Fernández Díaz insiste en que su reunión con Rato se produjo “con luz y taquígrafos” y que lo recibió porque consideró que era “su deber” una vez supo “la naturaleza personal y el carácter sensible” de la petición de Rato. Por eso, ha dicho, guardó “reserva”, pero a la vez ha afirmado que se hizo “con transparencia”. El ministro ha advertido de que se podía haber reunido con Rato “en un piso franco o de forma clandestina”, pero que conscientemente decidió hacerlo durante una hora en la sede del ministerio.