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Recuperando el hilo urbano de la arquitectura obrera del socialista Gabriel Pradal en Madrid

Gabriel Pradal, junto a uno de sus proyectos

Luis de la Cruz

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El pasado martes, 11 de abril, el salón de actos de la Casa del Pueblo de Tetuán acogía un acto de consumo interno del PSOE sobre la política de vivienda en Madrid. Coincidiendo con la conferencia, se inauguraba también en el salón de actos del viejo caserón de principios del siglo XX, el mismo que inaugurara Pablo Iglesias en persona, y que fuera ocupado por militantes socialistas durante la Transición antes de que le fuera devuelto al partido, una exposición sobre el político y arquitecto socialista Gabriel Pradal.

Ha tenido que ser una asociación del distrito de Tetuán –la Casa Vecinal–, la que traiga en 2022 su memoria a primer término. Antonio Ortiz, historiador, viejo militante del movimiento vecinal y cabeza visible de la Casa Vecinal, ha tirado del hilo de Pradal entre los legajos del Archivo de Villa y ha descubierto que la presencia del que fuera arquitecto municipal tuvo más presencia en el gran extrarradio obrero del norte de Madrid del que se tenía constancia hasta ahora.

Gabriel Pradal fue uno de los trece hijos del ayudante del arquitecto municipal de Almería, de quien heredó el amor por la cosa de diseñar espacios. Se pagó la carrera dando clases particulares en Madrid y ejerció la profesión desde el Ayuntamiento de la ciudad en las décadas de los veinte y los treinta. Decía en un texto sobre él Jiménez de Asúa, presidente de la República en el exilio, que Pradal tomó conciencia de clase viendo la procedencia familiar de la mayoría de sus compañeros de estudios. En su obra se abren paso las aportaciones al partido y a la propia ciudad. Entre las primeras, cabe citar la reforma de la Casa del Pueblo de la calle Piamonte, la Mutualidad Obrera (hoy es el centro de salud de la calle Eloy Gonzalo) o la imprenta de El Socialista (en la calle Trafalgar, donde la actual del BOE). Entre las segundas, numerosas viviendas y equipamientos públicos, que le valieron ser decano presidente del Colegio de Arquitectos de Madrid durante la República

Fue también diputado y el golpe de Estado franquista le pilló en su Almería natal –de cuyo Sindicato Minero fue arquitecto–. Participó activamente en la contienda y le tocó cruzar los pirineos con su familia al final de la misma. En Toulouse trabajó sin firma, como delineante y, a partir de 1952, dirigió El Socialista en el exilio –donde escribió numerosos artículos con el pseudónimo de Pericles García–. Formó parte de las Comisiones ejecutivas de PSOE y UGT hasta su muerte, en 1965.

El rastro de Gabriel Pradal en Tetuán

Cada vez que pasamos por la Casa de Baños de la calle Bravo Murillo una parte de ella, la que queda bajo su perfil acristalado, más moderno, nos recuerda al viejo arquitecto socialista. Abierta en 1932, a punto estuvo de desaparecer en los años ochenta, pero la lucha de la Asociación Vecinal Cuatro Caminos Tetuán consiguió que permaneciera en pie. La reforma llevada a cabo entre los años 2011 y 2012 dejó la planta baja de Pradal, que por cierto tenía similitudes con la desaparecida casa de baños de la Guindalera, también obra suya y que se puede ver en la exposición.

Ortiz ha encontrado su firma en dos edificios de viviendas de la calle Doctor Santero y en la colonia Bellas Vistas, donde firmó algunas de las espléndidas casas de aire norte europeo. “Firmó el proyecto de al menos cuatro, que yo haya encontrado –explicó Ortiz en la presentación–, algunas modificadas o que ya no están, pero al menos una sigue existiendo”.

La colonia de Bellas Vistas se benefició en su momento de las exenciones de la Ley de Casas Baratas, aunque los obreros nunca estuvieron entre los clientes de sus promotores. Todo lo contrario, sucedió con la Colonia Ciudad Jardín Norte, cuyos hotelitos aún pueden verse –algunos recrecidos y desfigurados– entre las calles Santa Juliana y San Raimundo. Esta colonia en régimen de cooperativa fue impulsada por los afiliados al Círculo Socialista de Cuatro Caminos, en la calle de Goiri, y firmada por Gabriel Pradal. Las casas fueron construidas por el maestro de obras Antonio Abad en los terrenos que los socialistas habían comprado a la familia Stuyck, dueños de la célebre Fábrica de Tapices e inauguradas en 1929.

La pequeña calle interior de la colonia llevó el nombre de Gabriel Pradal, pero fue sustituido en 1941 por el de Manuel Sarrión, pasante del despacho de abogados de José Antonio apresado en el asalto al Cuartel de la Montaña. En 2017 la vía se renombró por la Ley de Memoria Histórica en 2017 con el nombre del también diputado socialista Julián Zugazagoitia. “Nosotros propusimos que pusieran el de Gabriel Pradal, sería más adecuado, pero no nos hicieron caso”, dijo el historiador Antonio Ortiz en la inauguración de la exposición.

Pero seguramente el rastro más inesperado de Pradal en los Cuatro Caminos es de un ambicioso proyecto nonato que, en la misma línea de promoción de la vivienda obrera, hubiera cambiado la fisonomía de una parte del barrio. Pradal, como responsable en el ramo en el Ayuntamiento proyectó un barrio de 55 casas (2150 viviendas) en el entorno de las actuales calles de Lérida y Ávila, al este de Bravo Murillo. Las viviendas tendrían locales comerciales, lavadero, secadero y una casa de baños con una gran piscina soleada.

Por último, encontramos en los contornos del barrio (en la calle de Pablo Iglesias, casi esquina con la de Reina Victoria) un busto de Pablo Iglesias que nos habla de la memoria del arquitecto en el exilio y de la historia desenterrada del socialismo tras el Franquismo. El escultor Pepe Noja hizo una reproducción en arenisca del original de Emiliano Barral, que formaba parte de un gran conjunto situado en el Paseo de Camoens. El monumento, ya deteriorado por la cercanía del frente, fue finalmente dinamitado tras la contienda. Los restos se llevaron al Parque de El Retiro, con la intención de triturarlos y usarlos como material de relleno, pero quiso la casualidad que José Pradal (hermano de Guillermo) fuera director de las oficinas del Parque y consiguiera salvar la cabeza del fundador de su partido con la ayuda de unos operarios afines. El busto permaneció enterrado en los Jardines de Cecilio Rodríguez y Guillermo Pradal conservó un plano del tesoro enviado por su hermano, donde figuraba la ubicación de la pieza de 1500 kilos. La hija del arquitecto hizo llegar al PSOE el plano en 1977, que permitió dos años después recuperar la cabeza, que hoy se encuentra en la sede de Ferraz.

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