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Elecciones a rector en la UM con un sistema de voto “injusto” que genera críticas

José Antonio Cobacho y José Orihuela, ex rector y rector saliente, respectivamente, de la Universidad de Murcia

Santiago Cabrera Catanesi

La Universidad de Murcia se enfrenta a una nueva elección a rector. Un ritual que se ha repetido a lo largo de quince ciclos. Desde que comenzara su ejercicio hace más de 100 años, se ha mantenido una constante: el sufragio universal ponderado.

Como hemos mencionado anteriormente, según la condición dentro de la comunidad universitaria, el valor del voto variará. La universidad se divide en cuatro grandes grupos, cada uno con su valor porcentual en las elecciones:

  • Grupo A, integrado por 1.028 funcionarios doctores de los cuerpos docentes universitarios = 51%.
  • Grupo B, integrado por 1.848 por el resto del personal docente e investigador = 14%.
  • Grupo C, integrado por los 30.319 estudiantes = 25%.
  • Grupo D, integrado por 1.302 trabajadores del personal de administración y servicios = 10%.

En las anteriores elecciones a rector, por ejemplo, el voto de un docente fue el equivalente al de once estudiantes (este baremo se consigue sobre el total de votos emitidos). Un sistema de voto a todas luces desigual que otorga la decisión de victoria, generalmente, al grupo A (catedráticos y docentes). Cabe destacar, eso sí, que en los comicios de hace cuatro años se consiguió un hito sin precedentes: fue la primera vez que el cupo de los estudiantes contrarrestaba los votos del grupo de profesorado permanente. Un hecho reseñable pero poco frecuente.

Hemos hablado con integrantes de los tres grupos menos aventajados en el sistema de voto universitario estatal para saber qué opinión les mereces esta disposición porcentual

Una persona, un voto

Si hay un grupo que se caracteriza por el bajo valor de su voto es el del Personal de Administración y Servicio (PAS), con un 10%. “Entendemos que esta regulación es estatal, y que pedir un voto igualitario representaría un cambio para todas las universidades”, comenta Ramón Montaño, secretario general de la Sección Sindical de Comisiones Obreras de la Universidad de Murcia.

Por otra parte, el mensaje del representante es claro, “nosotros buscamos la equivalencia de una persona un voto, independientemente de su grupo”, tildando de “injusta” la actual Ley Orgánica de Universidades (LOU) que regula el sistema de ponderación. “Representamos un 40% de los trabajadores de la casa, y consideramos que la validez de nuestro voto debe ser igual a la de los demás”, afirma Ramón.

Asimismo, durante los años de José Antonio Cobacho, rector desde 2006 hasta 2014, se comenzó una reforma de los Estatutos de la Universidad de Murcia, en el que se incluía una modificación del porcentaje de voto en favor del grupo D. “Esperamos que el nuevo rectorado aplique la reforma y aumente a un 13% valor del voto del personal de administración y servicio”, indica.

La consecuencia de este cambio repercutirá en reducir el porcentaje de otro de los grupos, teniendo en cuenta que la Ley Orgánica de Universidades (página 49.407) establece que la mayoría siempre debe corresponder a los profesores doctores pertenecientes a los cuerpos docentes universitarios (grupo A), que posee, actualmente, un 51%.

Es decir, el porcentaje de valor del voto se reducirá en el grupo de estudiantes, con un 25% o el del resto del personal docente e investigador, con un 14%.

Ponderado pero equilibrado

Carlos Martínez Hernández es profesor asociado y el valor de su voto es del 14% sobre el total. Debería poder votar mañana, pero por cuestiones de tiempo en su contratación no va a poder. “Firmé mi contrato cuando ya estaba cerrado el censo electoral, por lo que estoy trabajando en época de elecciones sin poder votar”, comenta.

En un principio, Carlos ve la ponderación del voto “contradictoria frente a lo que entendemos por democracia universal”. Por otra parte, entiende que hay motivos para que se aplique “en las elecciones se elige a un rector de entre el personal docente e investigador, ya que integran la actividad fundamental de la universidad”, indica el profesor asociado.

De esta forma, considera normal que las personas con este rol tengan una ponderación superior a otros grupos. No obstante, eliminaría la distinción entre los docentes e investigadores: “Tanto el profesorado del grupo A como del grupo B se dedican a el mismo labor, ¿por qué distinguirlos?”. En este sentido, afirma que si bien el personal del grupo B tiene una incertidumbre temporal, por su tipo de contrato, no le parece un argumento suficiente: “a un rector se lo elige para cuatro años, no para toda la vida. Todos formamos parte del presente”.

Por ello, el docente afirma que, “sin tener en cuenta criterios técnicos”, reasignaría el porcentajes de voto haciendo un solo grupo para docentes e investigadores, con un 50%, seguido de los estudiantes con un 35% y del personal de administración y servicios, con un 15%.

Mayor implicación de los estudiantes

“Precisamos un sistema de voto más proporcionado que integre a los estudiantes en la actividad de la comunidad universitaria” comenta el vicepresidente del Consejo de Estudiantes de la Universidad de Murcia (CEUM), Alexis Martínez Cornet.

“Desde la Coordinadora de Representantes de Estudiantes de las Universidades Públicas (CREUP) hay un posicionamiento a nivel nacional sobre gobernanza que queremos integrar, teniendo en cuenta que los estatutos están en el aire”, comenta Alexis, que afirma que desde el CEUM se buscaría aumentar el nivel de implicación del alumnado.

De hecho, en las elecciones de la universidad euskera, Universidad del País Vasco (UPV), se sucedieron diferentes altercados, que incluyeron pintadas y destrucción de infraestructuras, reclamando un sistema de voto equitativo frente a unas elecciones con una sola candidata a rectora, en la que el peso del voto estudiante llegaba al 22%.

Por otra parte, el vicepresidente del CEUM sostiene que no solo el porcentaje debería ser superior, “en torno un 30%”, sino que el nivel de participación en los centros debería cambiarse. “En algunas universidades hay vicedecanos de estudiantes que, de hecho, son alumnos remunerados que cumplen esa función”, indica Alexis.

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