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Dos trabajadores detenidos y dos investigados: el bloqueo y la violencia escalan en la huelga del metal de Cartagena

Protesta en la carretera de Navantia del pasado 20 de junio, que se ha saldado con cuatro detenciones.

Álvaro García Sánchez

Cartagena —
2 de julio de 2025 15:18 h

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No hay solución en el horizonte para la huelga del metal de Cartagena y la tensión crece por momentos. Entre la jornada de ayer y la de hoy la Guardia Civil y la Policía Nacional han detenido a cuatro trabajadores de la industria auxiliar de Navantia, según informan a este diario fuentes de la Delegación del Gobierno de la Región de Murcia. Están acusados de quemar contenedores y vallas en la carretera de acceso al astillero de la ciudad portuaria durante las protestas de la primera semana del parón. Dos de ellos continúan detenidos y los otros dos, prosiguen dichas fuentes, han sido puestos en libertad y han adquirido la condición de “investigados”.

“Como cualquier otro colectivo, los trabajadores tienen derecho a la manifestación y la concentración, pero es importante la prudencia y el buen comportamiento”, ha resaltado este mediodía ante los medios de comunicación la delegada del Gobierno en la comunidad, Mariola Guevara. “Hay algunos grupos que —este miércoles— se han dispersado por Cartagena y han intentado incendiar varios contenedores”, ha añadido Guevara, que ha confirmado que uno de los detenidos pertenece a esa dispersión

Ya han pasado 15 días desde que comenzó la suspensión del trabajo en la auxiliar de la mercantil pública, que atañe a más de 2.000 trabajadores de unas 60 empresas, y la situación sigue igual de bloqueada que al principio. Obreros y sindicatos reclaman la inclusión en el convenio colectivo de un plus de astillero que sí cobran en los polos industriales de la constructora naval en Cádiz y Ferrol, y que aumentaría el sueldo base en unos 700 euros, y la regulación de la subrogación para que éstos no trabajen con la incertidumbre de si al cabo de unos meses seguirán en su puesto o estarán en la calle. La patronal, la FREMM, sigue plantada, apelando a que solo comenzarán las mesas de negociación “cuando se desconvoque la huelga”. Pero UGT reclama el derecho de los trabajadores a negociar mientras se está produciendo un cese de actividades.

Nuevo intento de negociación este miércoles

Este miércoles, aparte de las detenciones, que significan un auge considerable de la hostilidad que ya de por sí se está viviendo en la huelga, se ha producido un nuevo viaje de representantes sindicales y miembros de comités de empresa a la sede de la patronal, en Murcia, como una tentativa de acercamiento entre ambas partes. Previamente, ha habido ya tres reuniones en las últimas dos semanas, y todas han acabado en punto muerto, con posturas muy alejadas y sin fecha concreta para seguir hablando.

La huelga se mantiene indefinidamente y el nerviosismo se nota ya en las dos caras más perjudicadas tras tanto día de parón: dentro del astillero de Navantia, los trabajadores de plantilla de la constructora naval redoblan los esfuerzos para apurar las obras del submarino S-82, cuya entrega a la Armada sigue prevista para “este verano”, sin una marca concreta en el calendario, aunque ya con retrasos ostensibles. Fuentes consultadas del Ministerio de Defensa indican a este periódico que todavía “no es posible estimar el impacto que la huelga tendrá en el programa”. Pero el daño es seguro.

“Coacciones” de Navantia a empresas en huelga

Los huelguistas denuncian presiones de Navantia a ciertas empresas para que estas acudan a trabajar por entradas inusuales al astillero, con el objetivo de evitar los piquetes informativos. UGT ha presentado ya una denuncia a la inspección de trabajo al respecto, según confirman fuentes sindicales, porque esas incursiones se habrían producido, sostienen, en “horarios nocturnos” y por puertas cerradas normalmente a civiles. El bloqueo, además, ya empieza a repercutir, y de forma seria, en los bolsillos de cada persona. Solo han percibido la mitad del salario del mes de junio, una cantidad que ya es muy escasa de por sí, aunque esté completa —apenas supera los mil euros—. Hay trabajadores que han esquivado junio con menos de 500 euros ingresados en su cuenta. Ahora, con la llegada de julio, la posibilidad de no ver ni un euro en todo el mes es factible. El hartazgo y la resignación se apodera del grupo.

