Grupos animalistas y 16 premios Nobel se enfrentan en Europa por la investigación con animales
Miembros de la Comisión Europea recibieron el pasado lunes en audiencia pública a los organizadores de una iniciativa ciudadana que pretende poner fin a la investigación con animales, tras haber recopilado más de un millón de firmas en toda Europa. Ahora quedará en manos de la Comisión decidir si actúa o no a favor de la propuesta ciudadana.
Una decisión que se tendrá que tomar antes del próximo 3 de junio. Si ésta fuera favorable a los intereses de la iniciativa, el debate llegará al parlamento europeo, donde los distintos partidos políticos tendrán que posicionarse. Mientras tanto, el debate entre animalistas e investigadores seguirá abierto.
Guerra de cartas
Los miembros de esta iniciativa, llamada Stop Vivisection, han enviado una carta a los diputados del Parlamento Europeo para que reflexionen sobre una actividad cuya efectividad ponen en duda. La reacción de la comunidad científica no se ha hecho esperar y diversas instituciones también han enviado sendas cartas a la cámara alta para defender los beneficios de este tipo de investigación.
El objetivo de la iniciativa es la derogación de la actual directiva que regula la protección de los animales utilizados para fines científicos y el establecimiento de un nuevo texto que prohíba explícitamente la experimentación con animales. Desde Stop vivisection aseguran que no solo plantean esta iniciativa por motivos éticos, sino que también se basan en la existencia de “principios científicos sólidos que invalidan el modelo animal para predecir la respuesta en humanos”. Algo que niega la mayor parte de la comunidad científica.
En una carta abierta firmada por 16 premios Nobel, los investigadores aseguran que “la investigación con animales ha supuesto un enorme avance para la medicina moderna” y que “la comprensión de los complejos procesos del cerebro, desentrañar la genética del cáncer o el desarrollo de las nuevas vacunas, medicamentos y tratamientos […] no serían posibles sin la investigación con animales”.
“Casi todo se basa en los animales”
En España, la Confederación de Sociedades Científicas (COSCE) también emitió un comunicado el pasado febrero en el que muestran su oposición a la iniciativa y que también ha sido enviado a los diputados europeos. El documento insiste en la utilidad de la investigación con animales y resalta que “prácticamente todos los protocolos actuales para la prevención, curación y control de las enfermedades, de los antibióticos a las transfusiones de sangre, de la diálisis al trasplante de órganos, de las vacunas a la quimioterapia, de las operaciones quirúrgicas de corazón a la sustitución de huesos y articulaciones en cirugía ortopédica, se basan en el conocimiento obtenido mediante investigaciones realizadas en animales de laboratorio”.
Para Javier Moreno, representante de Igualdad Animal que intervino en la presentación de la iniciativa en el Parlamento Europeo, la reacción de los investigadores es “normal”, puesto que lo que se está haciendo es “cuestionar y derribar un paradigma muy arraigado y es lógico que quienes forman parte de esta industria defiendan que nada cambie”.
Según Lluís Montoliu, investigador de Centro Nacional de Biotecnología y miembro del Comité de Bioética del CSIC, el reemplazo de animales por otras técnicas es algo que se produce según los avances científicos lo permitan: “Hay bastantes proyectos que hace unos años se hacían con animales y que hoy se pueden hacer a nivel de investigación celular”, pero insiste en que “hay otros en los que a día de hoy es imposible prescindir de los animales”. Insiste en que los experimentos que se llevan a cabo “no son ocurrencias, sino que pasan por toda una serie de comités externos que aseguran que el tratamiento que se ofrece a los animales es adecuado y está justificado científicamente”.
El principio de las tres erres
El principio fundamental en el que se basan las actuales reglamentaciones sobre investigación con animales es el llamado principio de las 'tres erres': reemplazo del uso de animales por técnicas que no los necesiten siempre que sea posible, reducción al mínimo el número de animales utilizados y refinamiento, asegurándose de que los animales sufren lo menos posible.
La actual directiva europea sobre tratamiento de animales para fines científicos, en vigor desde el año 2010, establece que “aunque es deseable sustituir los procedimientos científicos con animales vivos por otros métodos”, la utilización de éstos “sigue siendo necesaria”. Además, añade que el objetivo final de la ley es el “pleno reemplazo de los procedimientos con animales vivos para fines científicos y educativos, tan pronto como sea científicamente posible hacerlo”.
Sobre el número de animales utilizados en investigación, el responsable de medios de Igualdad Animal, Javier Moreno, aseguró en la presentación de esta iniciativa en el Parlamento Europeo que “la experimentación con animales es uno de los mayores crímenes de nuestra historia” y que es “una de las actividades que mayor sufrimiento y muertes está generando en el mundo”.
Según los últimos datos del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio ambiente, en España se utilizaron unos 920.000 animales con fines científicos durante 2013 (últimos datos disponibles), la mayoría roedores. En 2014 en los mataderos españoles se sacrificaron más de 43 millones de cerdos, según datos del mismo Ministerio.