahora que se cumplan, estaban quedarse en casa durante varios días si están enfermos, mantener una distancia de dos brazos con los demás, ventilar dos veces al día, desinfectar, toser en la manga y lavarse las manos durante 30 segundos. También se recomendó el uso de mascarillas.

La característica principal de esta fase fue la reapertura gradual de las escuelas, que comenzó el 20 de mayo y se completó el pasado lunes. Sin embargo, debido los grupos de casos detectados en el área metropolitana de Seúl, unos 500 centros educativos de la capital y sus alrededores circundantes han pospuesto el regreso físico a las aulas, informa Yonhap.

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