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Médicos, ingenieros y diseñadores se organizan para dar soluciones ante la emergencia sanitaria por el coronavirus

120 fallecidos y 4.209 infectados por coronavirus en España

Constanza Lambertucci

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Médicos, ingenieros, diseñadores y más profesionales voluntarios se han empezado a organizar de forma telemática para desarrollar soluciones baratas y rápidas de ventilación para pacientes contagiados con coronavirus. Los respiradores son un insumo necesario para atender a los afectados, que llegan con síntomas como fiebre y tos seca, y que podrían duplicarse en los próximos días en España, según el Gobierno. Ante un posible escenario en el que falten estos dispositivos de alta tecnología, los expertos buscan ofrecer planos de código abierto para replicar los dispositivos más sencillos fácilmente.

Mientras el número de infectados crece en el país y los hospitales se llenan, la conversación en un grupo de Telegram que ya suma más de 580 participantes no paraba este viernes por la mañana. Decenas de profesionales lanzaban propuestas a contrarreloj para desarrollar un dispositivo barato, sencillo de usar y de fácil fabricación:

–Estoy ahora cogiendo el modelo de ventilador y lo estoy modificando para hacer un esquema; ya tengo el pseudocódigo del software.

–Necesitamos que alguien con conocimientos de neumología.

–¿Debe imitar el típico respirador de botella?

–Yo dispongo de impresora 3D, si sirve para algo.

Las ideas se sumaban; había momentos de “caos”, según expresaban algunos participantes; alguien creaba un Excel de voluntarios que crecía con el paso de las horas; se apuntaba un anestesista de Tenerife y un ingeniero de Ginebra; de repente, alguien empezaba a hablar en inglés; se intercambiaban vídeos de Youtube sobre soluciones pasadas, información de manuales impresos, bocetos a mano… La reflexión avanzaba.

“Hay mucha gente que tiene mucho interés en hacer algo. Así pues, poner la inteligencia colectiva a funcionar no es una mala cosa”, opina David Cuartielles, ingeniero y fundador de Arduino, una compañía de desarrollo de software y hardware libres. El ingeniero añade: “Sirve como catarsis, pero además puede servir para ayudar a llegar a una solución técnica válida”.

En los próximos días, habrá más infectados con coronavirus, según el Ministerio de Sanidad. El presidente, Pedro Sánchez, ha decretado el estado de alarma durante 15 días y no descarta que el número de infectados alcance los 10.000 la próxima semana. En Madrid, por ejemplo, donde se concentra casi la mitad de contagios en España, el Ejecutivo regional ha anunciado que hoteles, residencias y domicilios comenzarán a funcionar como hospitales improvisados.

“Si asistimos a un pico muy elevado, las capacidades de facilitar asistencia son limitadas porque los equipos son muy caros y los hospitales no pueden tener cientos de equipos esperando un brote pandémico. De ahí la pregunta: ¿podemos hacer algo quizás no tan sofisticado pero que resuelva o ayude en esta situación?”, se cuestionó este jueves el bioquímico Jorge Barrero, director de la Fundación Cotec e impulsor de otra de las iniciativas, que se denomina Ayuda Innovadora a la Respiración (AIRE).

El bioquímico estaba “desesperado” tras una semana en casa y con la inquietud por “ser útil” en esta pandemia, que ha matado a más de 5.000 personas en todo el mundo. Contactó con tres expertos, que creyeron que era posible desarrollar o adaptar alguna tecnología “no tan puntera” para poder dar un servicio de urgencia, y armó un grupo de WhatsApp, que enseguida creció con una veintena de profesionales más.

En menos de 24 horas, definieron tres líneas de acción con hojas de ruta paralelas para buscar “soluciones diversas”. En ello están. Una línea de trabajo apunta a desarrollar desde cero sistemas sencillos, baratos, de fabricación y distribución rápida; otra busca adaptar tecnología preexistente, como la que utilizan personas con apnea; la última pretende apoyar a la industria que fabrica estos dispositivos para “llegar antes y con más” suministros.

Un centenar de expertos –algunos “desde la trinchera” y otros desde su casa– se han puesto a disposición de esta iniciativa, según Barrero, y ahora se organizan coordinados por Tecnalia, un centro tecnológico público del País Vasco. El desarrollo acaba de empezar. “No hay una solución, hay un equipo analizando varias estrategias. Puede que se llegue a un resultado interesante, a varios o a ninguno”, precisa Barrero.

El bioquímico señala que “hay varias tecnologías” que podrán contemplar los expertos. “Por ejemplo, hay sistemas que se pueden usar solo con el paciente dormido; otros que se pueden usar con el paciente despierto, pero no mucho tiempo; unos son más eficientes, otros son más sencillos de fabricar o menos costosos… Hay todo un mundo y el debate ahora es adónde vamos a apuntar el tiro para hacer alguna aportación que sea útil”.

Más profesionales trabajan desde otros grupos, aunque en la misma dirección y conectados. “La gente no para de escribir y se han autogestionado. Es bonito ver cómo se han unido”, afirma Esther Borao, ingeniera industrial especializada en automática y robótica y directora del Instituto Tecnológico de Aragón, que creó el grupo de Telegram que reúne a 580 profesionales casi en paralelo a Borrero.

Borao señala que “hay muchos desafíos” ahora, pero destaca que “el mayor” es que “la gente esté en casa para que no haya más contagios y los hospitales no se saturen”. “Ojalá no hagan falta respiradores”, reclama.

En otros países, como Estados Unidos o China, también han lanzado iniciativas similares casi al mismo tiempo y, en Twitter, ha surgido el hashtag en inglés #cheapventilators (respiradores baratos, en español). “No estamos solos. Si no somos nosotros, alguien conseguirá dar respuesta. Se trata de trabajar en cooperación”, defiende Barrero.

“Tenemos que entender que todos estamos conectados y esa capacidad de infección que tiene el virus es la misma que nosotros tenemos que conseguir para que los mensajes correctos se difundan y las iniciativas escalen”, defiende bioquímico. Barrero asegura que para “luchar contra el virus” es importante actuar “como un único superorganismo”: “No podemos vivir esto como una enfermedad individual, porque no lo es”.

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