Viejo periodismo contra nuevo periodismo
No hace mucho un periodista presentaba un libro con sus memorias y reflexiones, su relato era bastante explícito: el periodismo estaba muerto. Recordaba lo vivas que eran las redacciones en los años setenta, ochenta, noventa... Se discutía, se bebía, se fumaba... Aquello sí que era periodismo, ahora en cambio el periodismo está muerto. Más o menos era el discurso que ya oí o leí más veces. Sin duda aquel veterano periodista expresaba una realidad, pero era su realidad. La de alguien que trabajó y trabaja en una cabecera de prensa tradicional que fue perdiendo su valor, su sentido, su ética, su terreno...
Vemos cada día cómo esas cabeceras o emisoras esconden informaciones que la ciudadanía necesita conocer, cómo protegen los intereses económicos y políticos establecidos, pero el episodio de los 'papeles de Panamá' muestra cómo existen medios que quieren revelar lo que los demás ocultan. Esa es también una realidad, existe un 'nuevo' periodismo que pretende hacer lo que los demás dejaron de hacer o ya nunca hicieron.
Que el 'viejo' periodismo quiere liquidar a ese otro es lógico pues esas cabeceras son parte e instrumento de la corrupción económica y política establecida, del secuestro de lo que hubiese de posibilidades democráticas en la Constitución. Y así se debe entender el enfrentamiento de Juan Luís Cebrián con Ignacio Escolar.
Pero eso sería imposible hace quince años, no existía ninguno de los tres medios a los que el presidente ejecutivo de PRISA quiere castigar públicamente. Hace cinco años si hubiesen publicado la misma noticia probablemente los ignoraría pero ahora se siente obligado a responder. Lo hace mal, claro, hace mucho más visible la noticia y, por encima, perjudica al grupo mediático que preside. Fue una reacción contraria a la profesionalidad y que demostró soberbia, una soberbia ofendida. No, la prensa ya no es lo que era, casi ha desaparecido el lector parroquiano que comulga con lo que le prescriba 'su' periódico y los diarios en Internet han madurado mucho. Tendrán que hacerlo aún más.
Es lógico que los periodistas que sufren y pagan el deterioro profesional, ético y empresarial de los medios tradicionales sientan que están viviendo el fin del periodismo, pero las opiniones e informaciones que no pueden publicar en sus medios se pueden leer en medios como éste que me permite decir lo que otros no me permitirían.
Baste pensar que los 'papeles de Bárcenas' estuvieron dando vueltas por las redacciones de esas cabeceras hasta que no hubo más remedio que publicarlos porque acabarían llegando a alguna web. Basta ver como las informaciones sobre Soria, Cañete..., son publicadas en papel en páginas interiores o a un lado del titular destacado. Basta a Feijóo que “el Gobierno de España no puede repartirse en Twitter ”, cuando acaba de volver a repartir dinero público a su “prensa amiga”, para comprender su recelo de las redes sociales, lo único que escapa a su control, y de la prensa en la Red.
Sí, hay un espacio nuevo para la libertad de información y de opinión, aprovechémoslo y apoyémoslo. Lamentemos el deterioro de esos medios tradicionales pero celebremos la existencia de estos otros que luchan por crecer.