Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

Así va a llegar Dinamarca al verano con la población vacunada: más tiempo entre dosis, buena comunicación y sanidad digitalizada

Ida Hansen (21 años) recibe la primera dosis de la vacuna de Pfizer en el centro de vacunación de Ballerup, en las afueras de Copenhague.

Òscar Gelis Pons

Conpenhague —

18

Dinamarca vivió un día crucial para la campaña de vacunación contra la COVID-19 el último viernes del mes de febrero. Durante ocho horas, todos los centros de vacunación del país se vieron sometidos a un auténtico test de estrés que unos días antes había anunciado la primera ministra Mette Frederiksen como un “experimento a gran escala”. El objetivo era comprobar los límites del plan de vacunación del país nórdico, que prevé vacunar a todos los ciudadanos antes del 27 de junio. Una fecha que resulta llamativamente más temprana que la prevista por la Comisión Europea y respaldada por todos los Estados miembros, que aseguran podrán vacunar al 70% de la población adulta antes de que termine el mes de septiembre.

“Nuestro objetivo es vacunar a 100.000 daneses al día cuando tengamos suficientes vacunas”, había escrito Frederiksen en un post en su cuenta personal de Instagram. Desde la llegada de las primeras dosis, Dinamarca ha liderado los porcentajes de población vacunada en la UE. Actualmente, el 7,36% de los daneses ha recibido la primera dosis de la vacuna,  y el 3,16% ya ha recibido las dos. Durante el viernes 26 de febrero, en todo el país se administraron 35.000 dosis de las vacunas de Pfizer, Moderna y AstraZeneca, pero el objetivo de las autoridades sanitarias para la primavera es más ambicioso, ya que prevé administrar dos millones de vacunas entre mediados de abril y finales de junio. 

“A pesar de algunos pequeños contratiempos, durante el viernes todo fue muy fluido”, asegura el Doctor Svend Hartling, responsable del centro de vacunación de Ballerup, en las afueras de Copenhague. Este centro abrió el pasado 13 de enero aprovechando una escuela municipal en desuso que llevaba un año abandonada. Ahora tiene 26 salas de vacunación y administra 2.500 dosis al día “pero tenemos el personal y la infraestructura preparada para alcanzar hasta 5.000 dosis al día” afirmaba Hartling. 

La prueba de estrés para el plan de vacunación llegó unos días antes del levantamiento tímido y parcial de algunas de las restricciones sanitarias impuestas para frenar la pandemia, aplicadas desde Navidad.

Actualmente el país nórdico mantiene una clara tendencia a la baja en el número de infecciones, con 63 casos por 100.000 habitantes en la última semana. A pesar de la mejora en los datos, el invierno danés se está convirtiendo en un largo letargo y el gobierno aún prevé mantener el cierre de bares, restaurantes, centros comerciales y espacios culturales por lo menos hasta el 5 de abril. 

“Me siento más segura con la vacuna”, explicaba Ida Hansen, de 21 años. Hansen forma parte del cuarto grupo de población que actualmente está recibiendo la vacuna, ya que desde pequeña sufre una enfermedad crónica respiratoria. En las últimas semanas de febrero, además de las personas mayores (el Ministerio no especifica edad) o con enfermedades crónicas, el personal sanitario (que representa un total de 350.000 vacunaciones), ya ha empezado a recibir las primeras dosis de la vacuna.

“En verano ya estábamos preparados”

“Hay varios factores que explican la eficiencia, vista hasta hoy, para administrar las vacunas”, asegura la epidemióloga de la Universidad de Roskilde, Lone Simonsen. La experta explica que uno de ellos es la geografía y el tamaño del país, que a pesar de tener más de 400 islas tiene solo 70 de habitadas, con 5,8 millones de habitantes. Además, el territorio llano de Dinamarca está cubierto por una extensa y buena red logística de carreteras, puentes y ferrys que permiten que “en el momento en que las vacunas pisan suelo danés, estas son usadas en el menor espacio de tiempo posible”. Otro factor es la previsión.

Las autoridades sanitarias, conjuntamente con los representantes de los 98 gobiernos locales del país, en los meses de verano empezaron a reunirse para establecer los puntos de vacunación, encontrar soluciones para el transporte y almacenamiento de las vacunas y preparar al personal necesario.

Además, mientras que algunos países de la UE en un principio decidieron no comprar todas las dosis ofrecidas de la vacuna de Pfizer y Moderna porque requerían un almacenamiento y logística que resultaba más caro, Dinamarca optó por la estrategia de comprar tantas dosis como fuera posible y administrarlas sin guardarla tantas para segundas dosis: “Teníamos los congeladores para mantener las vacunas con un ARN más sensible y el país estaba listo”, concluye Simonsen.

Las autoridades sanitarias decidieron apurar el máximo entre el espacio recomendado entre dosis por Pfizer, que es de seis semanas (en España se aplica la distancia más estándar de tres semanas entre dosis), para vacunar más rápido a más población vulnerable.

Un sistema sanitario altamente digitalizado 

Como en el resto de países nórdicos, Dinamarca es una de las sociedades más digitalizadas del mundo. Los daneses apenas usan el pago en efectivo y están acostumbrados a que las comunicaciones para cualquier tema relacionado con la administración, como la salud o la sanidad, se haga a través del número digital CPR y del buzón on-line E-Box.

“Esta base de datos centralizada con la información de todos los ciudadanos ha ayudado mucho a preparar un plan de vacunación realista y eficaz”, argumenta el investigador de la Universidad de Copenhague, Flemming Konradsen. De esta forma, cada ciudadano recibe en su E-box la invitación para reservar los días de vacunación y el centro que más le convenga, un sistema que a pesar de que en las primeras semanas sufrió algún colapso, está siendo rápido y eficaz. 

“El único problema puede ser el suministro”

“Desde las autoridades sanitarias hay el temor de que con el paso de los meses y el agotamiento emocional por la situación de pandemia, el número de ciudadanos que quieran vacunarse se vaya reduciendo”, explica Konradsen, y apunta: “Hace falta vacunar al 80% de la población para llegar a la inmunidad de grupo”. El investigador explica que “el sistema sanitario danés cuenta con el suficiente personal e infraestructuras para desarrollar un buen plan de vacunación, pero además está siendo entrenado, no sólo para ser enormemente eficiente, sino para ser amable, comunicativo, agradable y atento con los ciudadanos, con el objetivo de ofrecer la mejor experiencia de vacunación posible”.

Por el momento, un estudio realizado por la Carlsberg Foundation revela que casi el 90% de los daneses aceptarían ponerse la vacuna, lo que supone uno de los porcentajes más altos en la UE junto con Suecia, y que se podría explicar por el alto grado de confianza de los daneses hacia las autoridades sanitarias, en contraste con otros países donde se ha hecho el estudio como en Francia o Italia. 

Pero a pesar de la buena preparación y la estrategia desarrollada por Dinamarca, todos los expertos coinciden en que el mayor reto para alcanzar la totalidad de inmunizados a finales de junio depende del suministro de vacunas, una realidad que afecta a todos los países de la UE por igual. Durante la primera semana de marzo, la primera ministra Frederiksen ha visitado Israel junto con el canciller de Austria en un intento de los dos países europeos para tener una menor dependencia de la Comisión Europea en el suministro de vacunas.

“Tenemos un buen plan de vacunación, pero no me sorprendería que se pudiera retrasar algunas semanas por culpa de la falta de llegada de vacunas”, dice Konradsen, el investigador.

Etiquetas
stats