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Opel transforma el Mokka en un eléctrico compacto y atrevido

El nuevo Opel Mokka, entre muchas otras novedades, incluye por primera vez una versión eléctrica.

Paula Ulloa

Si con el Corsa-e la firma alemana Opel ha optado por distinguirlo poco de las versiones térmicas de su gama, como para normalizar el vehículo eléctrico, el camino escogido en el caso del nuevo Mokka no puede ser más divergente. Parecería que aquel se suma a la familia a posteriori y pretende pasar inadvertido mientras que este se presenta desde su lanzamiento -en estos días- tanto en variantes de combustión como de batería y hace gala de un aspecto rompedor y pasional que parece proclamar su novedosa condición.

Con solo 4,15 metros de longitud, el Mokka luce unos voladizos cortos y un frontal imponente y atrevido que incorpora por primera vez el llamado Opel Vizor. Al igual que en un casco integral, una visera de protección cubre el rostro del coche e integra la parrilla, los faros led y el logotipo del Blitz (rayo), rediseñado, en un solo elemento. En la zaga, el nombre del modelo aparece en el centro del portón, en una tipografía especialmente creada para la ocasión, estilizada y fluida.

Como apuntábamos al inicio, el SUV de Opel está ya a la venta con motores de gasolina y diésel y en variante 100% eléctrica, que añade una e final al nombre. El precio de partida en España es de 21.000 euros, y el Mokka-e cuesta 35.400 euros sin tener en cuenta las ayudas oficiales que se hallan actualmente en vigor.

Como en el Corsa-e, el sistema de propulsión eléctrico desarrolla aquí 136 caballos y 260 Nm de par máximo y disponible de manera inmediata cuando se pisa el pedal del acelerador. La batería de 50 kWh proporciona en el Mokka-e 324 kilómetros de autonomía, según datos provisionales en el ciclo de homologación WLTP. El consumo de energía se sitúa entre los 17,4 y 17,8 kWh, de acuerdo con la misma prueba.

En la aceleración de 0 a 100 km/h el cronómetro se detiene en 9,1 segundos, y el 0 a 50 km/h se despacha en apenas 3,7 segundos, lo que da una idea de la alegre respuesta del coche. El usuario tiene a su disposición tres modos de conducción: Eco, Normal y Sport, con el fin de poder escoger en todo momento entre la máxima eficiencia, el uso estándar y las mejores prestaciones posibles. La velocidad máxima está limitada electrónicamente a 150 km/h para preservar el rendimiento de la batería.

A la hora de repostar, el Mokka-e admite un máximo de 100 kW en un punto de carga rápida con corriente continua, donde se precisan 30 minutos para que la batería alcance el 80% de su capacidad. Por supuesto, está preparado para otras opciones de carga, desde monofásica a trifásica a 11 kW. La batería tiene una garantía de ocho años o 160.000 kilómetros.

La plataforma multienergía CMP, del grupo PSA, sobre la que se asienta el Mokka posibilita montar tanto versiones térmicas como eléctricas, así como una variedad de transmisiones, en función de la demanda del mercado. Los ingenieros de Rüsselsheim han trabajado por su parte en reducir el peso del vehículo, hasta 120 kilos con respecto a la generación anterior, al tiempo que incrementaban la rigidez de la carrocería hasta en un 30% en el caso del Mokka-e, que se beneficia de un pack de baterías situado a muy baja altura respecto del suelo. Esta última circunstancia permite que el coche consuma menos combustible (o energía eléctrica) y ofrezca una respuesta más directa y ágil.

Para el interior, Opel ha optado por una estrategia contracorriente que define como de “desintoxicación digital”. Muy acertadamente a nuestro criterio, la marca considera que hay demasiados puestos de conducción sobrecargados de información y mandos -y por lo tanto inseguros-, de modo que ha elegido un diseño claro e intuitivo donde todo lo necesario se agrupa en un único panel (Pure Panel) con dos pantallas panorámicas. Existen botones para controlar las funciones más importantes sin verse obligado a navegar por submenús.

Entre las tecnologías de ayuda a la conducción encontramos sistemas como el control de crucero adaptativo (ACC) y el asistente de mantenimiento de carril. Siempre preocupada por los equipos de iluminación, Opel ofrece faros matriciales IntelliLux LED adaptativos que no provocan deslumbramientos, cuentan con 14 diodos y son únicos en el segmento del Mokka.

Todas las versiones equipan de serie freno de aparcamiento eléctrico, así como dispositivo de reconocimiento de señales de tráfico. También están disponibles una cámara de visión trasera panorámica de 180 grados, el asistente de aparcamiento automático, el asistente lateral y el aviso de vehículos en el ángulo muerto del retrovisor.

La oferta de infoentretenimiento incluye los sistemas Multimedia Radio y Multimedia Navi, con pantalla táctil a color de 7 pulgadas, y Multimedia Navi Pro, cuya pantalla táctil a color y de alta resolución alcanza las 10 pulgadas. Los monitores están integrados en el Pure Panel y están ligeramente orientados hacia el conductor. La pantalla central presenta una diagonal de 12 pulgadas.

Otra seña distintiva de Opel es su interés por ofrecer los mejores asientos. En el Mokka se proponen una deportiva atmósfera en tejido Alcántara y un clásico interior de cuero, además de un asiento de cuero calefactado y con función de masaje para el conductor que supone el top de la oferta. Conductor y acompañante pueden colocar sus smartphones en la bandeja de almacenamiento dispuesta en la consola central, desde la que los dispositivos compatibles se cargan por inducción de forma inalámbrica.

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