Opel Grandland X Hybrid4: un híbrido enchufable veloz y parco en consumo
Como ariete del Grupo PSA en materia de electrificación, Opel avanza a pasos agigantados hacia un horizonte en el que, para 2024, todos sus modelos dispondrán de al menos una versión con algún tipo de asistencia eléctrica. Ese proceso acelerado lo han iniciado el Opel Corsa-e, 100% eléctrico, y el Grandland X híbrido enchufable (PHEV), a los que seguirán en el tiempo un nuevo Mokka con versión también de baterías, los Vivaro y Zafira eléctricos y, según adelantó ayer la marca alemana, el futuro Astra, que igualmente contará con una variante movida por baterías.
Después de una primera toma de contacto el pasado enero en carreteras de la Selva Negra, hemos tenido oportunidad de conducir en Madrid el Grandland X Hybrid4, un PHEV de 300 caballos y tracción total que puede recorrer 57 kilómetros con el motor de combustión apagado, medidos en ciclo WLTP. En estas fechas están llegando también, tras el parón del coronavirus, las primeras unidades de una versión menos potente (225 CV) cuya autonomía eléctrica alcanza los 59 kilómetros. Este Grandland X Hybrid (sin el 4 final) puede llevar tracción a las cuatro ruedas en el acabado Ultimate, mientras que el Selective solo puede ser 4x2.
El Hybrid4 equipa un motor de gasolina 1.6 turbo que entrega por sí solo 200 caballos y dos motores eléctricos, uno en cada eje, además de una batería de 13,2 kWh refrigerada por agua. Los 300 caballos de potencia conjunta permiten al coche pasar de 0 a 100 km/h en 6,1 segundos, una cifra sin duda brillante y que se acompaña, además, de un consumo de energía (combustible + electricidad) extraordinariamente parco, lo que es aún más llamativo a la vista de los casi 400 kilos de peso extra de esta versión debido a la batería.
En un recorrido de unos 115 kilómetros que transcurría enteramente por carreteras y autovías y que incluía la subida y la bajada del Alto del León, en Guadarrama, hemos obtenido el sorprendente registro de 3,9 litros/100 km de gasolina y 8,2 kWh/100 km de consumo eléctrico, conservando para imprevistos 10 km de autonomía mediante la función E-Save y forzando aceleraciones fulgurantes cuando era necesario por seguridad.
En la conducción usamos los modos Hybrid y Sport, este último para la ascensión del puerto, y reservamos el 100% eléctrico con que el modelo arranca la marcha por defecto para el primer tramo, urbano, del trayecto; el modo 4x4, del que carece la versión de 225 CV, no procedía en ninguna parte de la ruta. En el descenso del Alto del León recurrimos con frecuencia a la posición B (Brake) de la palanca de cambios, tanto para incrementar la regeneración de energía como para disponer de freno motor con el que reducir las inercias del coche.
La colocación de la batería debajo de los asientos traseros no tiene repercusión sobre el espacio disponible en estos, aunque sí sobre la capacidad del maletero, que pierde 124 litros con respecto a un Grandland X de combustión: pasa de 514 a 390 litros.
Obviamente, un híbrido enchufable como este está concebido para que los trayectos cotidianos en ciudad puedan realizarse sin emisiones locales, pues los 57 o 59 kilómetros de autonomía son más de los que recorre al día un usuario medio, que en este caso debe tomarse la molestia mínima de conectar el vehículo a la red cuando está en casa o en el trabajo. Como otros vehículos de PSA, el Grandland X incorpora un testigo luminoso en el retrovisor interior que se ilumina cuando circula en modo exclusivamente eléctrico.
Opel subraya que los modelos electrificados no solo necesitan menos mantenimiento que los convencionales -hasta un 30% según un estudio del que te hablamos en este artículo-, sino que, cuando utilizan adecuadamente su parte eléctrica, evitan al motor térmico y demás componentes un desgaste sin el cual su vida útil se alarga de forma considerable.
La marca también ha hecho números ciñéndose al ahorro de combustible que supone un vehículo PHEV respecto a uno de combustión equivalente. Suponiendo un desplazamiento diario de 100 kilómetros (70.000 anuales) para acudir al trabajo y volver a casa, el conductor de un Grandland X híbrido enchufable gasta 2.100 euros menos al año que el que conduce un 1.6 T de 181 CV, según estos cálculos.
A este ritmo se amortiza relativamente rápido la diferencia de precio entre las versiones térmicas y electrificadas, que se sitúa en unos 7.000 euros si comparamos ese mismo 1.6 T con el Hybrid de 225 CV, ambos en el mismo acabado Ultimate y equipados con cambio automático de ocho velocidades. Por supuesto, el margen se estrecha en caso de acogerse a las actuales ayudas del Plan Moves.
Sin tenerlas en cuenta, ahora mismo Opel comercializa el Grandland X Hybrid en versión Selective desde 33.800 euros. La marca estima que, una vez se normalicen las entregas de esta versión 4x2 de 225 CV, esta acaparará el 70% de las ventas del modelo, quedando el 30% para la Hybrid4 de 300 caballos, más brillante pero también 5.000 euros más cara. Ambas son acreedoras a la etiqueta Cero emisiones de la DGT, al superar los 40 km de autonomía eléctrica.
La carga de la batería de 13,2 kWh, en garantía durante ocho años, se demora 7 horas y 10 minutos en un enchufe doméstico de 1,8 kW, 4 horas con el cable de 3,7 kW que se suministra de serie y 1 hora y 50 minutos en un wallbox de 7,4 kW, para que el existe un cargador opcional. Mediante la app MyOpel es posible programar y consultar de manera remota el estado de la carga, así como preacondicionar la temperatura del habitáculo.