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Catalunya y Canarias registran un repunte del 30% en los refugios para víctimas de violencia de género, mientras su uso baja en otras comunidades

Pancarta contra la violencia machista.

Ana Requena Aguilar / Marta Borraz

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Ya al comienzo de la pandemia, expertas y organismos advirtieron: la violencia de género podía aumentar o recrudecerse en medio del confinamiento. Sin embargo, los datos disponibles aún no permiten conocer con exactitud cómo está afectando el confinamiento a la violencia machista. Según la información recopilada por eldiario.es, en algunos territorios los recursos de emergencia y de acogida para mujeres que han sufrido violencia de género han registrado un repunte de mujeres atendidas de hasta el 30% respecto al mismo periodo del año anterior. Es el caso de Catalunya y Canarias. En Galicia, el repunte asciende al 85%. Sin embargo, en otras comunidades, como Andalucía o Castilla y León, el número de mujeres atendidas por estos recursos se mantiene o incluso baja durante el periodo de alarma.

Al menos tres comunidades registran aumentos significativos en el número de mujeres que han tenido que ser acogidas por los servicios de urgencia y las casas de acogida. En Catalunya, tras constatar menos peticiones las dos primeras semanas de estado de alarma, la red de violencia machista de la Generalitat ha aumentado la acogida hasta la primera semana de mayo: en total, 139 mujeres y 169 niños, un 30% más que el año pasado. Además, los servicios de atención de urgencia, en su mayoría en manos de los ayuntamientos, también han registrado un aumento de la demanda del 40%. El desborde de los pisos de urgencia municipales ha hecho que tres mujeres estén alojadas en albergues de la Generalitat durante el estado de alarma mientras la administración encuentra un piso para ellas.

Para hacer frente a la crisis del coronavirus, el Ministerio de Igualdad ha permitido a las comunidades poder gastar este año el dinero del pacto de Estado que se quedó sin usar en 2019 para proporcionar un techo a las mujeres maltratadas. Lo que para otras autonomías ha sido una ayuda, en Catalunya sin embargo no ha tenido efecto alguno porque la comunidad ya usó los fondos de 2019 para inaugurar en febrero 15 nuevos pisos para proteger a las víctimas. El secretario de Igualdad, Oriol Amorós, no ve otra salida que incrementar los fondos del Pacto de Estado, especialmente para viviendas que deben tener vocación de permanencia y no pueden cederse temporalmente, como ocurre con las que dejan las entidades financieras para familias afectadas por desahucios.

En Galicia, la Conselleria de Igualdade confirma el aumento del número de mujeres que han necesitado acudir a la red de acogida. Si del 15 al 17 de mayo de 2019 gestionaron 20 casos, durante el mismo periodo de este año han registrado 37, es decir, un 85% más. La red de acogida está al 92% de su capacidad, aunque la Conselleria ya ha recurrido a establecimientos hoteleros para derivar cinco casos que necesitaban una atención particular.

En Canarias, durante el estado de alarma, 51 mujeres que estaban sufriendo violencia machista han tenido que abandonar sus hogares y ser acogidas por la red de recursos de la comunidad autónoma. En total, han sido 80 personas acogidas, ya que a ellas se les suman 29 menores. Estos datos se traducen en que, solo en abril, ha aumentado en un 31% el número de mujeres acogidas por la red de recursos respecto al año pasado.

Para la directora del Instituto Canario de Igualdad, Kika Fumero, se trata de unas cifras que demuestran que se ha producido “un aumento de violencia durante el confinamiento”, como “ya demostraron las experiencias de China o Italia y como se ha evidenciado en otras situaciones como inundaciones o períodos en los que no se ha podido salir tanto de casa y se ha tenido que pasar más tiempo con el agresor”. También “en Navidad o vacaciones hay repuntes de violencia”, añade. Y es que, “un período tan largo de confinamiento supone estar 24 horas al día sin respiro, rehén de otra persona. Esto afecta a lo emocional, los agresores están más nerviosos y, por tanto, la violencia se ha incrementado”, señala Fumero.

El Dispositivo de Emergencia de Mujeres Agredidas (DEMA) ha tenido que intervenir en 143 ocasiones. La mayoría de mujeres ha preferido no ser acogida en los espacios disponibles para víctimas de violencia de género y han acudido a casa de familiares. “Siempre prefieren acudir a casa de una persona cercana si tienen opción”, señala la directora del Instituto Canario de Igualdad. A pesar de ello, sí se han generado problemas de saturación de los recursos que hay habilitados, también porque algunas mujeres han tenido que realizar cuarentenas. No obstante, los problemas de espacio se han ido solventando recurriendo a hoteles u otros espacios adaptados.

