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Izquierdas y verdes abordan en Bruselas el desarrollo social y la ecología como una misma lucha ante el avance de la extrema derecha

El expresidente de Ecuador, Rafael Correa, y el líder de la Francia Insumisa, Jean-Luc Melenchon, en el Foro Europeo de Bruselas, el 8 de noviembre de 2019.

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —

El planeta arde, la democracia también. Es el lema. Para hablar del “neoliberalismo del desarrollo sin fin”, en palabras de Jean-Luc Melenchon. De un modelo construido sobre “la explotación del planeta y las desigualdades humanas”, según el copresidente de los Verdes en el Parlamento Europeo, Philippe Lamberts. De la hipótesis de aspirar “al buen vivir, a ser felices respetando los derechos de la naturaleza”, teorizada por el socialismo americano de Rafael Correa, expresidente de Ecuador.

El Foro Europeo de Bruselas, organizado por el Partido de la Izquierda, reúne este fin de semana a diversas formaciones de la izquierda europea y verde, incluidos socialdemócratas. “Debemos salir de aquí con unos puntos mínimos para trabajar juntos progresistas, verdes y la izquierda”, ha pedido la vicepresidenta del PIE, Maite Mola: “Hay que ocupar las calles y las instituciones, y para eso es necasaria la unidad”.

Esa unidad de miembros de las bancadas socialdemócrata, verde y de la izquierda unitaria en el Parlamento Europeo es el Progressive Caucus, una articulación estable a la hora de defender políticas y coordinar votaciones e iniciativas en el día a día de la Eurocámara al margen del gran pacto de familias –populares, socialistas y liberales– que conforma la Comisión Europea electa y el gobierno de la UE.

“El momento político que vivimos”, ha dicho Melenchon, “es el de un neoliberalismo del desarrollo sin fin, del crecimiento sin fin, de acumulación, y que tiene un impacto destructivo social y de crisis climática. Y el sistema político es incapaz de resolver las contradicciones sociales”.

El líder de la Francia Insumisa ha reconocido las movilizaciones, “la insurrección del pueblo”, en movimientos como los chalecos amarillos, “las reivindicaciones que estallan por la subida de los carburantes o los servicios públicos, como en Chile”.

Melenchon entiende que tras una fase destituyente, “como ha pasado con el 'que se vayan todos', todo el sistema, en Argentina o Ecuador, capaz de superar las formas arcaicas, llega la fase constituyente con el protagonismo social del pueblo”. El líder de la Francia Insumisa ha terminado: recordando que “Platón ya avisó de la depredación humana con la naturaleza”.

En efecto, en las Critias Platón describe “estas montañas que no pueden alimentar ya más a las abejas, donde no hace mucho tiempo había árboles”.

Si Melenchon ha citado a Platón, Rafael Correa, ha citado a un sofista que aparece en un diálogo de La República de Platón, Trasímaco, quien defendía, ha recordado el expresidente ecuatoriano, que “la justicia es la conveniencia del más fuerte”. Correa ha recurrido a Trasímaco para defender la conservación de la naturaleza por la vía de un tribunal internacional que persiga los delitos cometidos contra el planeta.

“Tenemos que ser políticos técnicos y técnicos políticos”, ha dicho Correa: “Para el socialismo latinoamericano del buen vivir, el ser humano ha de alcanzar la felicidad respetando los derechos de la naturaleza. El aumento del PIB a partir de cierto umbral no se relaciona con la felicidad. La pregunta no es si podemos seguir creciendo, sino qué detendrá el crecimiento: la destrucción del planeta o una decisión concertada entre todos. Existe una deuda ecológica acumulada que debe pagarse, y nuestra principal respuesta contra el cambio climático es la justicia ambiental, los derechos universales de la naturaleza y la corte internacional ambiental. Nada justifica que tengamos tribunales para proteger inversiones pero no a la naturaleza y pagar deudas ambientales”.

El copresidente del grupo parlamentario de los Verdes en la Eurocámara, el belga Philippe Lamberts, ha pedido “confrontar el planeta y la democracia ante los efectos naturales de un sistema construido sobre la explotación del planeta y desigualdad. No es corregir, sino cambiar el sistema”, ha dicho, al tiempo que ha avisado del avance “del nacionalpopulismo” de extrema derecha.

Algo que también ha destacado Maite Mola, vicepresidenta del Partido de la Izquierda Europea: “Algo estaremos haciendo mal si, tal y como está todo, quienes crecen son los partidos de extrema derecha. Alguna autocrítica tendremos que hacer. El Estado del bienestar está en las últimas, los tratados europeos se basan en la desregulación, competitividad... pero tenemos que conectar con las personas más desfavorecidas de la crisis. Tenemos que estar juntos para vencer”, ha afirmando tendiendo la mano a verdes y socialdemócratas.

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