Propuesta de centro cívico-cultural para Malasaña: “Queremos defender los espacios y construir un barrio vivo”
Tres ideas ciudadanas para Malasaña compiten en la fase final de los Presupuestos Participativos 2017 por los votos de los madrileños que permitirán que se lleven a cabo. Las tres son compatibles y podrían llevarse a cabo si consiguen los suficientes votos de los residentes en el distrito Centro.
Somos Malasaña entevista a los portavoces de una de ellas, la que busca instalar un centro cívico en la tercera planta de San Bernardo 68, el edificio de los bomberos. Es la que más difícil lo ha tenido para llegar a la fase final, pese a cosechar cientos de apoyos: técnicos del Ayuntamiento la vetaron inicialmente y luego el consistorio rectificó y la acabó incluyendo en la lista, aunque con un alto prespuesto. El sainete lo contamos en su momento y también lo han retratado los impulsores de la medida (un nutrido grupo vecinal) en este vídeo.
SOMOS MALASAÑA: ¿Cómo surgió la propuesta?
SAN BERNARDO 68: Basta con hacer un seguimiento de la caída libre sufrida por los espacios públicos del barrio durante las dos últimas legislaturas, con más de 10 edificios vendidos o cedidos para usos no comunitarios. Pero el barrio no sólo ha sido afectado gravemente por la privatización y cesión de estos espacios, sino que es el segundo más poblado del distrito Centro: Su población de derecho se multiplica varias veces por una población flotante no estacional (visitantes nacionales y extranjeros a lo largo de todo el año) que también utiliza los espacios y servicios públicos de la zona y que es equivalente a la de muchas capitales de provincia españolas.
A esta falta de lugares públicos se une la avalancha de turistas, la huida sistemática de l@s vecin@s por la subida de precios del alquiler por efecto de la gentrificación... el barrio está dejando de serlo para convertirse en un parque temático, deshabitado y comercializado. Había que poner freno a esto, y qué mejor solución que fomentar la participación ciudadana, el desarrollo de redes de creación, de innovación y de participación, cediendo un espacio público a las personas comprometidas con el barrio. Empoderar a la ciudadanía para defender sus valores, sus espacios y otorgarles el derecho a no ser espectadores de su propia degradación sistemática, sino a ser partícipes de la construcción de un barrio vivo, dinámico, abierto y participativo, empezaba a ser tan urgente como necesario.
¿Era un proyecto que estaba pensado desde antes de los presupuestos participativos?
La acción vecinal comenzó cuando el Ayuntamiento cedió el edificio protegido de la casa de la Carnicería, situado en la Plaza Mayor, para la construcción de un hotel privado, con su correspondiente aparcamiento donde ahora está alojado el parque de bomberos. Se vieron de pronto con la premura de reubicar a los bomberos, y decidieron que los instalarían en el primero que vieron disponible entonces en el distrito, el de la calle San Bernardo, 68.
Parece que los técnicos que tomaron la decisión no tuvieron en cuenta que justo pared con pared había un Instituto, una Escuela de Arte; tampoco les pareció que tener una residencia de ancianos a unos 50 metros, otra a poco más de 90, en la acera de enfrente, fuera un problema; o dos centros de salud al lado; o que los coches de los bomberos tuvieran acceso al centro por una calle que desemboca en Gran Vía colapsada casi siempre por el tráfico; y que los propios bomberos no vieran idóneo el lugar. Muchos meses después, tampoco les ha desanimado saber que los coches de los bomberos no cabían por las puertas preparadas expresamente para ellos...
L@s vecin@s, entre asombrado@s e incrédul@s, nos movilizamos desde el principio para intentar que semejante barbaridad no se llevase a cabo. Acciones como una manifestación, la entrega de una carta en persona a Carmena o la difusión en los medios y redes sociales de la reivindicación fueron algunas de las acciones abordadas. Solicitábamos que en la planta baja y primera del edificio se instalara un gran centro de salud, y en las plantas superiores, un centro social y cultural. Meses después, con la llegada de los presupuestos participativos en 2016, se propuso por primera vez este proyecto en el proceso de votación del ayuntamiento.
