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La Historia, según Pablo Casado: golpes militares “desarmados”, “jóvenes aburridos en mayo del 68” y “la guerra del abuelo”

El líder del PP, Pablo Casado, este viernes, durante su intervención la Unión Intermunicipal, en Málaga.

Andrés Gil

La historia seguramente dependa de cómo se miren los acontecimientos. Cómo se interpreten, de qué fuentes se beba, qué autores se consulten, qué proximidad personal tenga uno a los hechos. La historia es una ciencia social, y como tal aplica métodos científicos para alcanzar conclusiones, con las particularidad de que se dedica al estudio de algo ya pasado.

Pablo Casado entra de lleno en el perfil de los que, como él mismo se definía en el congreso del PP de Madrid de 2008, dicen las cosas “sin complejos” y sin atender a “correcciones políticas”. Y eso, cuando imparte lecciones de Historia, implica que usa trazos más que gruesos.

El presidente del PP ha dicho esta misma semana que los golpes de “Brumario, Pavía y Primo de Rivera” fueron sin armas. Lo cual en sí es una contradicción, puesto que no se conoce un militar que de un golpe de Estado desarmado. Lo que sí puede ser, es que fueran golpes incruentos, con escasos derramamientos de sangre, sin enfrentamientos armados, sin guerras civiles... Pero fueron violentos. Desarmados, ninguno.

El golpe del general Manuel Pavía y Rodríguez de Alburquerque acabó, ni más ni menos, que con la I República española. Ocurrió el 3 de enero de 1874, cuando rodeó el Congreso con sus soldados, algunos de los cuales asaltó la Cámara a escoltar a los diputados. Los soldados, tanto dentro como fuera de la Carrera de San Jerónimo, iban armados. 

El golpe de Napoléon del 18 Brumario –9 de noviembre de 1799– tampoco puede calificarse como pacífico o pacifista, en tanto que las tropas napoleónicas subvirtieron el orden republicano al asalto de la Asamblea francesa y acabaron coronando emperador cuatro años después al héroe golpista.

Una reciente serie refleja muy bien cómo se produjo aquel golpe violento. Un golpe que, medio siglo después, inspiró a Karl Marx su 18 Brumario de Luis Bonaparte, que considera una copia del original, el de Napoleón, que Marx sitúa como la culminación de la fase revolucionaria del ascenso de la burguesía al poder e iniciando el imperialismo expansionista francés en Europa.

Es decir, el 18 Brumario de Napoléon no sólo fue con armas en Francia, sino que alumbró batallas en media Europa.

¿Y Primo de Rivera? Pues Miguel Primo de Rivera se alzó en septiembre de 1923, tumbó un Gobierno y montó un directorio, en un contexto europeo en el que Benito Mussolini acababa de tomar el poder.

¿Y cuál fue el manifiesto fundacional de su régimen? Ordenar el estado de guerra y la ocupación de “centros de carácter comunista o revolucionario, estaciones, cárceles, Bancos, centrales de luz y depósitos de agua, y se procederá a la detención de los elementos sospechosos y de mala nota”. 

Al declararse en cada región el estado de guerra, el capitán general, o quien haga sus veces, destituirá a todos los gobernadores civiles y encomendará a los gobernadores y comandantes militares sus funciones. Se incautarán de todas las centrales y medios de comunicación, y no permitirán, aparte las familiares y comerciales, las de ninguna otra autoridad que no sirva el nuevo régimen. 

[...]

Se ocuparán los sitios más indicados, tales como Centros de carácter comunista o revolucionario, estaciones, cárceles, Bancos, centrales de luz y depósitos de agua, y se procederá a la detención de los elementos sospechosos y de mala nota. En todo lo demás se procurará dar la sensación de una vida normal y tranquila. 

Mientras el orden no esté asegurado y el régimen naciente triunfante, serán preferente atención de los militares en todos sus grados y clases los servicios de organización, vigilancia y orden público, debiéndose suspender toda instrucción o acto que entorpezca estos fines, sin que ello signifique entregar las tropas a la molicie ni abandonar la misión profesional. 

[...]

Aunque nazcamos de una indisciplina formularia, representamos la verdadera disciplina, la debida a nuestro dogma y amor patrio, y así la hemos de entender, practicar y exigir, no olvidando que, como no nos estimula la ambición, sino, por el contrario, el espíritu de sacrificio, tenemos la máxima autoridad.

Y ahora, nuevamente, ¡Viva España y viva el Rey!, y recibid todos el cordial saludo de un viejo soldado que os pide disciplina y unión fraternal, en nombre de los días que compartió con vosotros la vida militar en paz y en guerra, y que pide al pueblo español confianza y orden en nombre de los desvelos a su prosperidad dedicados, especialmente de éste en que lo ofrece y lo aventura todo por servirle.

Miguel Primo de Rivera, capitán general de la cuarta región.  Barcelona, 12 de septiembre de 1923.

