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Cuando un barrio se pone a cocinar potajes para los necesitados

Voluntarios cocinan en sus casas particulares potajes para repartir gratis entre gente necesitada

Antonio Pérez

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Hace un mes que Adrián Rojas está dando de comer gratis a todo aquel que se acerca por el número 28 de la calle Espíritu Santo en busca de alimento. Poco después decía a Somos Malasaña: «Con que hubiera otros dos o tres establecimientos en el barrio que hicieran algo parecido a esto que hago yo habría, al menos, comida suficiente para todos los que la necesitan. Si alguno más se me suma salimos adelante“. Cuando alguien preguntaba cómo podía apoyar su iniciativa la respuesta que recibía era: «No sé, hagámoslo juntos, decidí vos. Yo he dado una idea, veamos lo que hacemos», en una clara invitación a pensar en hacer algo más entre todos para paliar la crisis social y económica hacia la que apuntaba la sanitaria y las medidas adoptadas para luchar contra el coronavirus.

El contagio solidario que deseaba Rojas se ha producido y hoy hay cerca de dos centenares de personas a su alrededor, organizadas para dar soporte a una iniciativa que, además, ha servido de acicate para que asociaciones, plataformas vecinales de Malasaña y particulares se movilizaran sin más demora para tratar de cubrir la larga serie de necesidades surgidas en el barrio a lo largo de este confinamiento y para las que la administración y los servicios sociales, desbordados, no han tenido capacidad de respuesta suficiente.

Kits de cocinado

Kits de cocinadoKits

Si la primera vez que hablamos con Adrián daba 40 comidas a diario hoy, cuando junto a él cocinan en su local Lola y Patricio mientras que un gran número de voluntarios se encargan de proporcionar toda la logística que precisa, se está alimentando a unas 250 personas, proporcionándoles además las raciones suficientes para cubrir todas las comidas del día.

En cualquier caso, y como los demandantes de ayuda no dejan de crecer, las mentes pensantes de esta iniciativa solidaria han querido dar un paso más y se han propuesto poner a hacer comidas al barrio entero: cada día preparan una decena de kits con todo lo necesario para que voluntarios cocinen en sus propias casas un mismo guiso, lo sirvan en envases desechables individuales y los lleven posteriormente al 28 de Espíritu Santo para su reparto. Por el momento, son ya unas 30 personas las que se han apuntado a este reto, según explica en su cuenta de instagram Lola Beneyto, quien hace además en ella pequeños tutoriales de cómo preparar el guiso correspondiente a cada día.

La cosa arrancó con éxito con el cocinado de unas lentejas vegetarianas, para lo que se repartió un kit compuesto por un kilo de legumbres y sus correspondientes verduras. Cuenta Eva, una de las vecinas solidarias que se ha animado a cocinar en su casa, que con lo que recibió le dio para preparar 14 raciones, las cuales entregó ya en tuppers individuales listos para ser repartidos.

Para cada día de la semana hay una propuesta distinta de cocinado y 10 kits listos para que los voluntarios los recojan entre las 15.30 y las 16.30. Antes deberán haberse apuntado en una lista indicando el día en el que quieren cocinar. Si los números no fallan, estos vecinos estarían aportando alrededor de 140 raciones de comida cocinada al día a lo que ya de por sí se prepara en Espíritu Santo 28, a los guisos de otros espontáneos que, de tanto en tanto, también llevan platos de todo tipo preparados y listos para repartir y a las donaciones de frutas, pan o, incluso, bizcochos, hechas por distintos comercios del barrio.

“Estamos cocinando para gente que antes no mirábamos a la cara”, cuenta Lola, en clara referencia a las personas sintecho que se acuden a Espíritu 28 a diario a por comida y que, sin ser las únicas beneficiarias de esta ayuda -hay también familias malasañeras con pocos recursos, ancianos que no pueden hacerse la comida, viajeros atrapados por el cierre de fronteras...- sí son amplia mayoría. “No llegamos a cocinar para todos pero intentamos dar comida para mediodía y noche; fruta, leche...”

“A mí esta forma de trabajar me resulta muy natural y orgánica”, cuenta Eva, quien destaca sobre todo lo efectiva que es la red solidaria de alimentación que se ha creado.

Saturación

Saturación

Por otra parte, el sistema de cocinado en casa ideado desde Espíritu Santo 28 habla también de lo saturado que está ya este espacio, al que se le están buscando sucursales y alternativas, tanto desde dentro como desde la red barrial de Cuidados Centro que se ha formado y que también trabaja de forma coordinada con los implicados en esta iniciativa.

Algo que urge sobremanera es encontrar un nuevo local en el que poder almacenar comida y repartir desde el mismo cestas de alimentos sin cocinar a aquellas personas del barrio que puedan preparárselos en sus propias casas.

Conseguir otro espacio en el que poder cocinar también sería deseable. En este sentido se están moviendo distintas asociaciones de Malasaña, al tiempo que desde la FRAVM se ha solicitado formalmente al Ayuntamiento de Madrid la apertura de lugares municipales cerrados en la actualidad y que pudieran servir para este fin.

Por último, cabe destacar que las personas y entidades más activas en este comedor solidario están tratando de que la policía municipal esté presente en la plaza del Rastrillo, junto al 28 de Espíritu Santo, para mantener el orden y las distancias de seguridad entre beneficiarios antes, durante e inmediatamente después de la hora de reparto gratuito de comidas, que se produce desde las 13:30 horas.

carmen Zagalaz

Fantásticos!!!❤❤❤
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