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Casado fracasa en Euskadi: Marimar Blanco se queda fuera del Congreso como Maroto

Alfonso Alonso y Pablo Casado

Iker Rioja Andueza

Pablo Casado acumula fracasos en Euskadi en las tres convocatorias electorales de 2019. Sólo Borja Sémper en las municipales de San Sebastián obtuvo mejores resultados alejado de las siglas del PP y con una apuesta decidida por la moderación. El balance es que el mayor activo electoral de los últimos años, Javier Maroto, ha acabado desaparecido y 'exiliado' en Sotosalbos como senador castellanoleonés, que por dos veces el PP vasco se ha quedado sin diputados -y sin senadores- y que Casado -y Cayetana Álvarez de Toledo- ha tensado las relaciones con la organización local que dirige Alfonso Alonso en variados momentos.

La cara del fiasco en las generales del 10 de noviembre ha sido la de Marimar Blanco. Ella es todo un icono para el PP vasco al ser hermana del edil de Ermua torturado y asesinado por ETA. Diputada por Madrid -aunque no fue electa en abril, se corrió lista- saltó a sustituta de Maroto en Álava a pesar de la apuesta del entorno de Alonso por un valor seguro como Javier de Andrés, exdiputado general de Álava y exdelegado del Gobierno. Si el PP centró su campaña de abril en descalificar a la candidata socialista, Isabel Celaá, por ser de Bizkaia, en noviembre se encontró defendiendo el alavesismo de Blanco. Iñaki Oyarzábal consideró que hizo una campaña “de 10” a pesar de errores de calado como el titular de la entrevista con este periódico, que tuvo este titular: “No sé su nombre, pero yo sé que hay un representante de EH Bildu en el Gobierno de Navarra”.

El respeto que suscita la figura de Blanco ha hecho que el PP de Álava se haya volcado con ella a pesar de no ser la primera opción. Alonso bromeó en el cierre de campaña con un “noviazgo” entre la cabeza de cartel y el líder alavés, Iñaki Oyarzábal, por la sintonía fraguada. Pero los fríos número muestran que de apenas 400 votos para lograr el escaño en abril el PP se ha quedado ahora a 2.000. EH Bildu se ha movilizado todavía aún más y la caída de Ciudadanos no ha sido suficiente para competir de tú a tú. Alonso ha culpado abiertamente a los “6.400” que han votado a Vox en Álava de hacer que un escaño constitucionalista esté en manos de la izquierda abertzale.

En Bizkaia el PP aspiraba a recuperar también el escaño. Por segunda vez la apuesta de Casado fue Beatriz Fanjul, joven, muy joven, y fichada de Nuevas Generaciones. Se la ubica en el ala más a la derecha del partido e incluso animó a un modelo similar al de Navarra Suma incluyendo a Vox. Menos de 200 votos la han separado del escaño, aunque finalmente ha ido a parar al PNV. El partido llegó a proponer a la presidenta de Bizkaia como candidata, pero Génova optó por que repitiera Fanjul.

En Gipuzkoa el PP hace tiempo que es prácticamente irrelevante. El cabeza de cartel impuesto por Génova era Íñigo Arcauz, que contó con un informe desfavorable del comité electoral provincial por motivos “éticos”. En campaña, este periódico publicó que el dirigente 'popular' se había visto obligado por un juzgado a devolver más de 5.000 euros en deudas a su comunidad de vecinos. Tiene también otros impagos. Sémper, el líder en Gipuzkoa, no ha hecho campaña activa a su lado, en un claro ejemplo de cómo están las cosas.

El PP vasco hace tiempo que se dejó el voto moderado en el zurrón del PNV, mientras que el discurso más radical no tiene tantos adeptos en Euskadi en comparación con otros territorios. En septiembre, el partido organizó una convención para insistir en un perfil vasco propio, pegado al terreno y con el foralismo como bandera. Alonso, en la noche electoral, se ha agarrado al consuelo de que “ha cambiado la tendencia” porque por vez primera en los últimos años el PP crece en votos. Otras voces menos optimistas consideran el nuevo fracaso una consecuencia “lógica” de la deriva del partido. Mirando a los números,

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