El Ministerio de Igualdad aprobó hace semanas un Plan de Contingencia contra la Violencia Machista que incluía la posibilidad de que las administraciones dispusieran de hoteles y otros alojamientos turísticos para acoger a mujeres que sufrieran violencia machista si los recursos habituales eran insuficientes. Según fuentes de Igualdad, al menos también Galicia, Cantabria, Extremadura, Castilla-La Mancha y Murcia han utilizado esta fórmula, si bien en esta última comunidad lo han hecho para alojar a mujeres víctimas de trata o en situación de prostitución.

Situación desigual

Muchas comunidades son reticentes a dar los datos completos que permitan saber, no solo el nivel actual de ocupación de estos recursos, sino su evolución durante la pandemia y las diferencias respecto al año anterior. Es el caso de Castilla-La Mancha, que se limita a subrayar que hay plazas disponibles y que, en caso de ser necesario, ya tienen habilitadas plazas extraordinarias para acoger a más mujeres. La comunidad confirma, no obstante, que ha recurrido a “algún alojamiento hostelero” como recurso de acogida de urgencia y hasta el traslado de la mujer a un recurso de acogida estable.

En la Comunidad Valenciana, durante el estado de alarma han aumentado ligeramente las mujeres acogidas: en abril fueron 27, frente a una media a lo largo de 2019 de 21 mujeres, según los datos de la vicepresidencia primera y Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas. Fuentes de la conselleria apuntan que es probable que haya un incremento de casos cuando pase el estado de alarma: “La comunicación con algunas de las mujeres a las que se hace seguimiento ha sido complicada durante el confinamiento. En algunas ocasiones no podían hablar al encontrarse confinadas con sus parejas o tenían que recurrir a salir al balcón o encerrarse en el baño para hacerlo”.

Los datos aportados por otras comunidades muestran, sin embargo, que la situación en los recursos de acogida es similar a la de otros momentos, o que incluso el nivel de ocupación de los centros ha descendido. Es el caso Andalucía y Castilla y León. La primera señala que la ocupación de sus centros está al 70%. Durante el confinamiento, las mujeres que han necesitado acudir a su red de acogida ha descendido: han sido, de momento, 146 frente a las 202 del mismo periodo del año pasado. En Castilla y León, la consejería asegura que no ha habido un aumento de ingresos respecto a la media, ni en las casas de acogida ni en los centros de emergencia.

¿A qué pueden deberse estas diferencias entre comunidades? La presidenta de la Federación de Asociaciones de Asistencia a Víctimas de Violencia Sexual y de Género (FAMUVI), Mariti Pereira, explica que el asunto es complejo y que intervienen factores diversos que hacen difícil saber, a día de hoy, qué está sucediendo exactamente con la violencia machista. Uno de esos factores son los recursos existentes y las campañas de publicidad. “No en todos los sitios se han publicitado los recursos de la misma manera ni se han hecho las mismas campañas durante estas semanas y eso está pudiendo influir en cómo perciben la situación las mujeres que están sufriendo violencia en diferentes lugares”, apunta. Hasta que no salgamos del estado de alarma, asegura, no vamos a tener una radiografía completa de qué es lo que ha sucedido estas semanas.

“Allá donde los recursos son mejores también parece natural que las mujeres acudan más. Donde haya más facilidad, más campañas, un acercamiento más amplio a la violencia de género es más fácil que muchas acudan”, prosigue Pereira. La experta subraya también que las perspectivas socioeconómicas de las mujeres pueden también influir: “El futuro no es precisamente muy claro. La mayoría además tienen niños que van con ellas”. La incertidumbre respecto al empleo, la vivienda o las posibilidades de dejar luego los centros de acogida pueden hacer que muchas mujeres se mantengan en la situación actual, “salvo en casos de violencia muy grave”.

Pereira cuenta, incluso, que reciben llamadas de mujeres que salieron del ciclo de la violencia hace un año y que buscan ayuda, agobiadas por la situación. “Se plantean incluso por qué rompieron, piensan que si siguieran tendrían al menos una forma de sacar adelante a sus hijos o cuentan que ahora si van al trabajo tienen que dejar a sus hijos solos y temen que el padre las denuncie”.

“En esta situación hay una convivencia 24 horas con el agresor, así que la violencia ha podido aumentar”, explica por su parte María del Mar Rosales Viera, trabajadora social del Dispositivo de Emergencia para Mujeres Maltratadas (DEMA) de Gran Canaria. La experta apunta a que el incremento del acogimiento en algunos lugares puede estar relacionado con que los dispositivos sociales funcionan a medio gas: “Antes igual iban a servicios sociales y les gestionaban alguna ayuda de emergencia, por ejemplo, pero ahora esa primera línea no funciona igual”.