Con todo, la reivindicación de espacios sociales y culturales en Malasaña no es nueva: Ya desde los años 90 el barrio ha estado reclamándolos. Con el PP en el ayuntamiento, se concedieron quince millones de pesetas de Caja Madrid a un proyecto vecinal para la creación de un Centro de acogida, formación y animación, pero pasó a manos de la empresa Tritoma con el proyecto Maravillas Andando y se ignoró la participación ciudadana.
Posteriormente, algunas iniciativas, como la del Patio Maravillas y otras, abrieron espacios de autogestión ciudadana, con acciones en la Calle Acuerdo, Escorial, 16, Pez y Corredera de San Pablo, todos ellos ya desalojados.
2. Explícanos brevemente en qué consiste el proyecto
Se trata de un nuevo concepto de servicio sociocomunitario y cultural para la zona norte del distrito: Un espacio para la creatividad, la innovación y la participación, donde las personas puedan decidir, proponer, desarrollar y hacer visibles actividades creativas de todo tipo para todas las edades.
¿Dónde? En la planta 3 del edificio de San Bernardo, 68, ampliable a la 4 y 5.
¿Qué solicitamos? Disponer de salas de teatro, música y danza, centros de reuniones, encuentros y eventos, talleres de trabajo artístico o ludotecas, espacios de coworking e innovación colaborativa… Son grandes salas multi uso en un espacio polivalente, ampliable y flexible con funciones de salón de actos, almacén y espacios de gestión.
¿Cómo combinará el espacio el uso con los bomberos en sus plantas inferiores?
La entrada al centro cívico social y cultural, plantas 3, 4 y 5 se habilitará por la calle La Palma, de forma independiente. Los camiones de bomberos tendrán acceso (si finalmente caben por la puerta) a través de la calle San Bernardo.
¿Cómo se gestionaría el espacio?
Esto es una segunda fase que sobrepasa el ámbito de la propuesta presentada. Primero hay que conseguir el espacio físico, antes de plantearse ir más allá. Lo que está claro es que debe ser una gestión volcada a impulsar la participación ciudadana: las iniciativas de las personas tendrán un lugar donde idearse, hacerse realidad y ser difundidas; será un espacio donde generar redes y encontrar apoyo y colaboración para su desarrollo, siempre con el foco puesto en mejorar la calidad de vida de los habitantes del barrio.
¿Quiénes (asociaciones, empresas, colectivos, etc) están involucrados?
La Plataforma Maravillas, que engloba a más de 20 colectivos del barrio, está apoyando el proyecto: No hay más que ver el eslogan en la pancarta de las fiestas autogestionadas de 2017: ¡Espacios para l@s vecin@s ya! Además, ha creado su propia comisión de espacios sociales y culturales, de la que formamos parte, precisamente para abordar este tipo de reivindicaciones. Acibu, como asociación vecinal del barrio, ha dado su apoyo. Igualmente las AMPAS de los colegios del barrio.
A muchos otros colectivos fuera de la plataforma les ha encantado el proyecto. Intermón Oxfan, Greenpeace, Asociación de amigos del pueblo saharaui, COGAM, Sodepaz y varias asociaciones de comerciantes y hosteleros, algunas dentro de la propia plataforma, etc...
Si los presupuestos participativos no favorecieran a este proyecto, ¿hay un plan alternativo para llevarlo a cabo?
El Ayuntamiento ha prometido que San Bernardo 68 será dedicado a estos fines. Si finalmente decide crear el centro social y cultural en otro espacio, porque no sale en los presupuestos participativos, deberá cumplir con su compromiso y ceder al barrio un espacio equivalente. Se ha generado una gran expectativa en el barrio, en personas de todas las edades, con una necesidad común: un lugar para la creación, la participación, la innovación. Es difícil calcular la respuesta que todos estos colectivos y vecinos involucrados podrían dar si finalmente se desatiende este deseo, esta necesidad, pero que sería contundente, no nos cabe duda.
Aparte de vuestro proyecto... ¿qué otra necesidad a nivel de infraestructuras necesitaría Malasaña?
Puf... Eso lo dejamos para los presupuestos del año que viene. Ahora urge lograr este espacio, porque es el último de carácter público ya construido y sin uso; si lo desatendemos ahora, nos quedaremos sin toda opción, sin esperanza, y el centro de Madrid terminará pareciéndose cada vez más a esa imagen de parque temático donde la vida vecinal desaparece. ¡Aún estamos a tiempo de pararlo!
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