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Pedro Sánchez: “No se puede decir que Venezuela es una democracia cuando hay presos políticos”

Pedro Sánchez llega a Bogotá, donde se reunirá con el presidente, Iván Duque.

Irene Castro

Bogotá (Colombia) —

Pedro Sánchez sube el tono con Venezuela: “No se puede decir que es una democracia cuando hay presos políticos”. Con esa contundencia se pronunció el presidente en una entrevista en el periódico chileno El Mercurio tras haber sorteado esa misma afirmación en una rueda de prensa junto al presidente de Chile, Sebastián Piñera, en la que Sánchez mostró su “gran preocupación” por la situación, pero defendió que no debe haber “injerencias” de España ante la crisis venezolana.

En Moncloa creen que no era apropiado pronunciarse en esos términos sobre un tercer país en un encuentro oficial con uno de los estados más beligerantes con el régimen de Maduro que, según Sánchez, vulnera derechos humanos. El Gobierno de Sánchez aboga por una solución dialogada -“un diálogo entre venezolanos”, expresó el presidente- y que no haya “injerencias” sino “acompañamiento” por parte de España. Fuentes del Ejecutivo sostienen que las sanciones no son incompatibles con el diálogo mientras que no son partidarias de las condenas que pueden acarrear un “efecto boomerang de más cierre” del régimen de Maduro. Tampoco ven en la amenaza de denuncia ante la Corte Penal Internacional por parte de algunos países, entre Chile y Colombia, entre otros, sea una solución pues que no habría “marcha atrás”.

“No es una crisis que nos resulte ajena que miremos para otro lado”, aseguró Sánchez. El Gobierno cree que ya se está moviendo a nivel internacional una respuesta ante la crisis migratoria -aproximadamente dos millones de venezolanos han emigrado y 1,2 millones están registrados en Colombia, según los datos del Ejecutivo- y que es ahí donde España puede “involucrarse de manera constructiva” y tratar de “movilizar” a la UE en cuestiones como la asistencia técnica o la atención a refugiados.

“Nos asusta una modificación del acuerdo con las FARC”

Sánchez aterrizó este miércoles en Colombia, uno de los platos fuertes de la gira latinoamericana que ya le ha llevado a Chile y Bolivia. El presidente del Gobierno llega al país que preside desde hace escasas semanas Iván Duque con una oferta de ayuda para el proceso de paz -que engloba el apoyo al acuerdo alcanzado con las FARC y un posible “acompañamiento” en un “eventual diálogo” con la guerrilla del ELN- a la espera de que el nuevo jefe del Ejecutivo colombiano marque una posición.

Duque cuestionó durante la campaña electoral el acuerdo alcanzado por su antecesor, José Manuel Santos, con las FARC. El Gobierno español no esconde su preocupación ante la posibilidad de que se retoque dicho pacto. “Nos asusta un poco que vaya a modificar el acuerdo”, aseguran fuentes del Ejecutivo que explican que así se lo han hecho llegar por la vía diplomática a Duque distintos países europeos.

“Duque dice que no va a poner en peligro el acuerdo de paz, pero el mandato [logrado en las urnas] exige algunas modificaciones”, expresan esas fuentes. La intención es evitar que los condenados puedan ocupar un escaño, que la amnistía no cubra los delitos de narcotráfico o limitar el periodo en que las FARC tienen asegurada la representación parlamentaria. “No los ha prenegociado con las FARC”, subrayan esas fuentes, que admiten que la “operación” de Duque puede tener riesgo.

Sánchez le trasladará el apoyo al acuerdo que en Moncloa entienden es “global a la continuidad del proceso sin sobresaltos”. Su otra oferta será la de acompañar a Colombia en un “eventual diálogo con el ELN”. Santos no consiguió cerrar un acuerdo y Duque se ha dado un plazo de un mes para orientar su posición definitiva. En medio de ese periodo se produce la visita del presidente español, que espera que Colombia acepte su ofrecimiento.

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