La trabajadora destaca la importancia de que en Canarias en ningún caso se exija denuncia para entrar a un recurso de acogida y de que las instituciones hayan hecho “un esfuerzo” por acercarse a las mujeres. “Aquí tenemos una estructura muy consolidada y a nosotras nos llaman siempre y hacemos atención y acompañamiento incluso aunque las mujeres no lleguen a denunciar”, explica. Algo especialmente clave en un momento en el que la presentación de denuncias se puede estar viendo afectada. Precisamente el hecho de que acudir al sistema judicial no sea un requisito para acceder a ayudas o derechos es lo que iba a tratar el Gobierno con las comunidades en la Conferencia Sectorial de marzo, pero el coronavirus ha trastocado las previsiones. En todo caso, ya es un sistema aprobado a nivel estatal, pero no hay homogeneidad en cómo lo aplican las autonomías.

En su experiencia, durante estos dos meses también se ha notado que “de forma más recurrente” avisan vecinos o vecinas de una situación de violencia de género que escuchan desde casa. En este sentido, Ángeles Carmona, presidenta del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género del CGPJ avisaba a principios de abril de la “importante implicación de los ciudadanos” durante la cuarentena, ya que normalmente el número de denuncias presentadas por terceros es baja (un 5,4% del total en 2019).

Más llamadas y consultas online

“No ha habido un repunte de mujeres que hayan tenido a acudir a casas de acogida”, señala por su parte María José García, directora del instituto de la Mujer de Murcia. “Al principio del estado de alarma de hecho, hubo incluso un estancamiento en los datos”, asegura. Ahora que se está “relajando” un poco más la situación de confinamiento las llamadas al 112 están aumentando en la comunidad murciana. No obstante, la directora del Instituto de la Mujer indica que en las casas de acogida de Murcia “no ha habido un aumento importante durante la crisis del coronavirus, al igual que tampoco en el centro de emergencia, que es el primer espacio al que acuden las mujeres.

En Euskadi, Emakunde asegura que los recursos no han estado en ningún momento a plena ocupación, salvo en Bizkaia, donde sí han hecho uso de un refuerzo del recurso de urgencia para atender los casos que han llegado.

Según ha informado la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, las consultas al 016 no han dejado de incrementarse durante el estado de alarma: en abril hubo 8.632 llamadas, un 60% más que las registradas en 2019. El aumento es significativamente superior al ya anotado en marzo, cuando del 14 al 29 se dio una escalada del 12% respecto al mismo periodo del año pasado.

La tendencia es similar en el chat online, un servicio que, por su propia naturaleza, ha podido ser percibido por muchas mujeres como la única opción al convivir 24 horas al día con el agresor. Los últimos datos revelan que su uso también ha subido y en abril ha registrado 295 consultas frente a las 43 de 2019.

Estas cifras contrastan con un descenso generalizado de los asuntos nuevos en los Juzgados de Violencia sobre la Mujer, al menos durante el primer mes de confinamiento y gracias a las apreciaciones directas de los magistrados. Según informó el Consejo General del Poder Judicial, los jueces llegaron a calcular bajadas de hasta el 60% en Sevilla o de entre el 30 y el 70% en Madrid. No obstante, el CGPJ llama a la “prudencia” a la hora de analizar las cifras, puesto que un elevado porcentaje de los nuevos asuntos, alrededor de tres de cada diez, suelen ser quebrantamientos de condena que en esta etapa pueden haberse reducido.

Al mismo tiempo, el organismo ya alertaba de que el encierro en el domicilio “es un factor que puede incrementar el riesgo de agresión y, al mismo tiempo, dificultar la presentación de denuncias a las mujeres”, una percepción compartida por las expertas y por la propia Organización Mundial de la Salud, que ha llamado la atención sobre cómo la COVID-10 puede “exacerbar” el riesgo al que se enfrentan las víctimas.

Este artículo ha sido elaborado con información de Jennifer Jiménez, Oriol Solé, Maialen Ferrera, Francisca Bravo, Javier Ramajo, Laura Cornejo, Adolf Beltrán, María Pampín y Santiago Cabrera.Jennifer Jiménez, Oriol Solé, Maialen Ferrera, Francisca Bravo, Javier Ramajo, Laura Cornejo, Adolf Beltrán, María Pampín y Santiago Cabrera.

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