Si junio terminó con bloqueos diarios en la única carretera de acceso a Navantia e incendios de vallas y plástico —el motivo de las detenciones de hoy—, el cambio de mes ha traído consigo un nuevo escenario. Los huelguistas denuncian ya desde hace días “coacciones” de Navantia a algunas compañías, motivadas sobre todo por la necesidad de terminar a tiempo el submarino. Pero no solo eso. También hay prevista en esta fecha una remesa de barcos que deberían llegar al astillero de la ciudad portuaria para su mantenimiento anual. Incluso el submarino S-81, que ha pasado las últimas semanas de prácticas por el Atlántico, debe completar su primera parada. A eso hay que sumarle que los otros dos submarinos en construcción de la serie S, el 83 y 84, se encuentran asimismo parados. Todo está en el aire.

Entrar por el Arsenal para trabajar en el submarino

Hay, en concreto, una empresa cuyos trabajadores estaban en huelga la semana pasada y que esta han acudido de nuevo al trabajo impulsados por “una llamada” de Navantia. Se trata, explica a este diario un empleado de la propia constructora naval, de la mecánica Meisa. Los obreros han estado entrando al astillero por la vía del Arsenal militar de la ciudad, aprovechando que los huelguistas no pueden cortar fácilmente la entrada a un recinto propiedad de la Armada. Ayer lo intentaron, y lo consiguieron durante una hora, varios centros de manifestantes, increpando a los coches que entraban al cuartel. Esta mañana del miércoles han acudido para repetir la maniobra, pero desde muy temprano los esperaba un amplio cordón de antidisturbios: las cargas policiales han sido rápidas, contundentes y han disuelto el bloqueo en escasos minutos. Incluso ha habido golpes. Los vídeos del altercado ya corren por redes sociales.

“Han estado entrando desde el lunes para colocar la fibra de la súper estructura del submarino, una parte imprescindible para la ceremonia de botadura, y para la apariencia visual del barco. Entran por la mañana, tempranísimo, y se van antes de la hora de salida, porque les dicen que si salen a las 14:00 van a tener problemas porque los van a esperar los demás compañeros”, comenta el empleado de Navantia.

“Se hará el evento de la botadura, las fotos, pero ni mucho menos estará terminado”

El retraso en las obras de uno de los vehículos acuáticos más preciados del Ministerio de Defensa está servido. Al segundo día de la huelga, el miércoles 18 de junio, cuenta el trabajador de la constructora naval, el contador que marcaba la fecha de entrega del submarino se retrasó 20 días. Justo eso, 20 días, es lo que descuenta ahora el reloj para la entrega. “Los trabajos de la auxiliar de cara a la botadura los estamos haciendo nosotros, los de Navantia, que somos muy pocos. Ahora ha entrado Meisa. La ceremonia se hará, probablemente, sin más retrasos, pero al barco le faltan muchísimas cosas para estar terminado y a nosotros no nos va a dar tiempo. Se hará el evento, las fotos, y parecerá que todo está listo, pero ni mucho menos lo estará”, explica.

Con la entrada de auxiliares al astillero por la vía del Arsenal la crispación crece todavía más en un conflicto que nadie imaginaba que fuera a estar encallado 15 días después de su inicio. Con las negociaciones en punto muerto, la desgana entre los trabajadores aumenta. Muchos son los que ya valoran, en general, dejarlo todo y regresar a los puestos de trabajo para no seguir perdiendo dinero. Otros ven cómo hay empresas que entran de forma clandestina y cómo el relato de la huelga pierde fuerza por momentos. Pero muchos aún resisten, convencidos de que obtendrán sus reclamaciones, y de que la táctica de la patronal es precisamente esa: lograr que los trabajadores abandonen la causa y se rindan sin haber alcanzado un acuerdo. En los próximos días continuarán las protestas: volverán, como mínimo, a la Asamblea Regional y al Ayuntamiento de Cartagena, según constatan fuentes de UGT.

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