Museo de Arte Contemporáneo de Madrid: diez años de mala vida para acabar siendo troceado
En el mes de abril del año 2010, los 3.000 m2 del Museo de Arte Contemporáneo de Madrid (MACM), situado en el Centro Cultural Conde Duque, cerraron como consecuencia de la profunda rehabilitación a la que se debía someter el edificio del antiguo cuartel. Más de una década después de aquello, la institución, creada en 2001, aún no se ha recuperado porque, pese a que reabrió en febrero de 2015, lo hizo de forma parcial por falta de dinero, con sólo dos salas habilitadas para exposición -900 m2 de los más de 3.660 m2 que le correspondían tras las obras.
Desde entonces el museo lleva más de un lustro esperando que algún gobierno local asigne el presupuesto necesario para acondicionar museográficamente y en temas de climatización sus 2.700 m2 restantes, que permanecen inutilizados mientras que buena parte de su colección -más de 3.600 piezas artísticas de pintura y obra gráfica, en su mayoría- , patrimonio de todos, está guardada en un almacén.
Tras su reapertura, el museo no sólo perdió espacio sino que también vio muy mermada la asignación económica anual que recibía. Se podría decir que en los últimos años desde la administración local se le ha dado cierta mala vida a esta colección de arte español que abarca desde las vanguardias históricas hasta la actualidad.
Hace unos días el foco cultural de la ciudad volvió a posarse inesperadamente sobre este museo semi olvidado: la delegada de Cultura, Andrea Levy, anunciaba que antes del otoño abriría un nuevo centro de “creación contemporánea” -Espacio Cultural Serrería Belga- en la llamada milla de oro de los museos de la capital, en el lugar donde hasta ahora ha estado Medialab Prado, y que la parte principal del mismo estaría formada por los fondos del Museo de Arte Contemporáneo de Madrid.
De estas novedades, según fuentes consultadas por este periódico, tanto trabajadores del MACM como su propia directora, Mª Ángeles Salvador Durantez, se habrían enterado por la prensa.
El área de Cultura aclaraba a este diario el pasado viernes lo siguiente: “El nuevo espacio -Serrería Belga- tendrá una zona expositiva con fondos del MACM y otra zona dedicada a la gestión de espacios para el desarrollo de actividades y proyectos culturales. Por eso no es solo un museo sino un espacio cultural. La parte expositiva quedará bajo la actual dirección del MACM”.
Del nuevo cometido que prevé asignarles el Ayuntamiento, Salvador y su equipo tampoco sabían nada hace dos días.
“El proyecto museístico no está cerrado. Lo diseñará la Dirección de Museos y Bibliotecas”, afirman desde Cultura, área que en cualquier caso sí confirma que el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid será troceado, o dicho de otra forma, que tendrá dos espacios expositivos en dos sedes distintas.
Aunque hasta ahora no ha habido presupuesto para acondicionar el espacio del museo que permanece inutilizado en el Conde Duque sí que lo habrá para museografiar el de Serrería Belga. La apuesta política por la concentración cultural es evidente.
Mientras, las salas vacías del Conde Duque seguirán en un limbo inquietante que hace pensar en un cambio de uso para ellas, aunque oficialmente nada se haya dicho al respecto.
Durante la pasada legislatura, con Carmena en la alcaldía de Madrid, se preparó un proyecto arquitectónico y museográfico para reabrir en su totalidad el espacio expositivo del MACM, que contemplaba talleres para artistas emergentes y grandes zonas para muestras temporales de arte. Se habían conseguido transferencias de otras partidas para hacer las obras necesarias, pero finalmente no llegó a materializarse y con la llegada de las elecciones y el cambio de Gobierno todo quedó en el olvido.
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