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Una discoteca de Murcia prohíbe la entrada a cuatro marroquíes en su fiesta de graduación

Fiesta celebrada en la discoteca Trips de La Manga

Víctor Peñalver

La discoteca Trips de La Manga, localizada en la costa murciana, vetó la entrada a cuatro jóvenes la noche de su graduación. Los afectados, de origen marroquí, han acusado al local de prohibirles pasar por su país de origen. “Teníamos la entrada comprada con bastante antelación; de hecho, nos la vendieron cerca de nuestro instituto, el IES Pueblo de la Villa de Fuente Álamo”, explica a eldiario.es uno de los estudiantes a los que no se les permitió entrar.

“Estábamos en la cola y cuando llega nuestro turno nos apartan y el portero nos dice que no podemos pasar, ni siquiera enseñando los DNI y el NIE . Y sin ninguna explicación”, critica el joven.

Los cuatro estudiantes se sorprendieron porque mientras todos entraban, ellos eran los únicos que no podían hacerlo. “Qué casualidad que nos tocara a nosotros cuando al resto de compañeros de clase no les pusieron ninguna pega, ellos son españoles y nosotros no”, expresa uno de los afectados.

Después de un rato en el que esperaban encontrar una razón que argumentara la decisión, el portero se justificó en el “derecho de admisión”, pidiéndole a los alumnos de Fuente Álamo que “por favor”, no cuestionaran su trabajo.

“Son unos estudiantes magníficos y excelentes personas”

“Son unos estudiantes magníficos y excelentes personas”“Los muchachos iban con traje y corbata, no iban borrachos…tienen una educación encomiable. Sin embargo, el portero dice que lo ampara el derecho de admisión. ¡Todos sabemos que no los admitieron por ser marroquíes!”, comenta uno de los profesores que se encontraba en la discoteca esa noche.

Ante la negativa de la discoteca, los estudiantes reclamaron el dinero de la entrada, 16 euros, y se sorprendieron cuando el portero les dijo que sí: “No dudó en ningún momento en devolvernos el dinero. Sólo quería que nos fuéramos de allí lo antes posible”, comenta el joven que al considerar que su nacionalidad era el principal escollo para poder entrar decidió, junto con sus compañeros, en denunciar la situación ante la Guardia Civil.

Los estudiantes se desplazaron al cuartel de Cartagena dispuestos a poner en conocimiento de las autoridades la situación que habían sufrido. Sin embargo, su reclamación no obtuvo la respuesta esperada: “Nos atienden dos guardias y nos dicen que no pueden hacer nada por los derechos de admisión. Sentimos una impotencia enorme por no poder hacer nada”, lamenta el joven.

“La discoteca puede discriminarnos y no pasa nada. Ya entiendo por qué esa noche los marroquíes estaban en el aparcamiento de la discoteca haciendo botellón. Supongo que ya conocían las dificultades para entrar”, critica uno de los afectados.

“Los jóvenes estaban borrachos”

“Los jóvenes estaban borrachos”

Alfonso Torres, propietario de la discoteca Trips, manifiesta  en declaraciones a La Opinión que “en ningún momento se ha echado para atrás a nadie por su sexo, raza o religión” y afirma que los jóvenes iban bebidos y tenían un comportamiento inadecuado: “Que no nos vendan la moto de que se trata un problema de racismo. Precisamente hemos tenido en nuestra empresa contratada a gente de cualquier país”.

El dueño de la discoteca afirma que los jóvenes quemaron un contenedor como acto de venganza. En este sentido, tanto el profesor como el joven expresan a este periódico que eso es falso: “Intentan difamarnos para justificar su actitud racista. No hemos quemado nada. Además, no han mostrado pruebas de ese supuesto contenedor quemado ni nada por el estilo. Están mintiendo”.

Lo que les ocurrió a estos jóvenes no es una novedad dentro de los locales de ocio nocturno. De hecho, un estudio de la Universidad de Barcelona ha comprobado que los locales usan “de manera sistemática el derecho de admisión como técnica de discriminación racista”. Esta investigación se llevó en el barrio barcelonés del Raval y duró 10 meses, dando como resultado que entre las personas usuarias de los bares de esta zona no se encontró a “casi nadie” migrante.

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