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Jóvenes y mediterráneos están dispuestos a pagar hasta un 20% más por coches más sostenibles

Toma de carga de un vehículo eléctrico.

Paula Ulloa

El respeto del medio ambiente es de esas cuestiones en las que se advierte una divergencia profunda entre lo que cada persona dice querer y aquello que está dispuesta a hacer o a sacrificar para conseguirlo. Un estudio de la firma Petronas Lubricants International (PLI) revela, por ejemplo, que hasta el 80% de los europeos manifiesta que desea contribuir a que exista una industria automotriz más ecológica, pero más de un tercio, el 38% exactamente, no estaría dispuesto a pagar más por productos alternativos más sostenibles.

El aumento de los precios de la energía y del coste de la vida en general está provocando que los consumidores de todo el mundo busquen nuevas fórmulas de ahorro, se explica en el trabajo. Esta situación dificulta la elección de soluciones más sostenibles, entre otros en el ámbito del transporte.

El estudio de PLI, que ha contado con la participación de 7.000 consumidores de seis países europeos, presenta conclusiones que a primera vista podrían parecer sorprendentes. Una de ellas es que los usuarios de España, Italia, Polonia y Francia están dispuestos a pagar entre un 11% y un 20% más por productos que favorezcan una conducción más ecológica, mientras que los de Gran Bretaña son los más reacios a afrontar desembolsos extra por razones de índole ambiental.

La predisposición a realizar sacrificios económicos por estos motivos varía también notablemente a nivel generacional. Así, el 46% de los integrantes de la llamada Generación Z, que comprende a los nacidos entre 1997 y 2012 aproximadamente, sería capaz de pagar entre un 11% y un 20% más, en tanto que un elevado porcentaje, el 62%, de los mayores de 55 años sostiene que los precios no deberían incrementarse.

Según Petronas, todo ello refleja las presiones sobre los ingresos y los gastos en las distintas etapas de la vida, entre los que destacan el pago de hipotecas y la propiedad de coches. También pone de manifiesto una marcada brecha generacional en lo relativo a una perspectiva más amplia sobre la sostenibilidad.

El informe señala que, si bien se conocen bastante bien los factores fundamentales que pueden influir en la huella de carbono producida por un vehículo, algunos de ellos corren el riesgo de pasarse por alto con el objetivo de ahorrar dinero a corto plazo.

Los cinco factores principales que se sabe que tienen un impacto ambiental claro son: utilizar el combustible adecuado (77%), la antigüedad del vehículo (75%), los hábitos de conducción (73%), el adecuado mantenimiento del coche (72%) y el aceite empleado (76%).

“¿Y qué puedo hacer yo?”

Más allá de estos factores, existe un gran desconocimiento acerca de lo que se puede hacer para reducir la huella de carbono del coche: el 12% de los europeos, de acuerdo con el estudio, no sabe en qué pueden contribuir a mejorar o no empeorar la salud del planeta, lo que pone de relieve, según Petronas, la oportunidad que tienen los líderes del sector de trazar una hoja de ruta clara que permita a los conductores tomar decisiones mejor fundamentadas.

No se trata solo del combustible que repostamos. La firma de Malasia, que no en vano se dedica a fabricar y comercializar lubricantes para automóviles y para la industria en general, destaca la importancia de estos, toda vez que los de mejor calidad son capaces de conseguir un ahorro de combustible del 3% y optimizar la eficiencia térmica, lo que se traduce en un ahorro global y un mejor rendimiento del vehículo.

El 40% de los encuestados para el trabajo cree que la industria automovilística podría hacer más para que los vehículos fueran más sostenibles. El coste vuelve a ser un obstáculo importante para alcanzar los objetivos de sostenibilidad, ya que el 42% de las personas pide que se reduzcan los precios de los coches y el 31%, que se brinden mejores opciones a quienes tienen distintas necesidades en materia de vehículos.

Por lo que se refiera a la popularización del coche eléctrico, el 83% de los entrevistados considera que las empresas pueden ayudar en mayor medida a ese despliegue y un 34% demanda una mejor red de recarga que permita que los modelos de baterías sean una alternativa real a los de combustión a la hora de realizar desplazamientos largos.

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