La ultraderecha alemana intenta aprovechar electoralmente la frustración en los antiguos Länder de la RDA
El partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) quiere convencer a los votantes de Sajonia y de Brandeburgo de que viven en una dictadura, o casi. Su lema más polémico de la campaña electoral que termina con los comicios regionales de este domingo en esos dos estados del este germano es “wende 2.0”, algo así como “transición 2.0”. La idea de AfD es que, en la actualidad, Alemania necesita una nueva “transición” en la que el partido ultra y sus votantes son actores decisivos como en 1989 lo fueron los alemanes cuya movilización terminó por derribar la dictadura en la República Democrática de Alemania (RDA).
El candidato de AfD a presidente de Brandeburgo es Andreas Kalbitz. Forma parte del ala más ultra del partido, la misma que está bajo observación por unos servicios de inteligencia germanos que estudian si los planteamientos de esa sección de AfD son conformes con la Constitución. Kalbitz es de los principales responsables de que el concepto de “transición 2.0” haya generado polémica.
“Nosotros no entramos en este proceso en 1989 y no tomamos las calles para obtener lo que tenemos que soportar ahora”, ha dicho Kalbitz en su campaña. Lo que tienen que soportar los alemanes del este es, entre otras cosas, los resultados de un complejo proceso de asimilación en lo que otrora fue la Alemania Occidental, la Alemania capitalista que acabaría integrando en la Reunificación lo que fue la RDA.
“La 'transición de 2.0' de AfD alude claramente a las movilizaciones de octubre de 1989 que trajeron consigo el fin de la RDA, es algo que siempre ha estado presente en movilizaciones de los Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente (PEGIDA), de AfD o de algunos de sus votantes o votantes potenciales”, explica a eldiario.es Karl-Siegber Rehberg, profesor de sociología de la Universidad de Dresde, la capital de Sajonia. “La 'transición 2.0' pretende decir que ahora la situación es tan mala como antes. Pero los estándares socioeconómicos han mejorado. El 75% de los sajones dicen que su situación es mejor que en tiempos del fin de la RDA”, abunda.
Sin embargo, a este sociólogo no se le escapa que en buena parte de la población del este alemán, incluida la de Sajonia, reina el sentimiento de que no participó en la transformación que siguió a la caída del comunismo. Tras el derrumbe de la RDA hubo un proceso de “superposición” de las élites. Políticos, universitarios, académicos y empresarios, entre otros, se ocuparon de liderar en buena medida el proceso de entrada en los usos, costumbres, valores y leyes de la Alemania occidental. Otros han llamado a ese proceso “colonización” del este germano.
Según explica a eldiario.es Wolfgang Gibowski, politólogo de la Universidad de Potsdam, la capital de Brandeburgo, “en los Länder del este alemán hay una mayor frustración sobre cómo han ido las cosas tras la Reunificación, había muchas esperanzas”. Así, Rehberg destaca que, por ejemplo, en Sajonia “hay hasta un 20% de la población que dice que no formó parte de aquella transición y un 15% que dice que fue víctima de aquel proceso”.
Esa sensación de insatisfacción es la que trata de aprovechar AfD para ganar electores. “Con su 'transición 2.0', AfD está diciéndole al electorado: 'hagamos una revolución en la que participen ustedes'”, asegura el sociólogo de la Universidad de Dresde. Parece dar igual que Kalbitz naciera allá por 1972 en Múnich, rica ciudad del sur alemán que en su día no era la RDA.
También destacan otros políticos de AfD que nacieron y socializaron en el oeste alemán antes de hacer carrera política con AfD en el este. Alexander Gauland, co-presidente de AfD y colíder del partido en el Bundestag es otro ejemplo, al igual que Björn Höcke, otro referente del ala dura de AfD. Gauland y Höcke también están detrás de la promoción de esa idea de la “transición 2.0”. El primero, de hecho, lleva tiempo diciendo que se siente como en los “últimos momentos de la RDA”.
Un este alemán “sin milagro económico”
La transición al capitalismo estuvo acompañada del colapso del sistema industrial de la Alemania comunista. “Aquello dejó una enorme cantidad de desempleo en los años posteriores a la Reunificación”, recuerda Rehberg. Las diferencias socioeconómicas entre el este y el oeste germano aún se hacen notar en ámbitos como en los salarios o las jubilaciones, menos generosas en el este por regla general.
AfD no parece ser el partido mejor situado para resolver los problemas causados por la entrada de la Alemania del este en el orden neoliberal. En sus orígenes, AfD es de raíces tan neoliberales que en su día apostaba por salir del euro para no tener, entre otras cosas, que solidarizarse con las economías necesitadas de la Unión Europea llegado el caso.
“A los votantes eso les da igual, el partido ahora ha cambiado, ahora están centrados en otros temas, que son temas como la patria, el nacionalismo o la identidad y cómo les afecta para mal la globalización”, plantea Rehberg. “No hay que olvidar ese dicho polémico según el cual, en el oeste, el llamado 'milagro económico alemán' convirtió en demócratas a muchos alemanes. Y, en el este, las mejoras tras la transición de 1989 no se pueden comparar con lo que fue el 'milagro económico alemán'”, sostiene este sociólogo que se confesa “preocupado” por la fuerza de la ultraderecha en el este germano.
“A diferencia de la mayoría de los votantes de los otros grandes partidos, la mayoría de los votantes de AfD dicen no tener, materialmente, lo que les corresponde”, sostiene por su parte Gibowski, el politólogo de la Universidad de Potsdam. En suma, hay un “resentimiento”, sostiene Rehberg, en el este alemán al que AfD apela de cara a las elecciones del domingo con su campaña “transición 2.0”.
Según las encuestas, el partido de ultraderecha podría lograr la victoria en Brandeburgo, un tradicional bastión del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD). En Sajonia, AfD y su principal candidato, Jörg Urban, aún tienen opciones de igualar al que probablemente sea el candidato más votado, Michael Kretschmer, de la conservadora Unión Cristiano Demócrata (CDU). El domingo, SPD y CDU perderán probablemente votos respecto a citas con las urnas anteriores en Brandeburgo y Sajonia. AfD amenaza allí las hegemonías de socialdemócratas y conservadores.