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Hogares para una o dos personas: los datos confirman que el retrato de la familia tradicional está en decadencia

Una madre con sus hijos.

Patricia Gea

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A grandes rasgos, la última Proyección de Hogares del Instituto Nacional de Estadística dibuja para los próximos 15 años un escenario en el que cada vez más gente va a vivir sola, predominarán las viviendas de dos personas y se materializará en los hogares el profundo cambio que ya se está produciendo en los modelos de familia. Se desvanece la imagen de padres, madres, hijos e hijas conviviendo en la misma casa. Si el ritmo se mantiene, seis de cada diez hogares en 2035 estarán compuestos por una o dos personas.

El director del Centro de Estudios Demográficos de Cataluña, Albert Esteve, explica que esta tendencia deriva de la conjunción de muchos factores que se están dando en la actualidad. “Por un lado está disminuyendo la fecundidad, se tienen menos hijos o no se tienen, por lo que están menos presentes en los hogares. En segundo lugar, retrasamos la edad de la primera pareja y la edad de tener esos hijos, por lo que ese tipo de hogares se forman más tarde. Y por último, las familias que se crean son más inestables de lo que eran en el pasado, hay más separaciones y divorcios”.

Las viviendas con cuatro o más personas van a caer un 11% en los próximos 15 años, un 5,3% aquellas de tres o más, según los datos del INE. “La familia tal cual la entendemos es una herencia del estereotipo de los años 70: papá, mamá y un par de hijos o tres. Pero ya no es real”, asegura Jacobo Blanco, decano del Colegio de Sociólogos y Politólogos de Asturias. Añade que esa fórmula apenas incluye al 20% de los hogares en España en la actualidad y que el porcentaje es residual para viviendas en las que conviven varias generaciones, con abuelos y nietos.

Nuevos modelos de convivencia

Se dispara un 20% sin embargo el porcentaje de hogares unipersonales, serán los que más crecen en los próximos 15 años según el INE. Van a cambiar también las características de sus inquilinos. Hasta ahora, el perfil de persona que vivía sola estaba muy ligado a la tercera edad pero irá cediendo terreno a otras generaciones. Esteve identifica dos grupos principales. Por un lado está la “gente joven que con treinta y pocos años se emancipa de casa de los padres pero no tiene pareja y vive sola. El porcentaje de personas emparejadas también está cayendo y esto engrosa el porcentaje de hogares unipersonales”.

Por otro lado lo hacen también las personas de entre 50 y 60 años que entran en lo que Esteve llama “el fenómeno del divorcio”. “Los hijos se han emancipado porque son mayores, la pareja se ha separado y queda el hombre o la mujer viviendo sola”. Explica que serán sobre todo las mujeres quienes dentro de 15 años constituyan ese hogar unipersonal, tal y como sucede en la actualidad, pero por otras razones. “Hasta ahora lo común es encontrar a mujeres mayores que han enviudado y han quedado solas en la vivienda familiar. No solo porque tienen mayor esperanza de vida, sino también porque esas generaciones se casaron con hombres mayores que ellas. A partir de ahora encontraremos a mujeres adultas que están solteras o se han divorciado y viven solas. Los hombres tienden a emparejarse de nuevo con mayor frecuencia”, afirma el demógrafo. 

Además, dice, la caída de la fecundidad, que se sitúa ahora en 1,3 hijos de media, nos ayuda a entender esta composición. “Hay muchas mujeres que están retrasando la edad de tener hijos y finalmente no tendrán y otras que no quieren o no pueden tenerlos. De la generación de 1975, que ahora tiene en torno a 45 años, el 25% no van a ser madres. Son candidatas a vivir solas porque no tienen hijos y en algunos casos tampoco pareja”, apunta. El sociólogo Jacobo Blanco señala también a las nuevas formas de convivencia. “Entre la gente joven y adulta hay nuevas formas de unión, pueden tener una pareja pero vivir cada uno en su casa, algo que hasta el momento era impensable y ahora es habitual, las mujeres pueden tener hijos sin tener pareja, por lo que podrían aumentar aún más los hogares monomarentales…”

El impacto de las crisis económicas

“Lo que antes, en los 90, era el prototipo de familia nuclear o intergeneracional ha desembocado de repente en otros modelos de familia más atomizados e incluso a modelos de convivencia que no tienen nada que ver con la familia”, afirma Blanco. Los expertos confirman que se está produciendo ya esa tendencia de las estadísticas hacia viviendas de una y dos personas y creen que sería mucho mayor de no haber sido por la crisis económica.

“La crisis ha ralentizado la caída en el tamaño de los hogares porque hay más jóvenes que se quedan en casa de sus padres o que salen pero comparten piso con varias personas. La emancipación en España está en torno a los 30 años de edad, en otros países donde los hogares unipersonales son muy comunes, como en Suecia, que alcanzan un porcentaje del 40%, los hijos dejan de vivir con los padres a los 18 años”.

Esta nueva crisis originada por la pandemia podría alterar, según los expertos, el rumbo de la proyección al impedir que se formen nuevos hogares o que la gente que vivía sola hasta ahora prefiera buscar compañía, pero todavía no hay datos al respecto y creen que es muy difícil de prever. “Una cosa es que quieras cambiar tu forma de vida y otra que puedas”, concluye Blanco en un baño de realidad. “La COVID va a cambiar más cosas de las que pensábamos hace seis meses, pero menos de las que pensamos ahora, también en nuestros hogares”.

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