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Sobre este blog

No nos gusta la palabra “discapacitado”. Preferimos retrón, que recuerda a retarded en inglés, o a “retroceder”. La elegimos para hacer énfasis en que nos importa más que nos den lo que nos deben que el nombre con el que nos llamen.

Las noticias sobre retrones no deberían hablar de enfermitos y de rampas, sino de la miseria y la reclusión. Nuria del Saz y Mariano Cuesta, dos retrones con suerte, intentaremos decir las cosas como son, con humor y vigilando los tabúes. Si quieres escribirnos: retronesyhombres@gmail.com

De viaje a la ortopedia

Ortopedia

Raúl Gay

Más de una vez hemos hablado aquí de la relación entre retronez y dinero; tener problemas físicos sale muy caro. Hoy quiero explicar cómo funciona el sistema de ortopedia y cómo podría mejorarse.

Yo necesito una silla de ruedas con motor (aka silla eléctrica) para moverme por trayectos largos (todo lo que supere casa y trabajo). La última me costó 2.259 euros, sin incluir algunas adaptaciones como la altura o la posición del joystick (soy zurdo). El proceso ordinario en Aragón -quizá varía en otras comunidades- es:

  1. voy a mi médico rehabilitador de la Seguridad Social
  2. le digo que necesitas una silla eléctrica porque la vieja está escacharrada
  3. me firma un papel
  4. llevo el papel a la ortopedia
  5. me lo devuelven porque ha puesto mal el código
  6. repito los pasos 1, 2, 3 y 4
  7. me enseñan varias sillas
  8. elijo una y estudio las adaptaciones necesarias
  9. pago 2259 euros + lo que cuesten las adaptaciones
  10. espero varios meses hasta que el Estado me devuelve la parte que considera que debe devolverme.

El servicio de salud de cada Comunidad Autónoma sufraga una parte de las herramientas que un retrón necesita para poder salir a la calle, ver, escuchar, ducharse... Pero lo hace después de que hayas pagado el 100% del producto. ¿Qué porcentaje subvenciona? Depende del producto. Por ejemplo, pagan unos 300 euros para una silla de ruedas estándar; si resulta que necesitas una de 500 porque tiene un respaldo más alto, te toca apoquinar el resto.

La mayor parte de los servicios del Estado funciona al revés. El transporte urbano público es en realidad más caro que el billete de autobús o tranvía que pagamos. Pero se entiende que ya está bonificado, que, de alguna manera, se costea vía impuestos. Lo mismo sucede con la Universidad pública. La mayor parte la sufragamos entre todos y luego cada alumno paga unas tasas.

Si aplicáramos el sistema de ortopedia a la educación superior pública, resultaría que el alumno debería pagar cada año unos 6.000 euros y en junio el Estado le devolvería el 85% que subvenciona ahora. Sería inviable. Sería una Universidad para ricos.

Parecido sucede con la ortopedia.

En mi caso, mis últimos gastos fueron:

  • 2200 de la silla eléctrica (más adaptaciones)
  • 3600 de unas órtesis (estructuras que me sirven para caminar distancias cortas)
  • 400 de una silla manual (para viajes fuera de Zaragoza)

No todos pueden gastarse ese dinero, por mucho que luego devuelvan parte.

Además, la crisis también afecta a la ortopedia. Antes de Lehman Brothers, el servicio de Salud de Aragón tardaba unos 5 meses en abonar las ayudas. Ahora lleva desde octubre de 2011 sin pagar.

¿Y qué sucede si no puedes pagar los 2 mil euros que vale la silla que necesitas? Puedes tratar de conseguir que un trabajador social te firme un informe en el que señale que no hay dinero suficiente en la unidad familiar. Si lo que necesitas supera los 600 euros, la Seguridad Social paga directamente a la ortopedia; si no es así... Ajo y agua.

La trampa de la unidad familiar es un recurso que el Gobierno, las Comunidades Autónomas y Ayuntamientos está aplicando en muchos ámbitos para ahorrarse dinero. Mi ortopeda me contaba esta semana el caso de un hombre mayor, amputado, que no podía costearse una silla de 400 euros. Ahora su hijo y su nuera se han ido a vivir con él porque no pueden pagar su piso; como el dinero de la unidad familiar supera el baremo de turno, el señor se ha quedado sin silla. O la paga él y espera a que, ejem, la-economía-recupere-la-senda-del-crecimiento-y-se-vuelva-a-crear-empleo para recibir la subvención o consigue ayuda de alguna ONG.

Por cierto, yo no estoy en esa situación, pero debería cambiarme de silla pronto. (La Seguridad Social te subvenciona una silla eléctrica cada 3 años; si la desgastas antes, tú verás). El problema es que ahora me viene mal gastarme más de 2500 en una silla, más aún sabiendo que falta mucho para que la SS me desembolse la ayuda.

Lo ideal sería que los retrones tuviéramos estas necesidades cubiertas pero todavía falta para eso. Por el momento, me conformaría con tener que pagar a la ortopedia sólo la parte que me corresponde. Eso implicaría que la SS tendría que pagar pronto a las ortopedias para que no se arruinaran.

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Petición a los lectores: ¿podéis contar cómo funcionan las ayudas a ortopedia en otras Comunidades?

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