Pero las lecciones de Historia de Pablo Casado vienen de lejos. Ya en septiembre de 2008, en el congreso del PP de Madrid, dijo algunas frases para la posteridad: 

“En mayo del 68, jóvenes destrozaban las calles porque se aburrían y querían implantar la sociedad socialista”. Muchas lecturas se han hecho de mayo del 68, pero si se tiene en cuenta que fue aparejada de la mayor huelga conocida en Francia hasta el momento, difícilmente pudo ser sólo un acontecimiento de chavales ociosos. El propio general De Gaulle tuvo que adelantar las elecciones para rebajar la presión social.

“Nosotros no somos del 68, sino del 89: cuando los jóvenes nos pusimos delante de un tanque en Tiannanmen parando el comunismo, tiramos con nuestras manos el muro de Berlín, es la revolución de los jóvenes”. Pablo Casado en 2008 contaba con 27 años y era el líder de las juventudes del PP –Nuevas Generaciones–. Pero es mucho decir que el muro de Berlín, es decir, el telón de acero; es decir, el bloque soviético, cayó por las manos de los jóvenes.

En aquel discurso criticaba a la izquierda por “estar todo el día” con “la guerra del abuelo y las fosas de no sé quién”. La lección de Historia de Pablo Casado omite que la “guerra del abuelo” es la Guerra Civil que desembocó en una dictadura cuyo legado condenó el Parlamento Europeo hace unos días con el voto en contra de los eurodiputados del PP. Y también obvia que las fosas de no sé quien son aquellas que, a diferencia de la del dictador en un mausoleo, se encuentran en las cunetas sin identificar porque pertenecen al bando perdedor de la guerra.

En aquella intervención, Casado dio más lecciones de Historia: afirmó que el comunismo ha causado 100 millones de muertos –se basa en el Libro negro del Comunismo, que atribuye a la ideología fallecimientos millonarios por hambrunas en la URSS y China–; y que el Che Guevara fue un mercenario y un asesino. Lo que no dijo Casado es qué fortuna amasó el Che como soldado de fortuna y que, eso sí, fue asesinado a sangre fría con la intervención los servicios secretos estadounidenses en Bolivia.

Y eso que Casado debería conocer bien dónde se encuentra Bolivia, toda vez que albergó Potosí, una de las minas de plata más expoliadas por los españoles en lo que fue “el hito más importante de la humanidad junto con el imperio romano”.

Y es que, si no fuera por el PP, “España no sería lo mismo que lo que venía siendo durante cinco siglos”. Pero, ¿a qué España se refiere Casado? ¿La de los Austrias o los Borbones? ¿La de la Ilustración o la Contrarreforma? ¿La del 2 de Mayo o la de Fernando VII? ¿La liberal o la absolutista? ¿La de Primo de Rivera o la de la Segunda República? ¿La de Franco o la del antifranquismo y el exilio?

Una lección de historia que sí recordó bien Pablo Casado, aunque luego intentó rectificarla al darse cuenta de lo que había dicho, fue cuando comparó en octubre de 2017 el futuro que le esperaba a Carles Puigdemont y los políticos independentistas catalanes, con lo que le ocurrió a Companys: “Vimos que el pasado día 6 pasó sin pena ni gloria el 83 aniversario de la declaración de independencia por parte de Companys. Creo que la historia no hay que repetirla, esperemos que mañana no se declare nada. A lo mejor, el que lo declare acaba como el que lo declaró hace 83 años”. ¿Y cómo acabó Companys? Fusilado.

La periodista Anabel Díez, de El País, reaccionó inmediatamente en el turno de preguntas y pidió que confirmara que su frase se refería a lo sucedido en 1934, fecha en la que Companys estuvo entre rejas por orden de la República, y no a su asesinato de 1940.

La respuesta de Casado aclaró poco las cosas: “Me refiero a lo que para ellos es una fecha épica, la declaración de independencia tuvo una contestación, que yo no soy ni historiador, ni soy tampoco futurólogo. Lo que estoy diciendo es que, según lo que pasó en esa época, que tampoco es una época recordada por una extrema derecha al frente de las responsabilidades del Gobierno. De hecho creo que estaba Santiago Alba de presidente de las Cortes republicanas, pues eso es lo que pasó. Me tomo una licencia de hacer referencia a lo que se ha cumplido el viernes, que ellos recordaban mucho pensando que iban a hacerlo coincidir con su declaración y luego, a lo mejor, se les ha quedado por delante”. 

Militares que dan golpes de Estado “desarmados”; “jóvenes aburridos que destrozaban las calles en mayo del 68” frente a jóvenes que ellos solos tumbaron el muro de Berlín y pararon el comunismo en China en lugar de “perder el tiempo con la guerra del abuelo y las fosas de no sé quién”. Así es la Historia, según Pablo Casado.

Manifiesto de Miguel Primo de Rivera, publicado por ABC el 14 de septiembre de 1923

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