La 'plaza de los dominicanos' de Tetuán se llena de murales que explican su cultura
En los Guloyas –representaciones callejeras del carnaval de San Pedró de Macorís– confluyen las tradiciones anfroantillana y la herencia hispana (a través de la teatralización de escenas bíblicas). El colorido de esta tradición, enmascarada y danzante, tiene reflejo ahora en otro lugar de mestizaje cultural dominicano: en Tetuán.
Nos lo explicaba este pasado fin de semana la artista dominicana Jannette Alfau, a quien abordamos mientras ultimaba un mural en uno de los casetones exteriores del garaje subterráneo bajo la plaza del Poeta Leopoldo de Luis, en el barrio de Bellas Vistas. “Como ves, aparecen las máscaras típicas, vejigas utilizadas en el carnaval de otras partes de la isla, los telares, las cintas de colores…estos murales están dedicados al carnaval pero se están haciendo a la vez de otras temáticas”, detallaba mientras aplicaba pintura en la pared.
Quienes hayan pasado durante las últimas semanas por esta placita, espacio de sociabilidad de la comunidad dominicana, habrán visto cómo sus muros se llenaban, poco a poco, de color. Habrán podido ver también a niños pintando un muro y a numerosos artistas, la mayoría dominicanos, plasmando motivos de su cultura en la numerosas paredes del entorno. A la vez que se escriben estas líneas, unas chicas pintan otro mural titulado Colmado con la música de Miguel de fondo.
El grupo de doce murales se ha elaborado por iniciativa de la Fundación Activando Cultural (colectivo de artistas dominicanos y españoles), en colaboración con otras asociaciones del ámbito dominicano, como la Asociación Cultural y de Cooperación al Desarrollo Biblioteca República Dominicana, el Centro de Participación e Integración del Inmigrante, (CEPI- TETUÁN), el programa de Apoyo Socioeducativo y Prelaboral Para Adolescentes (ASPA), la Asamblea Espiritual Local de los Bahias de Madrid, Movimiento Renacentista Dominicanos en España y la Fundación Incentivo Dominicano. Todo un despliegue de dominicanidad.
Entre los artistas implicados, encontramos los nombres de El Rey de la Ruina (conocido artista español), Manolo Romero (Manolete), Wanda Cortorreal, Taina Almodóvar, JennMarie Fersobe, Gerson Rodríguez, Jeannette Alfau, Erickdoni Turbí, Adonis Ramos, Luis Alejandro Núñez, Helen García y Caridad Alisber.
La plaza de los dominicanos y los grafitis
Una de las imágenes promocionales del documental póstumo del cineasta Carlos Saura, Las paredes hablan, muestra al veterano director sentado en un poyete junto al artista urbano Suso 33. Al fondo, el enorme grafiti de Suso sobre la medianera que preside la plaza, una ciclópea figura dibujada a base de sombras –presencias– que se ha convertido en seña de identidad de la zona.
A la vez que esta, llegaron las primeras pinturas murales reposadas a la plaza –los tags y las pintadas reivindicativas siempre han estado presentes– en forma de versos del poeta y vecino que da nombre a la confluencia de las calles Navarra, Castilla y Goiri. Luego, vinieron otras, convirtiendo la plaza en un lugar literalmente pintoresco a un paso de la calle de Bravo Murillo, en cuyo paisaje pugnan la segunda cúpula más grande de Madrid (la de los Salesianos de Estrecho) y un collage de ropa tendida sobre las fachadas.
A pesar de ser una plaza relativamente reciente, ha sufrido varias remodelaciones en los últimos años, tan poco voluntariosas que, pese a los meses de cierre, no han cambiado sustancialmente su fisonomía. Su estructura tiene el pecado original de ser poco menos que la tapadera de un garaje subterráneo, que la deja en herencia un extraño juego de desniveles, con tres abruptas torres de ventilación y dos accesos al subterráneo que dibujan una serie de planos duros ideales para ser grafiteados. No hay mal que por bien no venga.
En la plaza del Poeta Leopoldo de Luis, nacida del derribo de viejas casas, se colocó en 2008 una escultura dedicada al poeta, que luego se trasladó a la entrada de la cercana biblioteca Vázquez Montalbán con la excusa de su deterioro. También hubo una fuente, en la que los niños entraban a refrescarse en verano, que se clausuró porque se entendía incívico el uso. Una plaza absolutamente abandonada por los distintos gobiernos municipales que aparece periódicamente en prensa asociada a las bandas latinas, pero que se trata de un espacio central para muchas familias latinas del barrio.
A partir de ahora, cuando un vecino no dominicano pase por ella, podrá preguntar a un lugareño –pues Bellas Vistas es patria chica de muchos dominicanos y españoles de origen dominicano– quiénes son los deportistas representados en uno de los murales –el que escribe reconoce que solo ha reconocido a Chicho Sibilio–. Como cuando Jannette Alfau nos descubrió la historia dibujada de los Guloyas en Tetuán.
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