El hallazgo en Yorkshire que conecta a los vikingos con Oriente Medio hace más de mil años
El hallazgo de un excepcional tesoro vikingo en Bedale, al norte de Yorkshire (Reino Unido), ha permitido reconstruir una historia que trasciende la imagen de los escandinavos como meros saqueadores. Un nuevo estudio liderado por Jane Kershaw, profesora asociada de Arqueología de la Edad Vikinga en la Universidad de Oxford, demuestra que una parte significativa de la plata acumulada por estos grupos procedía de redes comerciales de largo alcance que enlazaban el norte de Europa con el Califato islámico, a miles de kilómetros de distancia. La investigación, publicada en la revista Archaeometry, combina análisis arqueológicos y geoquímicos para trazar, pieza por pieza, el origen de un conjunto enterrado hace más de un milenio.
Descubierto en 2012
El tesoro fue descubierto en 2012 y excavado en condiciones controladas. Reúne 37 objetos: 36 de plata y un pommel de espada anglosajona en oro con decoración Trewhiddle. Entre las piezas de plata destacan 29 lingotes y varios collares rígidos o neck-rings, incluido un ejemplar de gran tamaño formado por varillas trenzadas. Datado entre finales del siglo IX y principios del X, el conjunto se caracteriza por la ausencia total de monedas, algo poco habitual en hallazgos de este tipo. En su lugar, las piezas presentan numerosas marcas de corte o “nicks” para comprobar su pureza y peso, lo que apunta a su uso como bullion, es decir, como plata destinada a circular a peso en una economía de lingotes.
El equipo internacional de investigadores analizó 35 de las 36 piezas de plata mediante técnicas de isótopos de plomo y análisis de elementos traza, en colaboración con el British Geological Survey. Los resultados muestran un alto grado de finenza, con concentraciones de plata que oscilan entre el 93,9% y el 98,1%. Este examen permitió identificar tres orígenes principales para el metal: acuñaciones europeas occidentales (anglosajonas y carolingias), monedas de plata islámicas (dirhams) y aleaciones de procedencias mixtas.
Mayoritariamente originarios del Califato
El dato más revelador es que nueve de los lingotes, casi un tercio del total, corresponden a plata acuñada en territorios del Califato, en áreas que hoy forman parte de Irán e Irak. Estos dirhams, convertidos después en lingotes, habrían viajado desde Oriente Medio hacia el norte a través de la ruta oriental conocida como Austrvegr, que unía Escandinavia con el mar Caspio. Desde allí, la plata habría llegado a Inglaterra con los vikingos asentados en el norte del país, integrándose en un circuito económico que cruzaba el continente eurasiático.
El estudio, publicado en Archaeometry, también documenta que parte de la plata fue refinada mediante cupelación con plomo procedente de los Montes Peninos del Norte, concretamente de la zona de Alston, en Cumbria. Esta evidencia indica que los artesanos vikingos no solo fundían y reciclaban plata importada, sino que la transformaban localmente para adaptarla a sus patrones de peso y pureza. El gran collar trenzado, por ejemplo, combina plata de origen oriental y occidental y pudo haber sido fabricado en el propio norte de Inglaterra, lo que subraya el grado de integración cultural y económica de estas comunidades.
El saqueo fue solo una parte de la historia
Para Kershaw, estos resultados confirman que el saqueo fue solo una parte de la historia. La investigadora destaca que, junto a los botines obtenidos en campañas militares, los vikingos obtenían beneficios considerables del comercio a larga distancia, conectando el norte de Europa con el Califato islámico y trasladando grandes cantidades de plata cuando se establecían en Inglaterra. Esta visión matiza el estereotipo del guerrero depredador y lo sustituye por el de un agente activo en redes de intercambio globalizadas para su tiempo.
La ubicación actual de Bedale, una tranquila localidad de mercado, contrasta con el papel que desempeñó hace más de mil años como punto de destino de metales que habían cruzado continentes. El tesoro sugiere que Inglaterra no solo era objetivo de saqueos, sino también receptora de riqueza importada, integrada en un sistema de intercambios que conectaba el Atlántico norte con el Mediterráneo y Asia Central.
Con este estudio, el conjunto de Bedale se suma a otras evidencias arqueológicas que muestran una economía vikinga más diversificada de lo que se pensaba: a la fuerza militar y al cobro de tributos se sumaban el comercio, la fundición de monedas extranjeras y la estandarización de joyas y lingotes para facilitar su circulación. A través de la composición química de estos objetos, es posible reconstruir cómo funcionaban las bases económicas y sociales de los asentamientos vikingos en Inglaterra y cómo las rutas del metal trazaban un mapa que iba mucho más allá del mar del Norte.
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