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Opinión - Un tercio de los españoles no entienden lo que leen. Por Rosa María Artal

¿Quién teme más al 26J?

Pedro Sánchez, Pablo Iglesias, Albert Rivera y Soraya Sáenz de Santamaría.

Gonzalo Cortizo

La probabilidad de unas nuevas elecciones se ha instalado ya en los planes de las principales formaciones políticas que, de puertas hacia afuera, continúan realizando llamadas a un acuerdo que todos juzgan muy complicado. Podemos y PSOE son los dos partidos con peores cartas en el escenario de repetición electoral. Al partido de Iglesias la campaña les llegará sin haber superado la crisis interna que ha obligado a Errejón e Iglesias al enfriamiento de sus relaciones para evitar males mayores.

Para Pedro Sánchez un nuevo examen con las urnas podría suponer el final de su ciclo político. PP y Ciudadanos son, a día de hoy, quienes cuentan con mejor posición ante el escenario de repetición electoral.

La reunión a tres que este jueves mantendrán PSOE, Ciudadanos y Podemos no parece ofrecer grandes expectativas para el acuerdo. “No es difícil, es lo siguiente”, señalaba este martes el portavoz socialista Antonio Hernando. Desde Podemos, Íñigo Errejón advertía a Ciudadanos de que “a una negociación hay que acudir con otro tono”, en referencia a sus exigencias por las que o Podemos acepta el acuerdo que ya rechazó en la sesión de investidura o no hay nada que hacer. El equilibrio del pacto que se busca parece imposible y, además, apenas queda tiempo.

En este contexto, los principales partidos analizan ya con qué expectativas se enfrentan a una nueva campaña electoral. “No le tenemos miedo a unas nuevas elecciones”. La frase, pronunciada por Errejón este martes en rueda de prensa, se aleja bastante de los análisis que se hacen de puertas adentro en Podemos. La formación morada todavía no tiene claro si podrá repetir la estructura de confluencias con la que se presentó ante los votantes el 20D.

Todos dan por sentado que los ciudadanos no quieren votar de nuevo y culparán a los políticos por no haber conseguido un acuerdo. “Esperemos que el hartazgo por la dificultad para ponerse de acuerdo no se transforme en hartazgo político”, concluye Errejón cuando se le pregunta por el resultado de las encuestas y por un CIS que ya sitúa al desgobierno como uno de los principales problemas señalados por los españoles.

En Ferraz, la preocupación no es menor. El equipo de Pedro Sánchez quiere llegar a las elecciones con el mantra de que ha hecho todo lo posible para el acuerdo. El argumento no servirá de nada si tras el 26J el PSOE se mantiene en unos números que, según recuerdan los críticos a la dirección, son los peores de su historia. El equipo del candidato fía toda su suerte a la capacidad del joven político madrileño de crecerse en campaña.

Los críticos con Pedro Sánchez han desistido de hacer nada antes de que las urnas vuelvan a hablar. Si el resultado se mantiene invariable, el candidato socialista verá por primera vez cómo su liderazgo peligra en términos reales.

Las dificultades que unas nuevas elecciones plantean para ambas formaciones no influyen, según fuentes parlamentarias, en que el acuerdo sea más sencillo. El PSOE más oficialista no se cree que Pablo Iglesias tenga una voluntad sincera de llegar a un acuerdo, además de que Ciudadanos cada vez lo va a poner más complicado. “Nadie va a aceptar un mal acuerdo por miedo a las urnas”, señalan fuentes del grupo parlamentario socialista.

Ciudadanos vuelve a aparecer como principal beneficiado de las encuestas publicadas por los medios. Se repite una circunstancia que ya se dio durante la campaña electoral de diciembre pero que la realidad nunca confirmó. Aun así, los últimos movimientos del partido de Rivera parecen encaminados a entorpecer el pacto a tres.

Mientras tanto, el Partido Popular de Mariano Rajoy espera la celebración de nuevas elecciones como si se tratase de su única opción de redención. El líder del PP ha conseguido sobrevivir estos meses sin que las presiones para que diese un paso atrás hayan tenido nunca una dimensión digna de considerar. Rajoy quiere beneficiarse del aumento de la abstención y de un presumible ascenso de Ciudadanos. El discurso del PP para la campaña ya está hecho y consiste en denunciar la incapacidad del resto para encontrar alternativas a la formación más votada.

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