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“En Euskadi, el alcohol es la forma de socialización”

Celina Pereda es en la actualidad responsable del servicio de promoción de la Salud en Bizkaia.

Eduardo Azumendi

Vitoria-Gasteiz —

Médica de formación, Celina Pereda lleva más de 35 años ligada a la salud, especialmente a la prevención del consumo de drogas. Su trabajo en diversas organizaciones y desde la dirección de Drogodependencias del Gobierno vasco la pasada legislatura, acaba de tener ahora el reconocimiento del Gobierno central, que le ha concedido la Cruz Blanca de la Orden al Mérito del Plan Nacional sobre Drogas. Una distinción civil a la que ella trata de restar importancia, pero que valora el trabajo que ha desplegado a lo largo de su vida en el terreno preventivo, asistencial y de reinserción en el ámbito de las drogodependencias. Próxima a la jubilación, Celina Pereda es actualmente responsable del servicio de promoción de la salud de Bizkaia, dependiente del Departamento de Salud del Gobierno vasco. En la actualidad, Pereda observa con gran preocupación el consumo de alcohol entre los jóvenes y como esta droga se ha convertido en el “vehículo de socialización en Euskadi”. Por eso no duda en plantear debates que pueden resultar muy controvertidos en una sociedad como la vasca: “¿Se debe permitir que los niños entren en los bares, aunque vayan acompañados por sus padres?”. Ella tiene clara la respuesta: no.

Pregunta. ¿Cómo recuerda su paso por la dirección de Drogodependencias la legislatura pasada?

Respuesta. Pues lo recuerdo con agrado. Se ha hecho un plan de adicciones, que tiene la reducción de riesgos y daños como eje principal. Se da mucha importancia a la prevención de la población en riegos. Desde el primer plan, en el año 83, se como ha cambiado el panorama epidemiológico y social de la droga y su consumo. En el nuevo plan también se hace hincapié en el la prevención del consumo del tabaco y del alcohol, que tienen una gran repercusión sobre la salud y la sociedad. También se presta atención al consumo del cannabis, que se mantiene entre los jóvenes.

P. El Parlamento vasco estudia la regulación de los clubes de consumidores de cannabis.

R. Es importante tener en cuenta los derechos de las personas y los usuarios de las drogas. En Euskadi hay un movimiento muy organizado sobre el cannabis, una actividad de los clubes de consumidores muy normalizada. Por eso es necesario reabrir un debate social que ayude a sensibilizar a los jóvenes para que no consuman.

P. Si le llaman desde el Parlamento, ¿qué aconsejaría?

R. Pues insistiría en la necesidad de que se regulen las asociaciones de usuarios. Está claro que estas asociaciones tienen que contar con un número de socios que les permita conocerse y que resulte manejable. En esas condiciones, ayudan a prevenir el narcotráfico, las mafias y todo lo que se mueve alrededor de las sustancias ilegales. Es importante que quede claro en qué lugares se cultiva, que no se permita consumir a los menores de edad y que de recalquen los riesgos para la salud.

P. La fiscalía Antidroga ha solicitado más de cuatro años de cárcel para Martín Barriuso, uno de los activistas más reconocidos de este tipo de organizaciones.

R. Resulta muy sorprendente que un activista tan reconocido e impulsor de estas asociaciones se vea ahora envuelto en esto. La policía ya incautó hace años a su organización el cannabis por el que ahora le juzgan. En ningún momento ha ocultado lo que hace. Con este tipo de actuaciones se lanza un mensaje de inseguridad hacia el resto de asociaciones que se manejaban con unos criterios por la jurisprudencia que se había sentado. Los jueces los han absuelto siempre.

P. Acaba de recibir un reconocimiento a su trayectoria profesional. Un camino que empezó en los años más duros de la heroína.

R. El momento actual de las drogas poco tiene que ver con aquellos comienzos de la década de los 80, cuando el sida diezmó a generaciones de jóvenes. Ya no se incorporan los jóvenes a ese tipo de consumo, con jeringuillas, pero hay otro tipo de peligros

P. ¿Drogas de efectos tal vez menos visibles?

Niños en los bares

R. Estábamos tan impactados por la heroína que se nos olvidó hablar del consumo de otras drogas, como los ácidos o el alcohol. Me preocupa mucho la deriva que ha tomado el consumo del alcohol, con esos atracones compulsivos por parte de algunas cuadrillas de jóvenes durante los fines de semana. Jóvenes que aún están madurando. El alcohol destruye sus neuronas y la repercusión de ese destrozo se observará ahora y en el futuro.

P. Aún no se han encontrado las soluciones para combatir el alcoholismo juvenil.

R. Hay países como Inglaterra donde una familia con menores no puede entrar en los bares donde se venda alcohol. No puede entrar nadie que vaya con menores. En Euskadi, en cambio, el alcohol es la forma de socialización de jóvenes y de mayores. Retrasar la edad de inicio al consumo de alcohol es un factor de protección para los adolescentes. Mi pregunta es: ¿Se debe permitir que los niños entren en los bares, aunque vayan acompañados por sus padres?

P. ¿Cree que sería posible aplicar una medida como la de Inglaterra en Euskadi?

R. Debatamos sobre ello. Los médicos ingleses incluso piden a su gobierno que en las botellas de alcohol aparezca carteles advirtiendo de su peligrosidad, al igual que ocurre con las cajetillas de tabaco. Se trata de ir modificando los comportamientos sociales de manera que los niños no vean que la única manera de diversión que tienen sus padres pasa por ir a los bares de poteo. Los niños no pueden ir de bar en bar. La transición de la infancia a la adolescencia no puede ser a través de esas pautas de comportamiento. Es preciso mentalizar a los jóvenes de que se lo pueden pasar bien sin necesidad de beber. La presión de la cuadrilla y del grupo influyen mucho, por eso es decisiva la actitud de la familia y trabajar desde la escuela.

P. ¿Es partidaria de que miembros de organizaciones de alcohólicos anónimos den charlas en los colegios a modo de concienciación?

R. El currículum escolar ya recoge la formación en valores, en el respeto al diferente, en contra del racismo….El que más puede ayudar a la hora de meter mensajes es el profesorado. Puede integrar diferentes mensajes e ideas de manera normal en la vida cotidiana del aula. Si además, alguien de fuera acude puntualmente a las aulas a ofrecer sus consejos pues mejor. Pero el compromiso social de la escuela tiene que verse refrendado con otros compromisos de las instituciones, como la limitación de las campañas de publicidad financiadas por marcas de bebidas alcohólicas. Hay que poner medidas que adviertan más claramente a la población de los riesgos que se corren con comportamientos permisivos con el alcohol.

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